En 1948 la CIA estaba en pañales. Frank Wisner fue nombrado director de la Oficina de Proyectos Especiales, que en breve sería renombrada como Oficina de Coordinación Política. Hablamos de la matriz de la red de espionaje y contrainteligencia de la CIA.
El propósito de la oficina era dirigir las operaciones clandestinas de la agencia, incluyendo: sabotaje, demolición, medidas de evacuación, subversión contra estados hostiles, creación de grupos de resistencia ilegales, guerra económica, propaganda, y apoyo a grupos fascistas o anticomunistas.
Para conocer más sobre las operaciones clandestinas de esta oficina en Europa, te recomendamos leer: Premio Nobel de la OTAN Parte 1
Los machos pueden contar con un repertorio que llegan a más de 200 melodías. Y fue más o menos lo que la CIA ideó para este proyecto.
La metodología usual consistía en poner informes elaborados- a partir de la inteligencia proporcionada por la CIA- a reporteros voluntarios o involuntarios. Algunos medios fueron reclutados (e infiltrados) por la CIA para propósitos de propaganda, y muchas de las informaciones que publicaban eran erróneas o falsas.
Difundidos a través de la prensa escrita, radio o la TV, gracias a estos periodistas, dichos informes serían repetidos o citados a través de los servicios de distribución de noticias e información.
Este programa de propaganda fue clave para el derrocamiento del Presidente Jacobo Arbenz en Guatemala y de Salvador Allende en Chile.
En 1975 el Senador Frank Church encabezó el Comité de Estudio de Operaciones Gubernamentales para las actividades de inteligencia. Su informe reconoce que la CIA invirtió al menos 4 millones 300 mil dólares en propaganda e influencia sobre los medios de comunicación chilenos.
“…Además de financiar a los partidos políticos…(el servicio secreto norteamericano) aprobó grandes sumas para sostener a los medios de oposición y para mantener así una campaña de oposición implacable. La CIA gastó un millón y medio de dólares para apoyar a “El Mercurio”, el principal periódico del país y el canal más importante de propaganda contra Allende. Según documentos de la CIA, estas gestiones tuvieron un papel significativo en la preparación del escenario para el golpe del 11 de septiembre de 1973…”
A raíz de esta investigación, el Congreso de los Estados Unidos admitió que, en tiempos de “paz”, la CIA había planeado el asesinato de líderes mundiales como Fidel Castro, Patrice Lumumba (la CIA confesó su asesinato en 2014) y el General René Schneider en Chile.
También admitieron, en los años 70, que la CIA invertía al menos 265 millones dólares al año en desinformar a los ciudadanos estadounidenses. El Reporte publicado por el congreso en 1976 confesaba que la CIA mantenía una red de centenares de individuos a lo largo y ancho del mundo, que entregaban información a la agencia, además de influir en la opinión pública de sus propios países por medio de propaganda encubierta.
“Estos individuos proveen a la CIA de acceso directo a un sinnúmero de periódicos y tabloides, servicios periodísticos y agencias noticiosas, estaciones de radio y televisión, editores de libros comerciales y medios extranjeros .”
1.- En los 25 años precedentes, más de 400 periodistas estadounidenses habían realizado secretamente tareas para la CIA.
2.- Agentes de la CIA se disfrazaban de periodistas en el extranjero
3.- Los periodistas fueron contratados para realizar tareas para la CIA con el consentimiento de las direcciones de las principales organizaciones de noticias de Estados Unidos.
4.- Los periodistas fueron utilizados para ayudar a reclutar y manejar extranjeros como agentes; Para adquirir y evaluar información y para plantar información falsa.
Robert Parry escribió “La victoria de la gestión de la percepción”, para explicar cómo en los años 80, la administración Reagan manipuló a los ciudadanos estadounidenses para superar lo que llamaron el Síndrome de Vietnam, como un paso previo para que la opinión pública reinterpretara como “legítimo” el intervencionismo yanqui en el mundo. Según el autor, la “gestión de la percepción” sentó las bases de la propaganda estadounidense contra su propia población y continúa vigente:
“El punto no sería informar honestamente al pueblo estadounidense acerca de los acontecimientos en todo el mundo, sino manejar sus percepciones aumentando el temor en algunos casos y desactivando la indignación en otros dependiendo de las necesidades del gobierno de Estados Unidos.”
En Estados Unidos la ley prohíbe que las actividades de Operaciones Psicológicas y propaganda sean aplicadas contra su población o financiadas con el dinero de los contribuyentes. Entonces, entró a jugar el capital privado: el primero de ellos Rupert Murdoch.
Así, Reagan logró convencer a los estadounidenses de que Nicaragua era una amenaza y lavó la cara de los contrarrevolucionarios de comportamiento salvaje y violadores de derechos humanos.
Desde junio de 1999 hasta marzo de 2000, CNN empleó a especialistas militares en “operaciones psicológicas“. Trabajaron como empleados regulares de CNN. Ayudaron en la producción de noticias durante la guerra de Kosovo. Christopher St. John para el momento era Coronel y Comandante del Cuarto Grupo de Operaciones Psicológicas. En un simposio militar sobre operaciones especiales realizado en Arlington, Virginia, dijo que la cooperación con CNN era un ejemplo de libro de texto de los lazos que el ejército estadounidense quiere tener con los medios.
CNN fue decisiva para la cobertura de la operación “Tormenta del Desierto” que movilizó una amplia coalición internacional para obligar a Irak a retirarse de Kuwait. A partir de entonces se empezó a emplear el concepto “Efecto CNN”, que pretendía, en principio e ingenuamente, denotar la influencia de los medios de comunicación sobre las decisiones de política exterior. La historia nos ha demostrado que CNN es un instrumento de la inteligencia norteamericana.
Para conocer más sobre el “Defecto CNN”
En el año 2006, el Archivo de Seguridad Nacional de la Universidad George Washington consiguió desclasificar La “hoja de ruta” de propaganda secreta del Pentágono. Este documento, fue aprobado por el entonces Secretario de Defensa Donald Rumsfeld.
El informe modernizaba la concepción de las campañas psicológicas- particularmente en tiempos de guerra- a las que definen como “operaciones planificadas para transmitir información e indicadores seleccionados a audiencias extranjeras para influir en las emociones, los motivos, el razonamiento objetivo y, en última instancia, el comportamiento de gobiernos, organizaciones, grupos e individuos extranjeros”.
El documento esbozaba cinco áreas claves:
1.- Operaciones de Información
2.- Guerra electrónica
3.- Operaciones psicológicas
4.- Seguridad Operacional – engaño militar
5.- Operaciones de redes informáticas.
Reconocían una vulnerabilidad con peso específico: son incapaces de garantizar que el público estadounidense salga ileso de la propaganda de guerra fabricada por el Pentágono.
Un año antes, el periodista de investigación James Bamford, había revelado la existencia de este documento en un artículo titulado “El hombre que vendió la guerra de Iraq”, publicado originalmente en la Revista Rolling Stone.
El artículo gira en torno a John Rendón, un propagandista que en 1989 diseñó una campaña de Operaciones Psicológicas en Panamá, para conducir a la elección de la CIA, Guillermo Endara, hasta el palacio presidencial en sustitución del General Manuel Noriega. El 20 de diciembre de 1989, mientras los estadounidenses bombardeaban distintos puntos de la capital panameña, Endara fue juramentado como Presidente de Panamá, en una ceremonia realizada dentro de una base militar de Estados Unidos.
Rendon es un experto en la llamada “gestión de la percepción”.
Su firma estuvo involucrada en la invasión a Irak: el Pentágono otorgó secretamente a Rendon un contrato de $16 millones para atacar a Irak y otros adversarios con propaganda.
Los trabajos realizados por periodistas, en el marco de esta operación, fueron citados por altos funcionarios como Condoleezza Rice, Colin Powell y Donald Rumsfeld.
Un artículo suscrito por David Barstow denuncia que detrás de ciertos analistas de TV está la mano del Pentágono.
La investigación realizada para el Diario The New York Times revelaba que el Pentágono había echado mano de unos 75 oficiales retirados a los que convirtieron en analistas de televisión para hacer de la Invasión a Irak una agresión legítima. Casi todos aparecieron en las pantallas de Fox News, NBC, CNN, CBS y ABC.
Estos tertulianos estrellas mantenían vínculos con contratistas militares. El Pentágono les proporcionaba “información privilegiada” y acceso a altos funcionarios con influencia decisiva en la contratación y presupuesto de compañías privadas de servicios militares.
Documentos del Pentágono, citados por Barstow, explicaban las ventajas de la utilización de estos analistas como multiplicadores de los mensajes claves para reforzar las ideas fuerza en la opinión pública, capaces de sustituir e influir con mayor eficiencia que la vocería oficial.
Algunos cobraban entre 500 y 1000 dólares por aparición. Los utilizaban para neutralizar o refutar las críticas sobre la guerra.
Nicky Davies, en la promoción de su libro sobre propaganda, compartió a través de Independent:
“Por primera vez en la historia de la humanidad, existe una estrategia concertada para manipular la percepción global. Y los medios de comunicación están operando como sus asistentes complacientes, fallando tanto para resistirse como para exponerlo.”
“El Pentágono ha designado ahora “operaciones de información” como su quinta “competencia básica” junto a las tierra, mar, aire y fuerzas especiales. Desde octubre de 2006, todas las brigadas, divisiones y cuerpos del ejército estadounidense han tenido su propio elemento de “operaciones psicológicas” produciendo resultados para los medios locales. Esta actividad militar está vinculada a la campaña del Departamento de Estado de “diplomacia pública”, que incluye el financiamiento de emisoras de radio y sitios web de noticias.”
Misión verdad puso la lupa en las operaciones mediáticas de la cadena CNN en 4 conflictos recientes de Washington: Libia, Siria, Irak y Afganistán. Este medio pone en evidencia a varios “agentes mediáticos” que aparecieron compartiendo con mercenarios y terroristas o con los propios soldados norteamericano en el terreno bélico. El objetivo es “gestionar las percepciones” para que el público norteamericano apoye los genocidios cometidos por Estados Unidos en esos países.
En Irak y Afganistán los corresponsales de CNN convivían con los soldados invasores y los acompañaban en las misiones. No existió nunca una mirada crítica ni objetiva.
En la cobertura previa a la Invasión a Libia, Anderson Cooper, periodista formado por la CIA, anunció en vivo: “El primer paso [es] convertir [a] Libia en una zona de exclusión aérea. Si hacéis que Libia sea una zona de exclusión aérea no podrán entrar más mercenarios… Hay que actuar.”
Ben Wedeman fue el corresponsal de CNN en Libia cuando empezó el conflicto gracias a los mercenarios inoculados o patrocinados por Estados Unidos y otras potencias para derrocar a Gaddafi. La operación de propaganda fue tan exitosa que hasta voces de la izquierda mundial justificaron la invasión que destrozó al país que tenía los mejores índices de desarrollo humano de África.
Clarissa Ward, corresponsal de CNN en Siria desde el 2012, ha convivido con los mal llamados rebeldes, e incluso, ha logrado entrevistar a líderes militares de movimientos terroristas que buscan el derrocamiento de Bashar Al Assad.
Fernando del Rincón ha sido el ungido de la cadena de noticias para las operaciones en Venezuela.
En febrero del 2014, el periodista viajó a nuestro país para entrevistar a Angel Vivas. Este ex general incitó al homicidio de una forma muy peculiar: a través de su cuenta twitter instó a los manifestantes de las guarimbas a tensar guayas de alambre galvanizado para asesinar motorizados. La fotografía del reportero con el autor intelectual de varias muertes por decapitaciones es un manifiesto en píxeles de lo que la cadena de noticias defiende en el mundo.
El 15 de febrero de este año, la Congresista republicana Ileana Ros Lehtinen, en declaraciones a CNN, informó que su colega Marco Rubio consiguió colar a Lilian Tintori en una cena con el nuevo Presidente de los EEUU.
En breve, Trump compartió un trino con el que se confirmó que la esposa de Leopoldo López fue hasta la Casa Blanca para hacer campaña contra Venezuela.
Un par de días después, el presidente Trump emitía su primer comunicado contra Venezuela, en el que pedía la liberación del agente al servicio de los EEUU: Leopoldo López, el mismo que aparece mencionado al menos en 77 cables filtrados por Wikileaks dejando en evidencia sus vínculos con el imperialismo norteamericano.
El pronunciamiento de Trump no está inspirado en los derechos humanos, ni a la solidaridad: Rex Tillerson actual secretario de Estado fue, hasta el mes de diciembre, directivo de la Exxon Mobil.
Esta trasnacional fue una de las más entusiastas en los intentos de privatización de la industria petrolera venezolana en los años noventa. Exxon había apostado a dos grandes proyectos: Cerro Negro y La Ceiba.
Cuando Chávez inició el proceso de renacionalización de PDVSA, Rex Tillerson fue uno de los más renuentes a llegar a un acuerdo con Venezuela.
En 2014, el tribunal arbitral internacional del Banco Mundial determinó que las expropiaciones de Chávez eran legales, pero que habían calculado mal la compensación ofrecida. Los árbitros ordenaron a Venezuela pagar a la Exxon 1.000 millones de dólares, y no los 10.000 millones que Tillerson había pedido.
Tillerson fue también uno de los líderes del proyecto de la Exxon Mobil en la Guyana Esequiba. La foto de Tintori en la casa Blanca vale mucho más que su peso en petróleo.
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