domingo, 5 de febrero de 2017

Decapita Bergoglio a la Orden de Malta y pone fin a su soberanía





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Decapita Bergoglio a la Orden de Malta y pone fin a su soberanía
José Alberto Villasana





El caso de la Orden de Malta es un episodio muy triste y revela que Jorge Mario Bergoglio, además de hereje, es un dictador rencoroso que fustiga a quienes no son liberales y modernistas como él.

La historia comenzó cuando el Gran Maestre de la Orden, Príncipe Matthew Festing, pidió la renuncia al Canciller de la Orden, Albrecht Von Boeselager, por haber autorizado el uso de preservativos en un proyecto médico destinado a personas en situación de pobreza en una localidad de Myanmar.

La Iglesia Católica antes del así llamado "Papa Francisco" no permitía el uso de preservativos como método de control de la natalidad pero, de acuerdo al cesado Canciller, decidió mantener la distribución de preservativos porque consideró que si no lo hacía, habría eliminado el acceso a servicios médicos básicos a un colectivo de gente pobre.

Sabiendo del liberalismo de Bergoglio, y que éste ha reclamado a los católicos evitar endurecerse en normas morales "rígidas" sino más bien mostrar compasión con aquellos que no logran vivir las enseñanzas del Evangelio, Boeselager recurrió a él. Inmediatamente, Bergoglio ordenó la creación de una comisión de cinco personas para investigar las inusuales circunstancias del cese del Canciller.

El Gran Maestre, Matthew Festing, calificó la intromisión como ilegítima, ya que la Orden de Malta gozaba de soberanía con rango de Estado. Equivale a que el presidente de Francia ordenara una comisión para investigar al primer ministro de Inglaterra.

La soberanía de la Orden de Malta duró hasta el 24 de enero de 2017 cuando Bergoglio pidió la renuncia al Gran Maestre Festing y reinstaló arbitrariamente al Canciller de los condones, Boeselager.

El status de Orden soberana le había sido concedido por el Papa Pascual II, y su relación diplomática con El Vaticano fue aprobada por un tribunal cardenalicio instituido por el Papa Pio XII en 1951. El Papa Benedicto XVI, dos días antes de su renuncia, recibió a sus miembros y les reconoció ser "una Orden de derecho eclesial con derecho a elegir libremente a sus superiores sin interferencia por parte de otras autoridades laicas o religiosas". El Gran Maestre era elegido ad vitam, solo podía ser sustituido a su muerte, cosa que Bergoglio infringió flagrantemente. Es la primera vez en la historia de la Orden, cuyo origen data del 1048, en que El Vaticano interfiere en sus asuntos internos. Con la aceptación por parte de Festing de presentar su renuncia, se dio por terminada de facto la soberanía de la Orden.

Bergoglio, quien odia todo aquello que implica sacralidad o tradición, ha pedido en varias ocasiones que los miembros de la Orden de Malta dejen de usar su hábito de ceremonias porque, según él, es "anticuado".



La intervención ilegal de El Vaticano a la Orden de Malta se dio cuatro meses después de que el Cardenal Raymond Burke, capellán patrono de la Orden, se atreviera a cuestionar a Bergoglio acerca de afirmaciones escritas en su Exhortación Apostólica Amoris Laetitia, en la que el antipapa infiere que los divorciados vueltos a casar ya pueden acceder a la comunión sacramental. Por lo mismo, la acción de "Francisco" fue vista como una venganza, y como un intento de desprestigiar a la Orden para escarmentar al Cardenal Burke por su atrevimiento.

Antes de Bergoglio, el Magisterio auténtico de la Iglesia sostenía que, entre católicos, el sacramento del matrimonio es indisoluble, y que la Eucaristía es santa. El panfleto de "Francisco" vino a cambiar esa doctrina. Por ello Burke, con otros tres cardenales, enviaron una carta pública al así llamado "Papa" preguntándole si la enseñanza del Evangelio y el Magisterio de Papas anteriores debe ser ya desechado. Bergoglio montó en cólera al haber sido cuestionado, y la agarró contra la Orden para desacreditarla, y de paso denigrar a Burke, líder de esos cardenales.



El antipapa designó como delgado apostólico de la Orden a Ludwig Hoffman Von Rumerstein como líder interino, y le encargó la "renovación espiritual" de la Orden, evidentemente en la línea del modernismo que Bergoglio está imponiendo a la Iglesia.

Porqué Bergoglio es antipapa lo hemos explicado en este otro artículo sobre las irregularidades de la renuncia-elección.

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