Esta
'obsesión' norteamericana puede llevar a consecuencias graves, como el
desvío de la atención del Pentágono de amenazas más serias, la
limitación de la maniobrabilidad geoestratégica e, incluso, un futuro
conflicto ruso-estadounidense.
Raíces de la obsesión
En esencia, con este juego electoral, la política no solo presentó al país eslavo como una 'amenaza', sino que también atrajo la atención de la sociedad norteamericana —"y, como consecuencia, a los servicios de inteligencia, que son también parte de la sociedad"—. Y esta atención especial en Rusia no necesariamente representa un análisis razonable, advierte el autor.
¿Por qué es una posición alarmante?
En total, el experto destaca tres consecuencias peligrosas de la fijación con Rusia por parte de los medios y las organizaciones estadounidenses.
Tal retórica puede incluso llevar a una guerra, a pesar de que parece imposible. Los medios estadounidenses ven a los líderes de los países 'amenazantes' como monstruos peligrosos, olvidando que allí también viven seres humanos, opina el experto, haciendo referencia al caso de Sadam Husein y la invasión de Irak.
No obstante, es poco probable —pero todavía posible— un conflicto a gran escala entre Washington y Moscú en un futuro próximo, gracias al optimismo cauteloso de Trump y Putin en lo que respecta a las relaciones bilaterales entre ambos países, afirma el autor.
Pero, ¿por qué pone el foco Washington en la amenaza rusa o china, pese a que existen también Irán, Corea del Norte, así como grupos armados en su vecina región de América Central?, se pregunta el experto. Y se responde a sí mismo que la opinión pública es muy volátil y reactiva.
Paralelamente, de acuerdo con Nicholas Borroz, el público norteamericano "tiene pleno derecho a tener miedo a Rusia y a definirla como una amenaza para su seguridad nacional. Pero hace falta pensarlo bien antes de hacerlo".
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Raíces de la obsesión
De
acuerdo con las portadas de los medios estadounidenses, el supuesto
hackeo de los correos de la Convención Nacional Demócrata por parte de
piratas informáticos rusos ha sido una 'prueba de que el Kremlin
constituye una amenaza nacional para EEUU'. Además, se menciona la
posible interferencia del país eslavo en los comicios presidenciales y
el apoyo de Moscú al entonces candidato republicano,
Donald Trump
.
Sin embargo, es obvio que la 'amenaza rusa' ha sido sobredimensionada por la política local, opina el autor del artículo.
Así,
a mediados de 2016, ya se estaba haciendo cada vez más evidente que
Donald Trump podría ganar las elecciones. El candidato republicano acusó
a la aspirante demócrata, Hillary Clinton, y a la Administración Obama
de crear a Daesh —proscrito en Rusia y otros países—, así como de dejar
que China se aprovechara de EEUU y permitir a los inmigrantes perjudicar
la economía nacional. De este modo, los norteamericanos percibieron a
Trump como un líder adecuado para proteger al país en un mundo cada vez
más peligroso. Además, en aquel tiempo, las autoridades rusas también
mencionaron su preferencia por el candidato republicano frente a su
rival demócrata, opina el autor.
Al enterarse de que 'el miedo de
Rusia' podría ser vendido a los electores estadounidenses, la demócrata
Hillary Clinton declaró durante los debates electorales: "Ahora no hay
duda de que Rusia ha utilizado los ciberataques contra todas las
organizaciones de nuestro país, y estoy profundamente preocupada por
esto".En esencia, con este juego electoral, la política no solo presentó al país eslavo como una 'amenaza', sino que también atrajo la atención de la sociedad norteamericana —"y, como consecuencia, a los servicios de inteligencia, que son también parte de la sociedad"—. Y esta atención especial en Rusia no necesariamente representa un análisis razonable, advierte el autor.
¿Por qué es una posición alarmante?
En total, el experto destaca tres consecuencias peligrosas de la fijación con Rusia por parte de los medios y las organizaciones estadounidenses.
©
Sputnik/ Kirill Kallinikov
En
primer lugar, puede llevar a la distracción, o sea, la reasignación de
los recursos hacia una amenaza inventada, mientras que existen problemas
más peligrosos para la seguridad de EEUU.
Segundo, la hostilidad
antirrusa de Washington no le permite aplicar un enfoque flexible hacia
Moscú. En otras palabras, se hace muy difícil cooperar con el
Kremlin —incluso cuando es realmente necesario— mientras sea considerado
como una 'amenaza'. Por ejemplo, sería mejor considerar a Moscú como un
socio potencial para enfrentar algunos de los desafíos de la
actualidad.Tal retórica puede incluso llevar a una guerra, a pesar de que parece imposible. Los medios estadounidenses ven a los líderes de los países 'amenazantes' como monstruos peligrosos, olvidando que allí también viven seres humanos, opina el experto, haciendo referencia al caso de Sadam Husein y la invasión de Irak.
No obstante, es poco probable —pero todavía posible— un conflicto a gran escala entre Washington y Moscú en un futuro próximo, gracias al optimismo cauteloso de Trump y Putin en lo que respecta a las relaciones bilaterales entre ambos países, afirma el autor.
Pero, ¿por qué pone el foco Washington en la amenaza rusa o china, pese a que existen también Irán, Corea del Norte, así como grupos armados en su vecina región de América Central?, se pregunta el experto. Y se responde a sí mismo que la opinión pública es muy volátil y reactiva.
Paralelamente, de acuerdo con Nicholas Borroz, el público norteamericano "tiene pleno derecho a tener miedo a Rusia y a definirla como una amenaza para su seguridad nacional. Pero hace falta pensarlo bien antes de hacerlo".
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