Una
eventual guerra entre China y La India es un ‘sueño dorado de la
política exterior estadounidense’, afirma un analista ruso en un
artículo.
Si ni Pekín ni Nueva Delhi necesitan esta guerra,
¿quién la necesita entonces?, pregunta el analista internacional Dmitri
Kosyrev en un artículo publicado el miércoles en la página web de la
agencia rusa de noticias RIA Novosti, para luego responder que un choque bélico entre estas dos potencias regionales beneficia a EE.UU.En este sentido, citando a un experto chino, recuerda que La India, EE.UU. y Japón acaban de concluir unos ejercicios navales conjuntos en el golfo de Bengala, al mismo tiempo, Washington ha aprobado la venta a Nueva Delhi de aviones de combate por valor de 2000 millones de dólares y de aviones transporte por otros 365 millones.
Pekín y Nueva Delhi encaran altos nivel de tensión por disputas de la soberanía de la meseta de Doklam, en el Himalaya, pero las diferencias entre estos dos países escalaron en junio pasado cuando China comenzó a construir una carretera en la zona.
La soberanía de la meseta de Doklam, una pequeña área tibetana, también enfrenta a China con Bután, que cuenta con el apoyo de La India. De hecho, cuando Pekín empezó la construcción de la carretera, el reino de Bután pidió ayuda a La India para frenar la obra y esta envió sus tropas a la frontera.
La India también advirtió de que dicha carretera supone una "seria preocupación de seguridad", pues daría a China acceso al corredor de Siliguri, un estrecho tramo de tierra que conecta los estados del noreste indios con el resto del país.
Desde entonces, Pekín ha instado en varias ocasiones a Nueva Delhi a retirar sus tropas y, esta semana, ha amenazado con una guerra si no acata su solicitud. Además, el presidente chino, Xi Jinping, envió el martes un mensaje inequívoco a La India en el advierte de que China "nunca permitirá a ningún pueblo, organización o partido político dividir una parte del territorio chino en ningún momento ni de forma alguna".
En concreto, una confrontación militar podría cerrar el acceso de China a la ruta comercial del océano Índico y el estrecho de Malaca, a través de la cual Pekín obtiene el 80 % del petróleo importado. A su vez, La India seguramente saldría derrotada en una guerra terrestre, concluye el experto Kosyrev.
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