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La ley burguesa, ley del embudo
Para los legalistas que afirman que los cambios hay que hacerlos
respetando la ley, es decir, los reformistas, conviene recordar que en
una sociedad burguesa es la burguesía la que impone su cultura, hace las
leyes y explota los recursos económicos y la fuerza de trabajo del
pueblo y sus trabajadores.
No hace falta recurrir a los análisis marxistas sobre la sociedad
capitalista que requiere un poco de esfuerzo y tiempo para ser
entendidas; basta con mirar hacia la cultura popular, donde el
funcionamiento de la ley de la burguesía se conoce como la "ley del
embudo".
La expresión popular “Ley del embudo” hace referencia a la injusticia
que, en las sociedades burguesas, o en las que la minoría domina e
impone su ley a la mayoría, se aplica en beneficio de los primeros en
perjuicio de los segundos. Refranes como el de "La ley del embudo, lo
estrecho para otros, lo ancho para uno", o la expresión "doble vara de
medir" definen certeramente lo que la farsa de la democracia burguesa
llama "igualdad ante la ley".
El poeta argentino José Hernández, en su poemario Martín Fierro, hace
una descripción magistral del concepto de “doble vara” o "ley del
embudo":
"La ley es tela de araña,
y en mi ignorancia lo explico,
no la tema el hombre rico,
no la tema el que mande,
pues la rompe el bicho grande
y sólo enrieda a los chicos.
Es la ley como la lluvia,
nunca puede ser pareja,
el que la aguanta se queja,
más el asunto es sencillo,
la ley es como el cuchillo,
no ofende a quien lo maneja.
Le suelen llamar espada
y el nombre le sienta bien,
los que la manejan ven
en dónde han de dar el tajo,
le cae a quién se halle abajo,
y corta sin ver a quién.
Hay muchos que son doctores,
y de su ciencia no dudo,
mas yo que soy hombre rudo,
y aunque de esto poco entiendo
diariamente estoy viendo
que aplican la del embudo".
En
España tenemos otro poeta-dramaturgo magistral que con sus versos nos
explica esta "ley del embudo" que es sinónimo de la justicia burguesa,
donde los que hacen las leyes son esa minoría opresora que se
autojustifica con los así llamados "derechos democráticos". "El que hace
la ley, hace la trampa", com afirma otro dicho popular.
En diciembre de 1970, en pleno periodo de gestación del futuro "parto democrático" desde las entrañas del fascismo, Alfonso Sastre parodiaba las declaraciones oficiales contra la "violencia" popular, mientras se luchaba contra esta con más violencia (es decir, lo mismo que pasó durante toda la Transición y continúa sucediendo hoy, en la España de la impune corrupción política, de los bancos salvados por el estado, los desahucios y de la ley mordaza contra las protestas populares. La España "Una, Grande y Libre" todavía, en la que los que ganan las elecciones a costa de dinero robado, malversan fondos públicos salvando a sus camaradas de clase, mandas a las "fuerzas del orden" a prohibir una votación reiteradamente prohibida a un pueblo que quiere decidir, con el argumento de que está fuera de la ley. Todo ello a pesar de que "El derecho de rebelión, derecho de revolución o derecho de resistencia a la opresión es un derecho reconocido a los pueblos frente a gobernantes de origen ilegítimo o que teniendo origen legítimo han devenido en ilegítimos durante su ejercicio, que autoriza la desobediencia civil y el uso de la fuerza con el fin de derrocarlos y reemplazarlos por gobiernos que posean legitimidad" ( Véase Marsavelski, A. (2013) The Crime of Terrorism and the Right of Revolution in International Law'' (Connecticut Journal of International law, Vol. 28) pag. 265-285),
Claro que, finalmente, como el que hace la ley, hace la trampa, en la
Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948, este derecho no fue
reconocido explícitamente, pero sí implícitamente en el Preámbulo:
"Considerando esencial que los derechos humanos sean protegidos por un
régimen de Derecho, a fin de que el hombre no se vea compelido al
supremo recurso de la rebelión contra la tiranía y la opresión". Es
decir, ¿el "estado de derecho", ese mantra repetido por unos y otros
para justificar el régimen de dominación de la burguesía, es decir, las
leyes hechas por la clase dominante y explotadora, es el que define si
el pueblo está legitimado a resistirse o no? De nuevo, la ley del
embudo.
Aunque el espécimen español sea un destacado ejemplo, por sus cimientos compartiendo suelo con miles y miles de fosas comunes olvidadas intencionadamente por los herederos de los que las cavaron, no se trata de un caso único. Así es la ley burguesa, hecha para defender los privilegios y la dominación de los burgueses, que las escriben, las aprueban y las ejecutan, aunque las voten arrastrados por los cantos de sirena de la "igualdad" y el "orden" también muchos obreros.
Así lo expresaba Alfonso Sastre:
1
La famosa ley-embudo
se enuncia como veredes:
Que lo ancho es para mí
y lo estrecho para ustedes.
2
Miren la ley del embudo
que va contra mi conciencia:
Si a mí me matan es orden.
Si me defiendo es violencia.
3
La ley del embudo, en fin,
así la van componiendo:
Orden es si me dan palos.
Violencia si me defiendo.
4
Según piensan los señores
no tengo donde cogerme:
Si a mí me matan es paz
pero es guerra el defenderme.
5
Las pistolas policíacas
no son ningún armamento;
pero si yo cojo un palo
me violentan por violento.
6
En sus cuarteles sombríos
destrozan al ser humano.
Eso no es violencia, amigos,
¡Gajes del orden cristiano!
7
Porrazos y tentetieso
en los campos de Baeza.
Yo llevaba mis dos manos
y volví sin la cabeza.
8
Violencia engendra violencia,
dicen otros, muy contritos,
¿Escucháis llantos ahora?
¿No se oyeron nuestros gritos?
9
Ocupa miles de folios
la lista de las torturas.
Pero violencias jamás.
¡So calumnias e imposturas!
10
Vida alegre y muerte triste.
Sirva a otros de escarmiento;
con tormento viven siempre
los que viven del tormento.
11Y aquí se acaba la historia
con que a vosotros acudo
sobre la violenta ley
llamada ley del embudo.
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