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La OTAN quiere agarrarse con uñas y dientes a Crimea
El
medio estadounidense Defense News ha publicado recientemente que, entre
2018 y 2024, el Ministerio de Defensa de Rumanía planea adquirir en el
extranjero cuatro corbetas por valor de 1.930 millones de dólares.
Las autoridades búlgaras, por su parte, anunciaron los planes de compra de dos corbetas por un monto total de 503 millones de dólares. Los citados gastos pueden resultar insostenibles para ambos países, tomando en consideración su presupuesto, escribe el columnista ruso Serguéi Íschenko en su artículo para el periódico Svobodnaya Pressa.
Por ejemplo, el presupuesto militar de Rumanía en 2017 ascendió únicamente a 3.600 millones de euros. Para asignar una suma tan grande a la partida de defensa, las autoridades rumanas tienen que realizar tijeretazos considerables en otros ámbitos, opina Íschenko.
En este contexto, es interesante tratar de entender la causa por la que en Bucarest han decidido implementar nuevos recortes.
"Cuando ambos países, que anteriormente adquirían sus buques exclusivamente en los mercados de segunda mano, toman la decisión prácticamente simultánea de aumentar sus capacidades de combate en el mar Negro, es lógico suponer que la necesidad de este paso fue recomendada por alguien. Y este alguien es tan potente que mejor no contradecirlo", prosigue Íschenko.
Para encontrar a este 'consejero oculto', es necesario entender sus motivos. A este respecto, el autor del artículo propone recordar la iniciativa relacionada con la creación por parte de los países de la OTAN de una flotilla unida en el mar Negro. Por primera vez, esta idea resonó en enero del 2016, precisamente en Bucarest, recuerda el columnista.
En aquel entonces, numerosos expertos en materia militar coincidieron en que las conversaciones acerca de una flotilla unida habían sido utilizadas para presionar a Moscú y, en la práctica, habían resultado poco viables.
La Armada de Bulgaria no luce un gran aspecto hoy en día. Basta con mencionar su fragata BGS Verni —una nave de origen belga que anteriormente tenía el nombre Wielingen y que fue botada en marzo de 1976—.
Entonces, ¿qué les queda a los aliados de la OTAN para poder cumplir su plan relacionado con la creación de una flotilla unida? ¿La flota de Turquía?
"Sí, la flota turca es numerosa y está modernizada. Pero los trucos políticos del presidente otomano, Recep Tayyip Erdogan, no permiten contar con su lealtad a sus aliados de la OTAN ante un conflicto hipotético con Rusia", escribe Íschenko.
El periodista considera que los enemigos de Rusia están tratando de trazar un plan a largo plazo. Tan largo que sea suficiente para reorganizar la Armada de países dispuestos a todo, como lo son Bulgaria y Rumanía.
"Supongo que así nació su decisión simultanea de comprar varias corbetas. Posteriormente, estas naves podrán convertirse precisamente en la base para la flotilla unida [de la OTAN] en el mar Negro. Durante las crisis, los destructores de la Sexta Flota de Estados Unidos apoyarán a estas naves".
Francia utiliza tecnología furtiva en la producción de corbetas de la clase Gowind. El desplazamiento de estos buques —de más de 106 metros de eslora y más de 12 metros de manga— alcanza las 2.200 toneladas.
Además, cada Gowind lleva a bordo artillería muy potente, así como armas antisubmarinas y sistemas de defensa antiaérea. Estas naves también pueden alojar un helicóptero. Su característica clave radica en el hecho de que las Gowind disponen de misiles antibuques Exocet, cuyo alcance ronda los 180 kilómetros.
Las autoridades búlgaras, por su parte, anunciaron los planes de compra de dos corbetas por un monto total de 503 millones de dólares. Los citados gastos pueden resultar insostenibles para ambos países, tomando en consideración su presupuesto, escribe el columnista ruso Serguéi Íschenko en su artículo para el periódico Svobodnaya Pressa.
Por ejemplo, el presupuesto militar de Rumanía en 2017 ascendió únicamente a 3.600 millones de euros. Para asignar una suma tan grande a la partida de defensa, las autoridades rumanas tienen que realizar tijeretazos considerables en otros ámbitos, opina Íschenko.
En este contexto, es interesante tratar de entender la causa por la que en Bucarest han decidido implementar nuevos recortes.
"Cuando ambos países, que anteriormente adquirían sus buques exclusivamente en los mercados de segunda mano, toman la decisión prácticamente simultánea de aumentar sus capacidades de combate en el mar Negro, es lógico suponer que la necesidad de este paso fue recomendada por alguien. Y este alguien es tan potente que mejor no contradecirlo", prosigue Íschenko.
Para encontrar a este 'consejero oculto', es necesario entender sus motivos. A este respecto, el autor del artículo propone recordar la iniciativa relacionada con la creación por parte de los países de la OTAN de una flotilla unida en el mar Negro. Por primera vez, esta idea resonó en enero del 2016, precisamente en Bucarest, recuerda el columnista.
En aquel entonces, numerosos expertos en materia militar coincidieron en que las conversaciones acerca de una flotilla unida habían sido utilizadas para presionar a Moscú y, en la práctica, habían resultado poco viables.
La Convención de Montreux sobre el paso por los Estrechos limita
considerablemente la presencia de flotillas de países que no tienen
salida al mar Negro.
Actualmente, las fragatas Regele Ferdinand
(F221) y Regina Maria (F222) son los principales elementos de combate de
la Armada de Rumanía. Dichas naves no representan ninguna amenaza a la
Flota del Mar Negro de Rusia, ya que son exfragatas británicas que
fueron retiradas del servicio en el Reino Unido porque estaban
obsoletas. La Armada de Bulgaria no luce un gran aspecto hoy en día. Basta con mencionar su fragata BGS Verni —una nave de origen belga que anteriormente tenía el nombre Wielingen y que fue botada en marzo de 1976—.
Entonces, ¿qué les queda a los aliados de la OTAN para poder cumplir su plan relacionado con la creación de una flotilla unida? ¿La flota de Turquía?
"Sí, la flota turca es numerosa y está modernizada. Pero los trucos políticos del presidente otomano, Recep Tayyip Erdogan, no permiten contar con su lealtad a sus aliados de la OTAN ante un conflicto hipotético con Rusia", escribe Íschenko.
El periodista considera que los enemigos de Rusia están tratando de trazar un plan a largo plazo. Tan largo que sea suficiente para reorganizar la Armada de países dispuestos a todo, como lo son Bulgaria y Rumanía.
"Supongo que así nació su decisión simultanea de comprar varias corbetas. Posteriormente, estas naves podrán convertirse precisamente en la base para la flotilla unida [de la OTAN] en el mar Negro. Durante las crisis, los destructores de la Sexta Flota de Estados Unidos apoyarán a estas naves".
Además, Íschenko no excluye la posibilidad de que
la base naval
que ahora están levantando los militares estadounidenses en la
localidad ucraniana de Ochákovo sirva para el despliegue operativo de
barcos cerca de la península de Crimea.
Aunque no se desglosan
datos sobre los buques que Sofía y Bucarest quieren adquirir, el autor
sugiere que se trata de las corbetas francesas de clase Gowind. Durante
su último viaje a Bulgaria, el presidente galo, Emmanuel Macron, alabó
precisamente estas naves.Francia utiliza tecnología furtiva en la producción de corbetas de la clase Gowind. El desplazamiento de estos buques —de más de 106 metros de eslora y más de 12 metros de manga— alcanza las 2.200 toneladas.
Además, cada Gowind lleva a bordo artillería muy potente, así como armas antisubmarinas y sistemas de defensa antiaérea. Estas naves también pueden alojar un helicóptero. Su característica clave radica en el hecho de que las Gowind disponen de misiles antibuques Exocet, cuyo alcance ronda los 180 kilómetros.
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