¿Y
de que van a vivir?, con burla pregunto una mujer a comuneros que
realizaban un bloqueo de carretera contra la ampliación de la autopista,
ella en su automóvil se dirigía de visita a Tepoztlán.
Guillermo
Hernández Chapa, originario de esta comunidad relata, nos ven “como si
los comuneros viviéramos del turismo. Ese es un discurso del gobierno,
solo algunos viven del turismo, la mayoría trabaja en el campo. Para
confundir y hacer dinero sirve el discurso de “Pueblos Mágicos”. Tepoztlán, lugar mágico que atrae sueños, ambiciones, aspiraciones y deseos. Es codiciado por todo tipo de intereses. Alejarse de la Ciudad de México y encontrar un refugio al ruido, contaminación; una conexión con el pasado rural de una mítica comunidad de organización y es fascinación de muchos para su vista.
La comida y su gente se promocionan como una zona de inversión, un lugar “shik” donde se puede meditar, comer, beber y etcéteras. Mediante la publicidad los paisajes, las tradiciones y costumbres se venden para ambiciosos empresarios externos o internos y de todos los tamaños que ven en estas prácticas comunitarias una empresa donde invertir.
Tepoztlán, fue decretado como Pueblo Mágico en el programa de turismo impulsado por Felipe Caderón y hoy sufre el acoso y despojo de su patrimonio cultural, social y su tierra y territorio son amenazados por grandes intereses del turismo, de inmobiliarias, de la especulación de la tierra, así como de los gobiernos locales al impulsar proyectos de gran impacto. Sin embargo los comuneros aclaran que “la propiedad de la tierra es comunal y que su territorio es ancestral y que sigue vigente en más del ochenta por ciento” y que por eso lo defienden.
Se ha publicitado mucho que Tepoztlán vive del turismo y explican que eso es solo primer cuadro del pueblo y señalan que ese no es el eje de sobrevivencia de la comunidad, “mayoría sigue viviendo de la agricultura, de frutales, de flor de gladiola y otros alimentos y que además para estas siguen a partir de la enseñanza que da la tierra y sus ceremonias se practica la salud comunitaria, la fiesta comunitaria; y la asamblea sigue siendo la expresión de la tradición que nada tiene que ver con el turismo”.
Para el defensor comunitario de esta comunidad, Roberto Robles explica que el proyecto empresarial de Pueblos Mágicos significa “meter a Tepoztlán en un modelo neoliberal globalizador, donde se pierde completamente la identidad y quieren que nos entremos a este mundo en un modelo único”.
No todo es turismo, ni un paraíso
El primer cuadro de la población de Tepoztlán, “se parece al pueblo mágico de otra cualquier parte del país. Ya perdió su particularidad, poco a poco se va perdiendo lo del barrio, la colonia, la organización comunitaria y por supuesto los cerros, es nuestra lucha recuperar todo esto”, señala Hernández Chapa, originario de Santa Catarina, comunidad de Tepoztlán.
“Nosotros con esto perdemos la identidad y nos obligan a aspirar a cosas que antes no estábamos acostumbrados. Esta idea de que el turismo es la única vía de desarrollo para Tepoztlán también ha modificado nuestra forma de resistencia y de participación social comunitaria, han traído la división de la comunidad, la gente se ha ido con la finta del derrame económico, este es el caballito de batalla que usa el gobierno, un modelos trágico de los pueblos”.
En 2002, fue nombrado Pueblo Mágico y en el año 2009 lo perdió por el gran número de vendedores ambulantes, un año más tarde recupera esta categoría turística, sin embargo indican los comuneros, “desde nuestro punto de vista esto significó un condicionamiento de nuestra identidad, fue un proceso de arrebato de nuestra identidad, se han generado estadísticas falsas de que nuestro pueblo vive del turismo y aquí no es así”, menciona el comunero.
Exponen que desde los años treinta, el fenómeno de los avecindados comienza, las tierra de cultivo se utilizan para casas de descanso de académicos, funcionarios, políticos que migran a Tepoztlán, algunos de ellos se suman a las luchas otros no. Con el programa de Pueblos Mágicos, quien llega son los comerciantes y la idea de la “derrama económica”.
Una simulación de lo comunitario comienza con la especulación de la tradición “ya no son temazcales, ahora son los SPA indígenas. La ampliación de la carretera es también parte de esta especulación de nuestra vida colectiva”.
El primer cuadro de Tepoztlán
En el 2001, Pueblos Mágicos un proyecto iniciado por el gobierno empresarial de Felipe Calderón y después impulsado por el también gobierno panista de Vicente Fox, se va instalando en la mente de algunos comuneros de la localidad y así es como se instaló:
Durante la lucha contra el Club de Golf, el gobierno y empresa les ofrecieron, puesto de comercio de comida, empleos en grandes hoteles, ayuda para establecer estacionamientos para los visitantes, nosotros expone Guillermo Hernández, “rechazamos todo eso sin embargo, el proyecto de Pueblos Mágicos es lo primero que se impulsó”.
Lo primero que hicieron fue ofrecer a los vecinos que tenían patios “ganarse unos dinerito los fines de semana, prestando o rentando sus patios”.
Una primera lista se realizó recuerda Hernández, “eran como cincuenta estacionamientos”. Después llegaron con dinero del erario público a fondo perdido para mejorar entradas, “ya que las entradas a los patios de las casa era para las bestias de carga que trasportaban la mazorca”, ahora son más de cien estacionamientos tan solo en el primer cuadro de Tepoztlán”.
La derrama económica que tienen las familias fue un concepto que se empezó a utilizar en los vecinos del centro, después llegaron con dinero para mejorar los espacios de comida, “con el gobierno de Fox y su programa de changarros, se mejoraron las fachadas de las fondas de comida, y también las de las casas. Más tarde cuentan, que vinieron los créditos para poner hospedajes, ahora “ya no encuentras hospedajes de 200 pesos, el más barato es de 500 por noche”.
El primer cuadro ya no existe casa habitación de los tepoztecos, refiere que “eso cambia la mentalidad de los jóvenes que en el primer cuadro y que solo miran el turismo como fuente de empleo”.
Los cerros ya nos son el atractivo propio, sino es el espacio que se tiene que vender y por supuesto ya se convierte en un destino de inversión. Eso trajo el encarecimiento de la vida en los barrios, pueblos y colonias. Al mismo una salvaje especulación de la tierra y mucha ambición por vender y comprar.
Hace 20 años el metro cuadrado se especulaba que era de 200 pesos, ahora por ejemplo en el pueblo vecino de Amatlán vale mil 500 pesos, y en el centro de Tepoztlán varia de 3 a 4 mil pesos, en dos décadas incremento fue al mil por ciento.
Lo que hace atractivo a Tepoztlán para los visitantes y el turismo, es que es una comunidad rural llena de tradiciones, de organización comunitaria. “Pero eso se ha ido maquillando, se han unificado fachadas, se pierden su diversidad, se pierden las fachadas de adobe y de piedra, se unifica todo en el primer cuadro”.
Para los comuneros entrevistados, “esta es una cuestión engañosa y oculta. A siete kilómetros de la cabecera se encuentra la comunidad de Santo Domingo Ocotitlan (catalogado por Secretaria de Desarrollo Social, como un municipio con alta marginación) es también una zona miseria, que está lejos de tener la mágica del primer cuadro de Tepoztlan”.
La ampliación de la autopista es parte “de la comercialización de la identidad comunitaria, ahora se han incrementado los anuncios del gobierno estatal de “ceremonias del recibimiento del sol, de la luna y del aire, de manera oficial y en términos turísticos”.
Este proyecto es un negocio de dos mil millones de pesos y de los cuales una gran parte va para las empresas prestadoras de nombres y que son familiares del gobierno del perredista Graco Ramírez, denuncian.
La vida pobre a la periferia
“El encarecimiento de la vida se ha provocado también por la introducción de restaurantes spas, masajes y hoteles. Estos comercios han desplazado a la comunidad a la periferia”, expone el comunero Roberto Robles.
Algunos datos que mencionan es que a mediados de los años 90s, el número de avecindados ha crecido en un trecientos por ciento, al mismo ritmo que el incremento de hoteles. E l centro de Tepoztlán prácticamente ya no es de casas habitación, ahora lo que existe es un desplazamiento de la personas que vivían en esa zona y se van a las orillas del pueblo”.
La magia se convierte en inversión y es la punta de lanza para este desarrollo, denuncian que lo sustentable que vende el gobierno de Graco Ramírez significa “la destrucción del territorio, de la organización social y de sus recursos naturales.
Si dejamos que ese proyecto en manos de los empresarios y del gobierno, en un plazo no mayor diez años tendríamos la imagen de un pueblo en manos de empresarios. Sin tradiciones perdería la magia, tendríamos un Tepoztlán sin Tepoztlán, concluyen.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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