miércoles, 24 de enero de 2018

AMLO el nacionalista


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AMLO el nacionalista

Carlos Javier González

AMLO-Trump
Habrá quienes digan que los dichos de López Obrador sobre las agresiones de Donald Trump a México, son de chocolate, que no preocupan de manera alguna al inquilino de la Casa Blanca. Y tal vez sea verdad, alguien tan ciego que no ve más allá de sus racistas narices y que ignora el riesgo real en que se puede convertir para su país un México agraviado y sin ganas de colaborar con ellos; un México humillado por un muro sinsentido; un México envalentonado por el nacionalismo medio ramplón que a veces nos caracteriza. En esta ecuación nuestro país también perdería mucho, muchísimo pero ignoro que tanto espacio quede para las decisiones reflexivas y el pensamiento de estadista que privilegie el bienestar nacional por encima del nacionalismo, que tanto existe la posibilidad de invocar una “razón de estado” para tomar decisiones impopulares que no perjudiquen a México cuando frente a nosotros se tiene a un troglodita cuyo concepto de negociar pasa por la imposición de su criterio bajo las amenazas de todos los males que puede provocar. Hay países que pueden permitirse ceder algo ante Trump, pero no es el caso de México por razones de tipo histórico e ideológico aún no superadas y que siguen muy vivas en nuestra conciencia nacional. ¿Entonces para qué sirven las balandronadas de López Obrador en defensa de nuestra soberanía y dignidad? Pues es un discurso para consumo interno y de nueva cuenta, la gran oportunidad de manejar la agenda electoral de nuestro país. Otra vez, ha sido el único candidato que ha dicho lo que millones de mexicanos han querido escuchar: Alguien que le pare un alto al “genio estable” del norte; alguien que por lo menos en el discurso abogue por nuestro país y por nuestros compatriotas. Contrasta dicha postura con la pusilánime actuación del gobierno de Peña Nieto –quien tal vez no tenga otra opción– pero que de manera inexplicable, ha hecho suya también Jose Antonio Meade. No ha pronunciado una sola palabra sobre la relación más importante que tiene México en materia de política exterior. Eso sólo tiene dos posibles explicaciones: O no lo dejan o bien, está tan seguro de su victoria, que no desea enemistarse con Estados Unidos antes de tomar el poder. Sin embargo, la realidad es que las encuestas muestran que está muy lejos del puntero López Obrador y que en este contexto, quien quiera ganar votos de los indecisos, tiene que tocar los temas que nos interesan –aunque sea pura demagogia- y que inciten a los mexicanos a encontrar un líder con el que nos sintamos identificados. Por otro lado, el hombrecito del Frente por México –o como sea que se llame- reaccionó al discurso Lopezobradorista haciendo lo que sabe hacer: Imitar, se esperó a que el puntero pusiera el tema en la agenda y sólo se subió al tren del oportunismo. Vaya usted a saber por qué no quiso ser el primero en hablar, pero lo que queda claro es que el genio estable –o por lo menos su imagen- estará muy presente en el proceso electoral mexicano 2018 y será un pretexto perfecto para incendiar el nacionalismo y amor por México, al fin que el enemigo histórico de nuestro país no es otro que Estados Unidos. Las consecuencias de este distanciamiento con nuestro otrora socio, pueden ser graves para el futuro de México pero el tema Trump está muy sabroso como para dejarlo fuera en la búsqueda de votos, porque puede proporcionar muchos de ellos. López Obrador ya lo entendió, Anaya sigue lo que haga el puntero y Meade simplemente hace lo que le dejan hacer para no hacer olas para quien lo nombró. De nueva cuenta López Obrador se les adelantó, tal vez por eso los esté dejando tan atrás.
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