El presidente ruso cumplirá veinte años en la presidencia de Rusia gracias a una victoria que tenía asegurada
Vladímir Putin ha ganado las elecciones presidenciales rusas con la
gran diferencia que se esperaba. Con el escrutinio al 80%, superaba el
76% de los votos cumpliendo con facilidad el objetivo del Kremlin de
como mínimo alcanzar el 70%. El nivel de participación no llegó al nivel
que esperaba el Gobierno ruso al ser el más bajo de todas las
elecciones en que Putin salió elegido.
La victoria le concede seis años más de mandato. Según la actual Constitución rusa, no podrá ser reelegido. Habrá estado veinte años como presidente, a los que hay que sumar otros cuatro como primer ministro.
El segundo candidato fue Pável Grudinin, del Partido Comunista, con un 12,2%. El ultraderechista Yirinovski fue tercero con el 6,7%. La periodista Ksenia Sobchak, que intentó reunir los votos de los jóvenes descontentos con el Gobierno, se quedó en un 1,5%.
Los resultados de Putin superan en siete puntos los que tuvo en los anteriores comicios presidenciales de 2012.
La participación electoral superó el 60%, y aunque mejoró la marca de los últimos comicios a la Duma (el Parlamento), que fue de un 47%, no alcanzó a superar el dato de las anteriores presidenciales pasadas, que marcó un 65%.
El nivel de participación era la única preocupación del Kremlin, que descontaba un triunfo pero necesitaba legitimarlo con un alto nivel de participación. Al final, mantuvo un nivel acorde y lo complementó con el rotundo y previsible triunfo de Putin. El mandatario ruso podrá estar satisfecho con los responsables de organizar la elección, que emprendieron una de las campañas más agresivas en la historia de la Rusia moderna para lograr que la ciudadanía no fuera indiferente a los comicios.
En Moscú, el día amaneció con el cielo despejado, y un sol pleno que en un par de horas ya había derretido los montículos de nieve que permanecen en las veredas. El clima no es un factor menor en estos días de temperaturas con veinte grados bajo cero, y borrascas de agua nieve que no alientan a nadie para salir de casa.
La ciudad estaba repleta de carteles publicitarios sobre los comicios. “Elige presidente, elige el futuro”, rezaba la leyenda más popular. En las calles y en el metro, se observaba a algunos ciudadanos llevando globos azules, blancos, y rojos (los colores de la bandera rusa) con la misma leyenda.
Clima festivo en un día soleado En los centros de votación el clima era festivo. El perímetro para ingresar a los edificios estaba adornado con pequeñas banderas de Rusia y de la ciudad de Moscú. En algunos sitios, cerca de la entrada había pantallas grandes con anuncios de los comicios.
A las diez de la mañana, Putin depósito su voto en un colegio electoral de la capital. Cuando salió de la cabina, afirmó que cualquier porcentaje de votos que le permita ser presidente sería un éxito. Un comentario que restaba presión a la única inquietud del mandatario: la cantidad de ciudadanos que acudirían a votar.
El candidato del Partido Comunista, Pável Grudinin, ejerció su derecho en un edificio cercano a su empresa agrícola, en el municipio de Lenin, a las afueras de Moscú. Más tarde lo hizo Ksenia Sobchak, también en la capital rusa, y aprovechó para incitar a la ciudadanía a votar, en oposición al boicot que impulsó el activista anticorrupción, Alexéi Navalni, vetado de la contienda por una sentencia en contra que tachó de estar “políticamente motivada”.
El principal opositor a Putin se dedicó a protagonizar una emisión de su canal de YouTube, en la que aprovechó para entrevistar a figuras críticas con los comicios, o denunciar irregularidades en la votación.
Antes del cierre de los centros de votación en la capital rusa, Sobchak se presentó en las oficinas de Navalni y le propuso que se unieran para trabajar conjuntamente como fuerza opositora. Navalni le respondió que era una “campeona de la hipocresía” y declinó la invitación.
En Crimea, el gobernador de la región, Serguéi Aksiónov, ejerció su voto en la jornada electoral en que la provincia antes ucraniana participaba en unas elecciones presidenciales rusas. La fecha coincidió con el cuarto aniversario de la anexión de Crimea por el Gobierno ruso.
En Ucrania, precisamente, el clima era muy distinto. Las autoridades no permitieron que los ciudadanos rusos ejercieran su voto en el territorio del país, por considerar a Rusia un Estado agresor.
"Putin no quiere arrodillarse" En un centro de votación cerca de la estación de metro de Park Kultury, en pleno centro de Moscú, la mayoría de las personas terminaba de votar y se quedaba examinando los productos regionales que se ofrecían en dos pequeñas casetas, muy bien decoradas con los colores de la bandera rusa, que formaban parte de un festival de comida que se instaló en cada colegio electoral de la capital para incentivar la votación.
Un pensionista envuelto en un fino abrigo de cuero negro, que llevaba un sombrero de lana y unas gafas para el sol con cristales ligeramente opacos, afirmó sin reparos que había votado por el presidente. “Putin no quiere arrodillarse ante nadie, mantiene el país en buen estado, aunque no vivimos muy bien. Siempre fue así”, afirmó.
“Lo mejor de su gestión es la política internacional porque logró un país independiente”, dijo. “Puede estar todos los años que quiera en el poder, lo más importante es que Rusia viva bien”, señaló antes de afirmar que años atrás fue compañero del presidente ruso. “Trabajé con Putin en los tiempos de la URSS, estuve en distintos lugares del mundo”, dijo sin confirmar si se refería al KGB o la actividad política.
Una mujer que no quiso revelar su identidad aceptó explicar por qué había ido a votar: “Porque hay que hacerlo, ¿no estamos viviendo en un país democrático?”, preguntó con sorna. Como no quiso responder a quién había votado, ni siquiera si era un hombre o una mujer, se animó a dar su pronóstico del resultado: “Putin irá primero y Grudinin, segundo”.
Pasadas las dos de la tarde, la presidenta del Comité Electoral Central, Ella Pamfilova, informó que la participación a esa hora superaba la asistencia electoral de los comicios presidenciales de 2012. De todas maneras, los mensajes para elevar el optimismo por la jornada fueron constantes. La agencia estatal Ria Novosti anunció que el cosmonauta Anton Shkaplerov, que se encuentra ahora mismo en la Estación Espacial Internacional, ya había ejercido su derecho al voto.
La elección ofreció denuncias de irregularidades y momentos memorables. De lo primero, en el municipio de Lyubertsy, en las afueras de la capital, se denunciaron incidentes con una de las urnas, y la directora de la Comisión Electoral de Moscú dijo que todas las papeletas fueron declaradas nulas.
Otra irregularidad sucedió en el municipio de Artyom, donde un hombre introdujo varias papeletas en una urna, y también se resolvió anularla. Antes del medio día, el Gobierno anuncio que se había producido un ataque contra la página web de la Comisión Nacional Electoral, pero no causó grandes problemas.
Entre los acontecimientos cómicos, uno de los más populares fue un votante que se colocó encima un traje con la figura del misil Sarmat, uno de los potentes misiles intercontinentales que reveló Putin recientemente ante la Asamblea Federal. Otro hecho singular fue la votación del actor francés Gerard Depardieu, que recibió la ciudadanía rusa de manos del presidente ruso y que votó en la embajada rusa en París.
Fuente: http://www.eldiario.es/internacional/elecciones-presidenciales-Rusia_0_751375140.html
La victoria le concede seis años más de mandato. Según la actual Constitución rusa, no podrá ser reelegido. Habrá estado veinte años como presidente, a los que hay que sumar otros cuatro como primer ministro.
El segundo candidato fue Pável Grudinin, del Partido Comunista, con un 12,2%. El ultraderechista Yirinovski fue tercero con el 6,7%. La periodista Ksenia Sobchak, que intentó reunir los votos de los jóvenes descontentos con el Gobierno, se quedó en un 1,5%.
Los resultados de Putin superan en siete puntos los que tuvo en los anteriores comicios presidenciales de 2012.
La participación electoral superó el 60%, y aunque mejoró la marca de los últimos comicios a la Duma (el Parlamento), que fue de un 47%, no alcanzó a superar el dato de las anteriores presidenciales pasadas, que marcó un 65%.
El nivel de participación era la única preocupación del Kremlin, que descontaba un triunfo pero necesitaba legitimarlo con un alto nivel de participación. Al final, mantuvo un nivel acorde y lo complementó con el rotundo y previsible triunfo de Putin. El mandatario ruso podrá estar satisfecho con los responsables de organizar la elección, que emprendieron una de las campañas más agresivas en la historia de la Rusia moderna para lograr que la ciudadanía no fuera indiferente a los comicios.
En Moscú, el día amaneció con el cielo despejado, y un sol pleno que en un par de horas ya había derretido los montículos de nieve que permanecen en las veredas. El clima no es un factor menor en estos días de temperaturas con veinte grados bajo cero, y borrascas de agua nieve que no alientan a nadie para salir de casa.
La ciudad estaba repleta de carteles publicitarios sobre los comicios. “Elige presidente, elige el futuro”, rezaba la leyenda más popular. En las calles y en el metro, se observaba a algunos ciudadanos llevando globos azules, blancos, y rojos (los colores de la bandera rusa) con la misma leyenda.
Clima festivo en un día soleado En los centros de votación el clima era festivo. El perímetro para ingresar a los edificios estaba adornado con pequeñas banderas de Rusia y de la ciudad de Moscú. En algunos sitios, cerca de la entrada había pantallas grandes con anuncios de los comicios.
A las diez de la mañana, Putin depósito su voto en un colegio electoral de la capital. Cuando salió de la cabina, afirmó que cualquier porcentaje de votos que le permita ser presidente sería un éxito. Un comentario que restaba presión a la única inquietud del mandatario: la cantidad de ciudadanos que acudirían a votar.
El candidato del Partido Comunista, Pável Grudinin, ejerció su derecho en un edificio cercano a su empresa agrícola, en el municipio de Lenin, a las afueras de Moscú. Más tarde lo hizo Ksenia Sobchak, también en la capital rusa, y aprovechó para incitar a la ciudadanía a votar, en oposición al boicot que impulsó el activista anticorrupción, Alexéi Navalni, vetado de la contienda por una sentencia en contra que tachó de estar “políticamente motivada”.
El principal opositor a Putin se dedicó a protagonizar una emisión de su canal de YouTube, en la que aprovechó para entrevistar a figuras críticas con los comicios, o denunciar irregularidades en la votación.
Antes del cierre de los centros de votación en la capital rusa, Sobchak se presentó en las oficinas de Navalni y le propuso que se unieran para trabajar conjuntamente como fuerza opositora. Navalni le respondió que era una “campeona de la hipocresía” y declinó la invitación.
En Crimea, el gobernador de la región, Serguéi Aksiónov, ejerció su voto en la jornada electoral en que la provincia antes ucraniana participaba en unas elecciones presidenciales rusas. La fecha coincidió con el cuarto aniversario de la anexión de Crimea por el Gobierno ruso.
En Ucrania, precisamente, el clima era muy distinto. Las autoridades no permitieron que los ciudadanos rusos ejercieran su voto en el territorio del país, por considerar a Rusia un Estado agresor.
"Putin no quiere arrodillarse" En un centro de votación cerca de la estación de metro de Park Kultury, en pleno centro de Moscú, la mayoría de las personas terminaba de votar y se quedaba examinando los productos regionales que se ofrecían en dos pequeñas casetas, muy bien decoradas con los colores de la bandera rusa, que formaban parte de un festival de comida que se instaló en cada colegio electoral de la capital para incentivar la votación.
Un pensionista envuelto en un fino abrigo de cuero negro, que llevaba un sombrero de lana y unas gafas para el sol con cristales ligeramente opacos, afirmó sin reparos que había votado por el presidente. “Putin no quiere arrodillarse ante nadie, mantiene el país en buen estado, aunque no vivimos muy bien. Siempre fue así”, afirmó.
“Lo mejor de su gestión es la política internacional porque logró un país independiente”, dijo. “Puede estar todos los años que quiera en el poder, lo más importante es que Rusia viva bien”, señaló antes de afirmar que años atrás fue compañero del presidente ruso. “Trabajé con Putin en los tiempos de la URSS, estuve en distintos lugares del mundo”, dijo sin confirmar si se refería al KGB o la actividad política.
Una mujer que no quiso revelar su identidad aceptó explicar por qué había ido a votar: “Porque hay que hacerlo, ¿no estamos viviendo en un país democrático?”, preguntó con sorna. Como no quiso responder a quién había votado, ni siquiera si era un hombre o una mujer, se animó a dar su pronóstico del resultado: “Putin irá primero y Grudinin, segundo”.
Pasadas las dos de la tarde, la presidenta del Comité Electoral Central, Ella Pamfilova, informó que la participación a esa hora superaba la asistencia electoral de los comicios presidenciales de 2012. De todas maneras, los mensajes para elevar el optimismo por la jornada fueron constantes. La agencia estatal Ria Novosti anunció que el cosmonauta Anton Shkaplerov, que se encuentra ahora mismo en la Estación Espacial Internacional, ya había ejercido su derecho al voto.
La elección ofreció denuncias de irregularidades y momentos memorables. De lo primero, en el municipio de Lyubertsy, en las afueras de la capital, se denunciaron incidentes con una de las urnas, y la directora de la Comisión Electoral de Moscú dijo que todas las papeletas fueron declaradas nulas.
Otra irregularidad sucedió en el municipio de Artyom, donde un hombre introdujo varias papeletas en una urna, y también se resolvió anularla. Antes del medio día, el Gobierno anuncio que se había producido un ataque contra la página web de la Comisión Nacional Electoral, pero no causó grandes problemas.
Entre los acontecimientos cómicos, uno de los más populares fue un votante que se colocó encima un traje con la figura del misil Sarmat, uno de los potentes misiles intercontinentales que reveló Putin recientemente ante la Asamblea Federal. Otro hecho singular fue la votación del actor francés Gerard Depardieu, que recibió la ciudadanía rusa de manos del presidente ruso y que votó en la embajada rusa en París.
Fuente: http://www.eldiario.es/internacional/elecciones-presidenciales-Rusia_0_751375140.html
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