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rebelion.orgUna renovación para la izquierda y la juventud
La izquierda del cambio y el orden “Soy
el candidato de más edad, pero los jóvenes, con su imaginación, su
rebeldía, talento y frescura saben que nosotros representamos lo nuevo”
expresaba exultante Andrés Manuel López Obrador en su discurso de cierre
de campaña en el Estado Azteca.
Esta victoria pacientemente construida, tras dos frustraciones electorales en 2006 y 2012, renueva las esperanzas de una izquierda regional que venía de sucesivas derrotas como Chile (2017), Colombia (2018), Argentina (2015 y 2017) y Brasil (2016), además de la profunda crisis existente en Venezuela.
La exitosa campaña de AMLO y MORENA muestra que las fuerzas progresistas deben ceder en sus postulados ideológicos para triunfar en sociedades capitalistas electoralmente competitivas. Resulta necesario presentarse como alternativa viable no sólo para quienes piensan igual, sino justamente para aquellos que no tienen una identidad de izquierda, sino que esperan que la política resulte un aporte para la resolución de sus problemas cotidianos.
En este sentido, gran parte de la campaña de López Obrador estuvo dirigida a sectores empresariales para mostrarles que no encarnaba un “populismo chavista”, desmontando las acusaciones de los medios tradicionales. El candidato de MORENA designó a uno de los principales hombres de negocios de Monterrey, Alfonso “Poncho” Romo, como uno de sus más importantes intermediarios[1], a la vez que prometió no incrementar la deuda pública y mantener la austeridad fiscal.
A través de estas operaciones, AMLO logró presentarse como una garantía de transformación a la vez que de preservación del orden, al punto de que Carlos Slim, el multimillonario mexicano, señaló previamente a la elección que una victoria de AMLO resultaba necesaria para conservar la estabilidad económica del país[2].
Con declaraciones que recuerdan los compromisos asumidos con el establishment en Brasil por Lula en 2002 con su “Carta al Pueblo Brasileño”, AMLO llamó en forma permanente a la conciliación y la continuidad mientras encendía el entusiasmo por la transformación.
La estrategia de moderación y la búsqueda de una pluralidad de mensajes hacia distintos sectores no parece originarse en una capitulación del candidato ante el sistema, sino en un reconocimiento de las condiciones y las restricciones en las cuales debe operar una fuerza progresista en un contexto de adversidad.
Tras la victoria, el presidente electo se definió como quien iría a gobernar para “todos los mexicanos, a ricos y pobres, a pobladores del campo y de la ciudad, a migrantes, a creyentes, y no creyentes, a seres humanos de todas las corrientes de pensamiento y de todas las preferencias sexuales”[3].
Las encuestas previas a la elección confirmaban un profundo desencanto existente en la sociedad con la clase política y el gobierno de Enrique Peña Nieto. Un factor de indudable gravitación en esto es la corrupción que se atribuye a los gobiernos que han alternado en los últimos años entre el PRI y el PAN, el llamado “PRIAN”. La creación en 2012 de MORENA, una nueva fuerza partidaria, tras la derrota de AMLO frente al candidato del PRI Enrique Peña Nieto, resultó clave para diferenciarse de una clase política profundamente desprestigiada.
Es muy pronto para sacar conclusiones sobre lo que será su gobierno. Ciertamente, se tratará de un difícil experimento en un país donde los dueños del poder político solían ser otros y aquejado por gravísimos problemas de narcotráfico y violencia. Ahora, se tratará de en qué medida este líder que ha proyectado en su campaña tantas expectativas e ilusiones sobre un país devastado e indignado, puede concretar parte de sus promesas.
Una victoria de los jóvenes que estimula la unidad de las luchas En 2014, la desaparición forzada de 43 maestros normalistas en Ayotzinapa fue para los jóvenes un momento de indignación que reveló la profunda imbricación entre las estructuras estatales y los carteles del narcotráfico. La consigna de López Obrador, “becarios sí, sicarios no” terminó calando en la sociedad como la promesa de reconstrucción de un orden estatal legítimo por oposición a la complicidad con esta situación de la llamada por el candidato “mafia del poder”[4].
AMLO conectó con la juventud precarizada y progresista, que percibe el choque entre las fallidas promesas de la democracia liberal, la inserción globalizada y la realidad de un sistema corrupto en sus bases y una clase política cómplice. El notable nivel de desigualdad existente, a su vez, mantiene a la mitad de la población en la pobreza y a un 60% en el mercado de trabajo informal, que funciona sobre la base de salarios bajos[5].
La juventud que apoya al presidente electo parece tener características comunes con aquellos que se han convertido en el sustento principal de los nuevos liderazgos progresistas que han emergido en Estados Unidos con Bernie Sanders y en Inglaterra con Jeremy Corbyn. No por casualidad, distintos medios de la prensa internacional han denominado a AMLO como el “Bernie Sanders de México”, considerando su capacidad para atraer a los jóvenes en torno a su proyecto progresista y renovador.
Del otro lado de la frontera, la inesperada victoria el 27 de junio de la joven de 28 años Alexandria Ocasio-Cortez, de madre puertorriqueña, en las primarias demócratas de Nueva York frente a Joseph Crowley, un histórico miembro de la elite demócrata, es parte de la misma rebeldía de la juventud precarizada a nivel global frente a las opresiones del sistema y los mercados sobre la vida cotidiana. Previamente a las primarias, Ocasio había estado presente en Texas para protestar contra la dura política inmigratoria de Trump que separa a las familias. “Ellos tienen el dinero, nosotros tenemos al pueblo” fue el slogan de campaña de Alexandria, quien ha participado como organizadora de la campaña presidencial de Bernie Sanders en 2016. AMLO presentaba su campaña como esa misma lucha contra la “mafia del poder”.
Trump, que ha basado su carrera a la presidencia en la crítica a los mexicanos como “violadores y ladrones” y en la idea de construir un muro pagado por éstos, humillando al actual presidente Enrique Peña Nieto[6], deberá ahora enfrentar la confrontación tanto adentro -con la renovación que se expresa al interior del Partido Demócrata- como afuera con AMLO que prometió respetuosas relaciones con el presidente de Estados Unidos, al tiempo que declaraba que “México es un país libre y soberano, nunca será piñata de ningún gobierno extranjero”.
Al colocar el tema de la corrupción en primer lugar, AMLO se presentó como alternativa para este tiempo político. En este sentido, “apuesta por una transformación que atañe fundamentalmente a la refundación del Estado en términos éticos, por eso propuso una nueva «Constitución moral»”[7]. Este tema, que no ha sido tratado con la misma prioridad por otros gobiernos progresistas durante su estadía en el poder, es y será seguramente un aspecto prioritario para aquellas fuerzas de izquierda en la región que pretendan retomar la iniciativa.
Notas:
[1] “A new revolution in Mexico”, The New Yorker, 25/06/2018, John Lee Anderson. https://www.newyorker.com/magazine/2018/06/25/a-new-revolution-in-mexico
[2] “Carlos Slim advierte de inestabilidad económica y devaluación, si pierde AMLO”, Regeneración, 26/06/2018. https://regeneracion.mx/carlos-slim-advierte-de-una-inestabilidad-economica-si-pierde-amlo/
Agradezco a Mario Toer el comentario sobre esta cuestión.
[3] “López Obrador gana la presidencia de México con una victoria aplastante”, New York Times en Español, 02/07/2018. https://www.nytimes.com/es/2018/07/02/eleccion-2018-amlo-lopez-obrador/
[4] “La palabra revolución no está prohibida”, Página/12, 04/07/2018. https://www.pagina12.com.ar/126002-la-palabra-revolucion-no-esta-prohibida
[5] “The AMLO Era: Why Mexico’s 2018 Election Matters”, Forbes, 03/07/2018, Nathaniel Parish Flannery. https://www.forbes.com/sites/nathanielparishflannery/2018/07/03/the-amlo-era-why-mexicos-2018-election-matters/#503ff6985986
[6] “Mexico Elections: 5 Takeaways from López Obrador’s Victory”, New York Times, 02/07/2018. https://www.nytimes.com/2018/07/02/world/americas/mexico-election-lopez-obrador.html?emc=edit_ne_20180702&nl=evening-briefing&nlid=6067543320180702&te=1
[7] “Sobre el alcance histórico de la elección de AMLO”, Massimo Modonesi, Nueva Sociedad, Julio 2018, http://nuso.org/articulo/sobre-el-alcance-historico-de-la-eleccion-de-amlo/
Ariel Goldstein. Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe / UBA – Conicet Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
Esta victoria pacientemente construida, tras dos frustraciones electorales en 2006 y 2012, renueva las esperanzas de una izquierda regional que venía de sucesivas derrotas como Chile (2017), Colombia (2018), Argentina (2015 y 2017) y Brasil (2016), además de la profunda crisis existente en Venezuela.
La exitosa campaña de AMLO y MORENA muestra que las fuerzas progresistas deben ceder en sus postulados ideológicos para triunfar en sociedades capitalistas electoralmente competitivas. Resulta necesario presentarse como alternativa viable no sólo para quienes piensan igual, sino justamente para aquellos que no tienen una identidad de izquierda, sino que esperan que la política resulte un aporte para la resolución de sus problemas cotidianos.
En este sentido, gran parte de la campaña de López Obrador estuvo dirigida a sectores empresariales para mostrarles que no encarnaba un “populismo chavista”, desmontando las acusaciones de los medios tradicionales. El candidato de MORENA designó a uno de los principales hombres de negocios de Monterrey, Alfonso “Poncho” Romo, como uno de sus más importantes intermediarios[1], a la vez que prometió no incrementar la deuda pública y mantener la austeridad fiscal.
A través de estas operaciones, AMLO logró presentarse como una garantía de transformación a la vez que de preservación del orden, al punto de que Carlos Slim, el multimillonario mexicano, señaló previamente a la elección que una victoria de AMLO resultaba necesaria para conservar la estabilidad económica del país[2].
Con declaraciones que recuerdan los compromisos asumidos con el establishment en Brasil por Lula en 2002 con su “Carta al Pueblo Brasileño”, AMLO llamó en forma permanente a la conciliación y la continuidad mientras encendía el entusiasmo por la transformación.
La estrategia de moderación y la búsqueda de una pluralidad de mensajes hacia distintos sectores no parece originarse en una capitulación del candidato ante el sistema, sino en un reconocimiento de las condiciones y las restricciones en las cuales debe operar una fuerza progresista en un contexto de adversidad.
Tras la victoria, el presidente electo se definió como quien iría a gobernar para “todos los mexicanos, a ricos y pobres, a pobladores del campo y de la ciudad, a migrantes, a creyentes, y no creyentes, a seres humanos de todas las corrientes de pensamiento y de todas las preferencias sexuales”[3].
Las encuestas previas a la elección confirmaban un profundo desencanto existente en la sociedad con la clase política y el gobierno de Enrique Peña Nieto. Un factor de indudable gravitación en esto es la corrupción que se atribuye a los gobiernos que han alternado en los últimos años entre el PRI y el PAN, el llamado “PRIAN”. La creación en 2012 de MORENA, una nueva fuerza partidaria, tras la derrota de AMLO frente al candidato del PRI Enrique Peña Nieto, resultó clave para diferenciarse de una clase política profundamente desprestigiada.
Es muy pronto para sacar conclusiones sobre lo que será su gobierno. Ciertamente, se tratará de un difícil experimento en un país donde los dueños del poder político solían ser otros y aquejado por gravísimos problemas de narcotráfico y violencia. Ahora, se tratará de en qué medida este líder que ha proyectado en su campaña tantas expectativas e ilusiones sobre un país devastado e indignado, puede concretar parte de sus promesas.
Una victoria de los jóvenes que estimula la unidad de las luchas En 2014, la desaparición forzada de 43 maestros normalistas en Ayotzinapa fue para los jóvenes un momento de indignación que reveló la profunda imbricación entre las estructuras estatales y los carteles del narcotráfico. La consigna de López Obrador, “becarios sí, sicarios no” terminó calando en la sociedad como la promesa de reconstrucción de un orden estatal legítimo por oposición a la complicidad con esta situación de la llamada por el candidato “mafia del poder”[4].
AMLO conectó con la juventud precarizada y progresista, que percibe el choque entre las fallidas promesas de la democracia liberal, la inserción globalizada y la realidad de un sistema corrupto en sus bases y una clase política cómplice. El notable nivel de desigualdad existente, a su vez, mantiene a la mitad de la población en la pobreza y a un 60% en el mercado de trabajo informal, que funciona sobre la base de salarios bajos[5].
La juventud que apoya al presidente electo parece tener características comunes con aquellos que se han convertido en el sustento principal de los nuevos liderazgos progresistas que han emergido en Estados Unidos con Bernie Sanders y en Inglaterra con Jeremy Corbyn. No por casualidad, distintos medios de la prensa internacional han denominado a AMLO como el “Bernie Sanders de México”, considerando su capacidad para atraer a los jóvenes en torno a su proyecto progresista y renovador.
Del otro lado de la frontera, la inesperada victoria el 27 de junio de la joven de 28 años Alexandria Ocasio-Cortez, de madre puertorriqueña, en las primarias demócratas de Nueva York frente a Joseph Crowley, un histórico miembro de la elite demócrata, es parte de la misma rebeldía de la juventud precarizada a nivel global frente a las opresiones del sistema y los mercados sobre la vida cotidiana. Previamente a las primarias, Ocasio había estado presente en Texas para protestar contra la dura política inmigratoria de Trump que separa a las familias. “Ellos tienen el dinero, nosotros tenemos al pueblo” fue el slogan de campaña de Alexandria, quien ha participado como organizadora de la campaña presidencial de Bernie Sanders en 2016. AMLO presentaba su campaña como esa misma lucha contra la “mafia del poder”.
Trump, que ha basado su carrera a la presidencia en la crítica a los mexicanos como “violadores y ladrones” y en la idea de construir un muro pagado por éstos, humillando al actual presidente Enrique Peña Nieto[6], deberá ahora enfrentar la confrontación tanto adentro -con la renovación que se expresa al interior del Partido Demócrata- como afuera con AMLO que prometió respetuosas relaciones con el presidente de Estados Unidos, al tiempo que declaraba que “México es un país libre y soberano, nunca será piñata de ningún gobierno extranjero”.
Al colocar el tema de la corrupción en primer lugar, AMLO se presentó como alternativa para este tiempo político. En este sentido, “apuesta por una transformación que atañe fundamentalmente a la refundación del Estado en términos éticos, por eso propuso una nueva «Constitución moral»”[7]. Este tema, que no ha sido tratado con la misma prioridad por otros gobiernos progresistas durante su estadía en el poder, es y será seguramente un aspecto prioritario para aquellas fuerzas de izquierda en la región que pretendan retomar la iniciativa.
Notas:
[1] “A new revolution in Mexico”, The New Yorker, 25/06/2018, John Lee Anderson. https://www.newyorker.com/magazine/2018/06/25/a-new-revolution-in-mexico
[2] “Carlos Slim advierte de inestabilidad económica y devaluación, si pierde AMLO”, Regeneración, 26/06/2018. https://regeneracion.mx/carlos-slim-advierte-de-una-inestabilidad-economica-si-pierde-amlo/
Agradezco a Mario Toer el comentario sobre esta cuestión.
[3] “López Obrador gana la presidencia de México con una victoria aplastante”, New York Times en Español, 02/07/2018. https://www.nytimes.com/es/2018/07/02/eleccion-2018-amlo-lopez-obrador/
[4] “La palabra revolución no está prohibida”, Página/12, 04/07/2018. https://www.pagina12.com.ar/126002-la-palabra-revolucion-no-esta-prohibida
[5] “The AMLO Era: Why Mexico’s 2018 Election Matters”, Forbes, 03/07/2018, Nathaniel Parish Flannery. https://www.forbes.com/sites/nathanielparishflannery/2018/07/03/the-amlo-era-why-mexicos-2018-election-matters/#503ff6985986
[6] “Mexico Elections: 5 Takeaways from López Obrador’s Victory”, New York Times, 02/07/2018. https://www.nytimes.com/2018/07/02/world/americas/mexico-election-lopez-obrador.html?emc=edit_ne_20180702&nl=evening-briefing&nlid=6067543320180702&te=1
[7] “Sobre el alcance histórico de la elección de AMLO”, Massimo Modonesi, Nueva Sociedad, Julio 2018, http://nuso.org/articulo/sobre-el-alcance-historico-de-la-eleccion-de-amlo/
Ariel Goldstein. Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe / UBA – Conicet Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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