Según la agencia
Reuters, el Pentágono está preparando, para
el 12 y el 13 de octubre de 2018, una cumbre para crear una Alianza
Estratégica para el Medio Oriente (Middle East Strategic Alliance
o MESA) [
1], que en realidad sería una alianza de monarquías del Golfo alrededor de Arabia Saudita y Egipto.
Esta iniciativa es presentada como la voluntad estadounidense de
crear una alianza militar regional cuya misión sería garantizar,
en lugar de Estados Unidos, la presión militar contra Irán.
Pero ese proyecto está encontrando varios obstáculos:

El
primero es que Qatar está excluido de hecho –debido a su conflicto con
Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos–, al igual que Omán, que
funge como mediador en la región. Al mismo tiempo que Estados Unidos
trata de sacar adelante la creación de la MESA, el Pentágono tendría que
ampliar su base militar en Qatar.

Será
difícil lograr que los países designados para conformar la MESA
trabajen en condiciones de igualdad, dado el hecho que Arabia Saudita
nunca ha aceptado como iguales a sus pequeños vecinos.

Todos
los Estados invitados a conformar esa alianza militar están
probablemente dispuestos a participar si Washington garantiza
la formación militar y el equipamiento militar necesario, pero serán
seguramente menos entusiastas en caso de conflicto, como ya ha podido
verse en Yemen.
El hecho es que la región ha cambiado mucho desde los tiempos de la
guerra fría y del Pacto de Bagdad, cuando aquella organización militar
antisoviética se hallaba bajo las órdenes del Reino Unido y se apoyaba
en el Irán del shah Mohamed Reza Pahlevi.
La creación de la nueva alianza militar favorecería además la
continuación de las ventas de armas de Estados Unidos en la región,
sin tener que desatar nuevas guerras.
A largo plazo, esa alianza podría servir como medio de presión
no sólo sobre la República Islámica de Irán sino también sobre Turquía.
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