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reporteindigo.comUn país en quiebra
Ramón Alberto Garza
Confieso que he sido –y empiezo a pagar por anticipado todos los insultos que recibiré– creyente y defensor de las reformas.
He criticado profundamente al gobierno de Peña Nieto por el mal uso que hizo de la oportunidad histórica que tuvo. Nunca entendí. Él ganó la elección no porque fuera un gran intelectual ni por ser un estadista, sino porque consiguió ilusionar al pueblo de México, aunque fuera al grito de “Enrique bombón, contigo hasta al colchón”.
Y una vez que llegó y se rodeó de los chicos brillantes provenientes de Harvard, del MIT y de Cambridge, descubrieron que este presidente no les gustaba y que entonces lo que había que hacer era tratarlo como si se fuera a presentar a un presidente de Harvard. El resultado es catastrófico.
Hasta aquí es más importante la construcción del nuevo discurso que la exigencia de responsabilidades.
Lo cierto es que el país que recibirá López Obrador será modificado, incluso cinco meses antes del primero de diciembre. La ventaja que tienen los que son como él y como Trump -quienes sí le cumplen a sus pueblos y no forman parte del establishment político- es que inventan fórmulas de gobierno que hasta ahora son inéditas. Por ejemplo, nunca hubo un examen general de sexenio cinco meses antes de que acabase. Este será el primer gobierno en ser modificado y cambiado antes de nacer; será la primera vez que un presidente llegue al 1 de diciembrecon la prueba y error hecha. El líder supremo de este movimiento, incontestable e incontestado, podrá cambiar las piezas cómo y por donde quiera, pero eso sí, habiéndolas quemado hasta la saciedad.
Ya sea por dudas, convencionalismo político, por falta de valor o porque se tenían otras condiciones, nunca antes se había hecho una prueba como la que estamos viviendo.
México no tiene un solo gobierno, tiene dos. Mejor dicho, no tiene ninguno. Los que se van han entregado todo, los que llegarán solamente pueden usar el verbo – como si fueran armas nucleares de destrucción masiva – para explicarle a los mexicanos qué piensan hacer.
Y para ir empedrando el camino de las promesas nada mejor que definir en quién se están basando y a quién están nombrando.
Dentro de las tribus de Morena hay desconcierto. Porque al final del día, los morenistas –aunque usted no se lo crea– no solamente son la solución mágica contra la corrupción e impunidad, también son seres humanos que tienen ambiciones, hambre, tiempo y que lo único que están viendo es que estar en el poder servirá para pagar, en vez de que les paguen.
La vida me ha ensañado que toda acción contra la naturaleza humana tiende al fracaso.
Me parece importante resaltar que ahora mismo y en ese sentido no hay que asustarse o preocuparse mucho. Lo que está haciendo AMLO es prueba y error, antes de sentarse en los despachos.
Puede cambiar a todo su gabinete sin que pase nada después de haber experimentado el alcance de lo que anuncia. Lo que sí es cierto es que él sabe que no se puede vivir sin esperanza y que es bueno que la gente tenga confianza. El problema es que si tienes demasiada fe tapas la de los demás y las catástrofes son como la salvaciones totales.
He criticado profundamente al gobierno de Peña Nieto por el mal uso que hizo de la oportunidad histórica que tuvo. Nunca entendí. Él ganó la elección no porque fuera un gran intelectual ni por ser un estadista, sino porque consiguió ilusionar al pueblo de México, aunque fuera al grito de “Enrique bombón, contigo hasta al colchón”.
Y una vez que llegó y se rodeó de los chicos brillantes provenientes de Harvard, del MIT y de Cambridge, descubrieron que este presidente no les gustaba y que entonces lo que había que hacer era tratarlo como si se fuera a presentar a un presidente de Harvard. El resultado es catastrófico.
Hasta aquí es más importante la construcción del nuevo discurso que la exigencia de responsabilidades.
Lo cierto es que el país que recibirá López Obrador será modificado, incluso cinco meses antes del primero de diciembre. La ventaja que tienen los que son como él y como Trump -quienes sí le cumplen a sus pueblos y no forman parte del establishment político- es que inventan fórmulas de gobierno que hasta ahora son inéditas. Por ejemplo, nunca hubo un examen general de sexenio cinco meses antes de que acabase. Este será el primer gobierno en ser modificado y cambiado antes de nacer; será la primera vez que un presidente llegue al 1 de diciembrecon la prueba y error hecha. El líder supremo de este movimiento, incontestable e incontestado, podrá cambiar las piezas cómo y por donde quiera, pero eso sí, habiéndolas quemado hasta la saciedad.
Ya sea por dudas, convencionalismo político, por falta de valor o porque se tenían otras condiciones, nunca antes se había hecho una prueba como la que estamos viviendo.
México no tiene un solo gobierno, tiene dos. Mejor dicho, no tiene ninguno. Los que se van han entregado todo, los que llegarán solamente pueden usar el verbo – como si fueran armas nucleares de destrucción masiva – para explicarle a los mexicanos qué piensan hacer.
Y para ir empedrando el camino de las promesas nada mejor que definir en quién se están basando y a quién están nombrando.
Dentro de las tribus de Morena hay desconcierto. Porque al final del día, los morenistas –aunque usted no se lo crea– no solamente son la solución mágica contra la corrupción e impunidad, también son seres humanos que tienen ambiciones, hambre, tiempo y que lo único que están viendo es que estar en el poder servirá para pagar, en vez de que les paguen.
La vida me ha ensañado que toda acción contra la naturaleza humana tiende al fracaso.
Me parece importante resaltar que ahora mismo y en ese sentido no hay que asustarse o preocuparse mucho. Lo que está haciendo AMLO es prueba y error, antes de sentarse en los despachos.
Puede cambiar a todo su gabinete sin que pase nada después de haber experimentado el alcance de lo que anuncia. Lo que sí es cierto es que él sabe que no se puede vivir sin esperanza y que es bueno que la gente tenga confianza. El problema es que si tienes demasiada fe tapas la de los demás y las catástrofes son como la salvaciones totales.
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