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España ha sido parte de las mayores maniobras de la OTAN desde la Guerra Fría
La OTAN realizará durante dos semanas en Noruega las
mayores maniobras desde la Guerra Fría: 31 países (los 29 miembros de la
OTAN más los invitados Suecia y Finlandia), 50.000 soldados, 65 buques,
250 aviones y 10.000 vehículos. Y no lo hará de cualquier manera, pues
España aportará 2.000 militares, 6 cazas F-18, un avión C-295 y 3
buques.
El ejercicio, denominado 'Trident Juncture', no es la primera vez que alcanza el calificativo de 'mayores maniobras desde la Guerra Fría' (en 2015 en España, Italia y Portugal ya lo consiguió con más de 30.000 militares) y no parece que vaya a ser la última vez, al menos mientras sigamos inmersos en esta innecesaria escalada de tensión.
Sin embargo, tras la magna demostración de poder se pueden percibir las enormes debilidades de un mundo, una sociedad y un país en crisis. El mundo está en crisis, el capitalismo está en crisis y España está en crisis. Y los indicadores cada vez resultan más incuestionables. Centrándonos en España, y a pesar de acometer un esfuerzo considerablemente menor al ejecutado hace tres años cuando fue anfitriona del mismo ejercicio (entonces aportócasi 8.000 militares, 116 vehículos, 31 aviones, 12 helicópteros y 13 buques), lo cierto es que la tesorería de sus Fuerzas Armadas ha caído en 'bancarrota'. Según el Heraldo de Aragón, las Fuerzas Armadas españolas han cancelado en el último momento unas maniobras en Huesca en las que estaban involucrados 750 militares y 100 vehículos.
Los motivos de estos ejercicios
¿Por qué participa España en las mayores maniobras después de la Guerra Fría (por segunda vez) y anuncia un aumento presupuestario de un 80% del gasto en defensa (de poco más de 5.000 millones de euros a más de 20.000 millones de euros anuales) si no tiene liquidez ni para unas maniobras locales de poca enjundia?
Estados Unidos y su brazo armado, la OTAN, son la respuesta. España, como el resto de Europa, solo es una especie de protectorado norteamericano que tiene que acatar las órdenes que recibe. Pensemos en el primer apercibimiento durante la reunión de la OTAN en Cardiff en el año 2014 y recordemos la reciente bronca de Donald Trump durante la reunión de la mencionada organización en Bruselas en julio de 2018. Es evidente que España, como la mayoría de los países, se ha visto obligada a aumentar el gasto castrense contra su voluntad aun cuando los indicadores de desigualdad, concentración de capital y pobreza han alcanzado cotas alarmantes en los últimos años (ello por no mencionar los problemas migratorios o el auge de la ultraderecha).
Y no es menos obvio que España se ve forzada a participar en 'el mayor despliegue militar desde la Guerra Fría' aunque ello signifique cancelar maniobras locales por falta de liquidez. Si alguien duda de semejante sometimiento, basta con repasar el titular de 'El Mundo' para corroborarlo ('Donald Trump carga contra España en la cumbre de la OTAN').
No solo es un problema español
Y no es solo un problema español. Si analizamos los acontecimientos de la última década podremos comprobar que los ejércitos de los países más importantes de Europa estaban recortando el gasto hasta que Estados Unidos tocó la corneta (Francia recortó 50.000 militares entre 2008 y 2014, España redujo 10.000 soldados entre 2009 y 2015 y Alemania anunció una disminución de 40.000 militares en 2010). Y en mitad del caos que solo puede generar reducir costes y militares para después aumentarlos y organizar tan enormes ejercicios, en los últimos años se han pronunciado una gran cantidad de voces en países europeos solicitando el regreso del servicio militar obligatorio (Francia, Italia o Alemania).
Europa necesita un cambio de dirección
Aumentar el gasto militar de forma tan irracional y acometer periódicamente 'las mayores maniobras desde la Guerra Fría' solo puede conducir a un conflicto que, en el mejor de los casos, dejará un bloque derruido cuando no los dos.
Europa debe subsanar aquel error e intentar centrar sus esfuerzos en reparar el daño causado por los disparates occidentales en Oriente Próximo o el egoísmo de las élites que tanta desigualdad y pobreza están generando. No es Rusia el problema ni las demostraciones de poder tras las que subyace una debilidad patente, la solución. El problema lo tenemos en nuestros cimientos.
Repasemos, si no, las noticias en las últimas semanas en España que demuestran lo complejo de aumentar el gasto social en unos 5.000 millones de euros y lo fácil que resulta acrecentar el dispendio militar en más de 15.000 millones de euros.
No es tiempo de guerras frías ni de disparates armamentistas, es tiempo de soluciones, de construir un futuro mejor, de asumir los errores.
El ejercicio, denominado 'Trident Juncture', no es la primera vez que alcanza el calificativo de 'mayores maniobras desde la Guerra Fría' (en 2015 en España, Italia y Portugal ya lo consiguió con más de 30.000 militares) y no parece que vaya a ser la última vez, al menos mientras sigamos inmersos en esta innecesaria escalada de tensión.
Sin embargo, tras la magna demostración de poder se pueden percibir las enormes debilidades de un mundo, una sociedad y un país en crisis. El mundo está en crisis, el capitalismo está en crisis y España está en crisis. Y los indicadores cada vez resultan más incuestionables. Centrándonos en España, y a pesar de acometer un esfuerzo considerablemente menor al ejecutado hace tres años cuando fue anfitriona del mismo ejercicio (entonces aportócasi 8.000 militares, 116 vehículos, 31 aviones, 12 helicópteros y 13 buques), lo cierto es que la tesorería de sus Fuerzas Armadas ha caído en 'bancarrota'. Según el Heraldo de Aragón, las Fuerzas Armadas españolas han cancelado en el último momento unas maniobras en Huesca en las que estaban involucrados 750 militares y 100 vehículos.
"España, como la mayoría de los países, se ha visto obligada a aumentar el gasto castrense contra su voluntad aun cuando los indicadores de desigualdad, concentración de capital y pobreza han alcanzado cotas alarmantes". Luis Gonzalo Segura, exteniente del Ejército de Tierra de España.No se trata de un asunto menor, pues la falta de liquidez tiene que ser considerable cuando un ejército de más de 120.000 efectivos no puede asumir la movilización local de menos de un millar de militares durante solo una semana.
Los motivos de estos ejercicios
¿Por qué participa España en las mayores maniobras después de la Guerra Fría (por segunda vez) y anuncia un aumento presupuestario de un 80% del gasto en defensa (de poco más de 5.000 millones de euros a más de 20.000 millones de euros anuales) si no tiene liquidez ni para unas maniobras locales de poca enjundia?
Estados Unidos y su brazo armado, la OTAN, son la respuesta. España, como el resto de Europa, solo es una especie de protectorado norteamericano que tiene que acatar las órdenes que recibe. Pensemos en el primer apercibimiento durante la reunión de la OTAN en Cardiff en el año 2014 y recordemos la reciente bronca de Donald Trump durante la reunión de la mencionada organización en Bruselas en julio de 2018. Es evidente que España, como la mayoría de los países, se ha visto obligada a aumentar el gasto castrense contra su voluntad aun cuando los indicadores de desigualdad, concentración de capital y pobreza han alcanzado cotas alarmantes en los últimos años (ello por no mencionar los problemas migratorios o el auge de la ultraderecha).
Y no es menos obvio que España se ve forzada a participar en 'el mayor despliegue militar desde la Guerra Fría' aunque ello signifique cancelar maniobras locales por falta de liquidez. Si alguien duda de semejante sometimiento, basta con repasar el titular de 'El Mundo' para corroborarlo ('Donald Trump carga contra España en la cumbre de la OTAN').
No solo es un problema español
Y no es solo un problema español. Si analizamos los acontecimientos de la última década podremos comprobar que los ejércitos de los países más importantes de Europa estaban recortando el gasto hasta que Estados Unidos tocó la corneta (Francia recortó 50.000 militares entre 2008 y 2014, España redujo 10.000 soldados entre 2009 y 2015 y Alemania anunció una disminución de 40.000 militares en 2010). Y en mitad del caos que solo puede generar reducir costes y militares para después aumentarlos y organizar tan enormes ejercicios, en los últimos años se han pronunciado una gran cantidad de voces en países europeos solicitando el regreso del servicio militar obligatorio (Francia, Italia o Alemania).
Europa necesita un cambio de dirección
Aumentar el gasto militar de forma tan irracional y acometer periódicamente 'las mayores maniobras desde la Guerra Fría' solo puede conducir a un conflicto que, en el mejor de los casos, dejará un bloque derruido cuando no los dos.
"Europa debe centrar sus esfuerzos en reparar el daño causado en Oriente Próximo y el egoísmo de las élites que tanta desigualdad y pobreza están generando". Luis Gonzalo Segura, exteniente del Ejército de Tierra de España.Es hora de asumir que la ambición atlántica rompió el pacto tácito que establecía que las Repúblicas bálticas, Bielorrusia y Ucrania no participarían de bloque alguno y que solo el intento de encerrar a Rusia geográficamentecon la anexión de Ucrania tras las incorporaciones de Letonia, Lituania y Estonia a la Unión Europea provocó el zarpazo ruso.
Europa debe subsanar aquel error e intentar centrar sus esfuerzos en reparar el daño causado por los disparates occidentales en Oriente Próximo o el egoísmo de las élites que tanta desigualdad y pobreza están generando. No es Rusia el problema ni las demostraciones de poder tras las que subyace una debilidad patente, la solución. El problema lo tenemos en nuestros cimientos.
Repasemos, si no, las noticias en las últimas semanas en España que demuestran lo complejo de aumentar el gasto social en unos 5.000 millones de euros y lo fácil que resulta acrecentar el dispendio militar en más de 15.000 millones de euros.
No es tiempo de guerras frías ni de disparates armamentistas, es tiempo de soluciones, de construir un futuro mejor, de asumir los errores.
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