lunes, 9 de diciembre de 2019

El Heartland geopolítico de América del Sur


El Heartland geopolítico de América del Sur








Carlos Chino Fernández


Santa Cruz de la Sierra

Ecuador, Chile, Bolivia y ahora Colombia. Analizando la situación general, sostenemos que en Bolivia y más precisamente en Santa Cruz de la Sierra, se encuentra el eje más importante para comprender los alcances de las explosiones insurreccionales en nuestra América del Sur. Es, en esa región donde se encuentra el corazón geopolítico de nuestro continente.

Cuatro vectores geográficos convergen y se proyectan en Santa Cruz de la Sierra, 1) Hacia Occidente: Por los valles cordilleranos y el acceso al macizo andino. 2) Hacia Oriente: Las serranías de la Chiquitania, el Mato Grosso y el camino hacia el Planalto Brasileño. 3) Al norte: Hacia los ríos y territorios que convergen en la cuenca amazónica. 4) Hacia el sur: Los ríos y territorios de naturaleza chaqueña y platense.[1]
En estos conflictos suramericanos, vemos emerger el siglo XIX en el siglo XXI. Expresan de alguna manera las guerras por la independencia no resueltas y por otra parte, la reconfiguración actual de un mundo multipolar, con foco en el control de los recursos naturales
Existe también en estas protestas las resistencias al modelo neoliberal, que deja sus huellas más allá de los gobiernos y de la crisis de representación política del sistema demo-liberal. En este marco , las protestas toman forma insurreccional

Si nos detenemos en Bolivia, allí el conflicto también expresa la tensión entre la ancestral lucha entre clases y estamentos sociales (la cuestión social), y las luchas por la des-colonización (la cuestión nacional). El motín, es la forma de lucha social característica en Bolivia, está en su ADN, en donde los sectores del trabajo respondían con virulencia ante la explotación, y ante las paupérrimas condiciones de vida que padecían.

Siguiendo a Carlos Montenegro, en Bolivia el motín forma parte del ethos boliviano, hace a su historia de rebelión en el marco de un contexto de sometimiento y explotación ancestral. En el motín casi no hay organización, es un hecho de tremenda violencia que refleja lo extremo de la situación de explotación de la que hablamos.[2]

A través de los siglos, un lugar en la división del trabajo

En el siglo XIX, fue la plata y el oro, que en Potosí dejaron sus vísceras miles de trabajadores, para que una oligarquía local y una Europa lejana alimenten las ansias de poder y disfrute de su clase social aristocrática.

Durante el siglo XX, fue el estaño primero, y después el petróleo y el gas, cuyo sistema de explotación consolidó esa estructura de clases y castas, al mismo tiempo que demarcaba con mayor dramatismo a un territorio boliviano, entre un occidente minero, trabajador e indígena y un oriente blanco, oligárquico y fértil. Hoy en día, sin que desaparezca el gas o el petróleo como recursos naturales deseados, se destaca el litio, como un mineral estratégico para el desarrollo de las modernas sociedades del futuro.

La dimensión internacional, sigue vigente. En el desplazamiento del gobierno de Evo Morales, está presente este esquema de dominación histórico. Aunque el gobierno del M.A.S., mejoró sensiblemente la vida de millones de compatriotas, otrora en la extrema pobreza, no logró desestructurar la matriz de poder heredada.

Para complejizar el panorama, se suman a las protestas, unas capas medias urbanas, que oscilan entre la identificación con las banderas de la igualdad y el progresismo, pero que pretenden vivir cada día mejor emulando a las fracciones que controlan los resortes del poder económico.

El desplazamiento del gobierno de Evo Morales en Bolivia, fue promovido por los EEUU en su disputa por el control de los los recursos naturales, en donde actores internacionales juegan sus fichas, en un esquema de poder que no se ha modificado en sus raíces, aunque sí, en la distribución de sus beneficios (riqueza y derechos sociales), en la lucha entre el trabajo y el capital. El motín y el golpe de estado se fundieron en las acciones callejeras en Bolivia. Aquí la frontera entre el Occidente y el Oriente, define a Santa Cruz de la Sierra como el corazón geopolítico de América del Sur.

La geopolítica define su principal enfrentamiento entre el globalismo financiero y el Continentalismo de los grandes estados industriales, pero en la base, se observa cada día con mayor crudeza a poblaciones de ciudadanos de a pie, sin representación política en niveles más fragmentados y locales de búsqueda de su identidad. Bajo esta premisa, el conflicto en Bolivia, manifiesta, esa paradoja en sus raíces, sin desconocer la existencia de un golpe de estado.

La defensa de un gobierno que le dio visibilidad y dignidad a grandes masas de la población trabajadora (sea o no de origen indígena), debe realizarse teniendo presente la guerra inconclusa por la independencia plena de Bolivia y por la integración total de su territorio (Occidente y Oriente)

Ahora bien, a la hora pensar la salida, ésta sería a través de una alianza básica entre las burguesías locales nacionales no-imperialistas y los trabajadores organizados del campo y las ciudades, sin distinción de las regiones, dentro de una visión de Patria Grande.

Noviembre de 2019
Carlos Chino Fernández
CEES-CGTRA





[1] Agustín Saavedra Waise: “El rol de Santa Cruz de la Sierra en Sur América”, abril de 2005, por internet


[2] Montenegro Carlos. Nacionalismo y Coloniaje, Pleamar, Bs. As., 1967

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