Los sesos de Einstein
Desde 1995 los científicos se han preguntado sobre las cualidades del cerebro de Einstein que contribuyeron a sus ideas extraordinarias en las leyes de la Física.
Pero la investigación en la anatomía del genio fue
frustrada debido a que las imágenes post-mortem y las diapositivas del
tejido del órgano disecado no estaban disponibles para los
investigadores.
La historia es compleja y el destino del cerebro del
genio de origen alemán, ha proporcionado suficiente material anecdótico
para producir una serie de libros populares.
Además, los científicos han identificado un número de atributos especiales, como el tamaño y la estructura de los lóbulos parietales, que participan en el procesamiento de las relaciones espaciales y de los números en referencia a la capacidad matemática.
Ahora, un nuevo estudio publicado en Brain,
en base a la colección de imágenes post mortem más completa de
Einstein, demuestra que su corteza cerebral, responsable de los procesos
de alto nivel mental, era más diferente de lo que se pensaba.
En el estudio, realizado por Thomas Harvey de la
Universidad de Pensilvania, se encontró que el cerebro de Einstein era
de tamaño y forma normal para un hombre diestro. La diferencia está en
las circunvoluciones de la superficie exterior de su corteza: eran muy complejas en regiones específicas de diferentes lóbulos del cerebro.
El córtex cerebral es la parte más avanzada del cerebro. Es donde realizamos nuestro pensamiento consciente superior.
Así, se comparó el cerebro de Albert Einstein con los
registros cerebrales de 85 órganos normales, para descubrir que el genio
poseía extraordinarias cortezas prefrontales. Es ahí donde funciona la
memoria: el hacer y realizar planes, preocuparse, pensar sobre el futuro
e imaginar escenarios.
También sus lóbulos parietales eran muy asimétricos, importantes para habilidades matemáticas y visuales.
Otra parte interesante fueron sus censores y motor de
cortezas: se encontró una región inusual en la parte baja, que procesa
la lengua y la laringe. Tal vez esa sea la razón por la cual Einstein
podía sacar tanto la lengua, habilidad que se inmortalizó con la fotografía más icónica de él.
Esto demuestra que la estructura mental del creador de
la Teoría de la Relatividad era, por lo menos desde la perspectiva
anatómica, diferente a la de una persona normal.
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