A Ciro le dicen, pero no le confirman todavía, que lo de la Torre de Pemex fue atentado
En
su columna publicada hoy viernes, Ciro Gómez Leyva señala que de
acuerdo a fuentes del gobierno, que hablaron con él “off the record”, la
explosión en el edificio B2 del complejo de la Torre de Pemex ubicado
en Ejército Nacional fue un atentado perpetrado por "terroristas".
Cito a Ciro:
“Muy grave, muy grave, muy grave. El comentario se repite en cada una de las dependencias consultadas. Las federales y las capitalinas. Termino este texto poco antes de las doce de la noche. Nadie en el gobierno lo quiere reconocer on the record, nadie en las redes sociales lo reivindica, pero todo apunta a un atentado en un edificio de Pemex.
Imposible a estas horas pensar en lo contrario. El Ejército, el Plan DN-III, los servicios secretos de la Marina y la Policía Federal revisando el lugar, la cantidad de peritos de la PGR, los de la Procuraduría del DF, la revisión de más de una hora del Estado Mayor antes del arribo del presidente Peña Nieto. Y el comentario generalizado oficina tras oficina: muy grave, muy grave, muy grave.
Obligado, pues, preguntarse al menos ¿ante qué estamos ahora? Si es un atentado, no fue solo para mandar un mensaje, sino también para matar. Si es un atentado, a los responsables no les ha preocupado ejecutarlo en hora pico de trabajo. Terroristas sin adjetivos. Gente resuelta a matar masivamente.
Si es un atentado, tomó dormido al Estado mexicano.
Inevitable, asimismo, relacionar a Pemex el 31 de enero con el inicio de sesiones del Congreso el 1 de febrero. El Congreso que más temprano que tarde debería resolver la reforma de Pemex.
El 31 de enero, un día después del discurso del presidente Peña Nieto ante los diputados del PRI, donde les pidió, a ellos y a los de otros partidos, pragmatismo para superar los tabúes que no quieren oír siquiera el concepto inversión privada cerca del sustantivo petróleo.
Van a dar las doce. Ojalá esté completamente equivocado.”
Cito a Ciro:
“Muy grave, muy grave, muy grave. El comentario se repite en cada una de las dependencias consultadas. Las federales y las capitalinas. Termino este texto poco antes de las doce de la noche. Nadie en el gobierno lo quiere reconocer on the record, nadie en las redes sociales lo reivindica, pero todo apunta a un atentado en un edificio de Pemex.
Imposible a estas horas pensar en lo contrario. El Ejército, el Plan DN-III, los servicios secretos de la Marina y la Policía Federal revisando el lugar, la cantidad de peritos de la PGR, los de la Procuraduría del DF, la revisión de más de una hora del Estado Mayor antes del arribo del presidente Peña Nieto. Y el comentario generalizado oficina tras oficina: muy grave, muy grave, muy grave.
Obligado, pues, preguntarse al menos ¿ante qué estamos ahora? Si es un atentado, no fue solo para mandar un mensaje, sino también para matar. Si es un atentado, a los responsables no les ha preocupado ejecutarlo en hora pico de trabajo. Terroristas sin adjetivos. Gente resuelta a matar masivamente.
Si es un atentado, tomó dormido al Estado mexicano.
Inevitable, asimismo, relacionar a Pemex el 31 de enero con el inicio de sesiones del Congreso el 1 de febrero. El Congreso que más temprano que tarde debería resolver la reforma de Pemex.
El 31 de enero, un día después del discurso del presidente Peña Nieto ante los diputados del PRI, donde les pidió, a ellos y a los de otros partidos, pragmatismo para superar los tabúes que no quieren oír siquiera el concepto inversión privada cerca del sustantivo petróleo.
Van a dar las doce. Ojalá esté completamente equivocado.”
No hay comentarios.:
Publicar un comentario