“Salinas” fue nombrado director del Fondo de Cultura Económica
Así como Raúl (el hermano incómodo) usó varios apodos, la Secretaría de Relaciones Exteriores le extendió entre siete y ocho pasaportes con igual número de alias y la Secretaría de Gobernación le avaló otras credenciales, Carlos Salinas, como en las mafias, ha tenido sobrenombres con los que ha pasado a las recopilaciones de Oliver Cyriax y René Reouven en sus respectivos diccionarios: el Chupacabras, el Orejón (que caracterizó en la Cámara de Diputados federal el cómico de la grilla Vicente Fox cuando les hizo un agujero a dos boletas electorales y se colocó una en cada oreja), la Hormiga atómica…, hasta le cantaron la de Sacaremos a ese güey de las orejas…, hicieron burla de su bigote al estilo don Regino (personaje de Gabriel Vargas en La familia Burrón), que usa para cubrir su labio leporino, etcétera.
También lo caricaturizaron por su efímero “ayuno” en Monterrey para “protestar” por la traición de Zedillo, quien lo mantuvo a raya con el encarcelamiento de Raúl, en el exilio irlandés, viviendo como plutócrata.
Ahora se hace llamar José Carreño Carlón, pero antes tuvo el sobrenombre
de José Córdoba (el auténtico José Córdoba es francés, naturalizado
mexicano en trámite tramposo e ilegal). Sin hacerse cirugía como su
amiga y cómplice Elba Esther, es el Mil Máscaras, tenebroso personaje que es otro de los poderes tras el trono
peñista. Ha recibido pagos por su asesoría y apoyo: Rosario Robles.
Pero Peña no le ha pagado a Zedillo, pues no aparece Liébano Sáenz,
quien se autoboletinó para director general de Petróleos Mexicanos.
El caso es que Peña ha nombrado
director general del Fondo de Cultura Económica (FCE) a Carlos Salinas
de Gortari por interpósita persona: su más fiel y servil aliado, José
Ramón Carreño Carlón, escritor favorito de sus mamotretos que se venden por kilo
o se utilizan como pesas para ejercicio. Ya Miguel de la Madrid fue
director del FCE y ahora es Carlos Salinas, padre e hijo de… La sucesión
presidencial de 1994, cuando el homicidio político de Colosio. Para las
elecciones de ese año, Salinas invitaba, mediante Carreño, a
periodistas y politiquillos para dizque darles las “gracias”. Y les
entregaba un cheque que había copiado y certificado notarialmente. Así
exhibió al “historiador” Aguilar Camín, cuando éste lo traicionó. Y
ahora piensa que con sus alfiles en el peñismo está en posición de controlarlo para 2018 y postular a Carreño.
Por lo pronto, como siempre ha querido ser “intelectual”, con su alias
de José Carreño, le entregaron el Fondo de Cultura Económica,
degenerado ya con el nuevo nombramiento. Los amigos “intelectuales” de
Salinas y Carreño ya tienen quien les edite sus libros. Salinas tendrá
sus reuniones con los “escritores” para sus fiestas y bohemias donde rebuzna y le hacen segunda
sus empleados. Y seguirá firmando los libros que le escriban para que
circulen con el sello del FCE. Como sus “memorias”, que lleva muy
adelantadas, para dejar su testimonio como presidente. Por cierto,
también le apodaron el Pelochas, por su prematura y ahora total calvicie que lo hace parecer como lo que fue: el verdugo del país.
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