Teoría de la conspiración sobre la torre Pemex
Un
atentado terrorista a la torre Pemex de la capital del país no es
descartable, aunque no necesariamente tendrían que estar informadas de
ello las autoridades mexicanas. En todo caso, el único que sí podría
haber estado al tanto de todo sería Estados Unidos, el mayor país
terrorista del mundo.
Dice el refrán: “Una mentira da seis
vueltas al mundo, mientras la verdad todavía no se pone los pantalones”.
Así ha ocurrido con la explosión de la torre propiedad de la
paraestatal más importante del país: en las redes sociales se han dado
vuelo con un sinfín de teorías en torno al tema, pero sin llegar a nada
concreto. Todo se limita a puras especulaciones y falsedades.
Como quiera que sea, el atentado
terrorista no se debe desechar como línea de investigación. La historia
nos da ejemplos de que, cuando hay poderosos intereses de por medio,
Estados Unidos no se la piensa para ir en contra hasta de sus propios
conciudadanos. Y si eso hace contra los suyos, con mayor razón ocurrirá
donde se encuentren involucradas otras naciones.
Siempre se ha insistido que el supuesto
atentado nipón a Pearl Harbor, el 7 de diciembre de 1941 en el Océano
Pacífico, fue maniobra de los estadounidenses para poder tener el
pretexto de participar en una conflagración que en ese momento sólo
libraba parte de Europa contra las potencias del Eje, es decir,
Alemania, Italia y Japón.
En mayo de 1942, según la versión
oficial, los nazis torpedearon dos buques petroleros (petroleros, ¡qué
coincidencia!) llamados Faja de Oro y Potrero del Llano, evento que hizo que México se involucrara en la Segunda Guerra Mundial al lado de los países Aliados.
Según las noticias de ese tiempo, la
Alemania de Hitler mantenía una excelente relación con México. No era
creíble que los alemanes atacaran a un país que hasta ese momento
consideraban amigo, sin que eso signifique negar que el gobierno nazi
fue genocida. Pero es más fácil suponer que Estados Unidos saboteó los
barcos mexicanos para que nuestro país reaccionara y se metiera de lleno
a un pleito que hasta entonces le había sido ajeno.
En fechas más recientes, denuevo de
acuerdo con la versión oficial, el 11 de septiembre del 2001 las Torres
Gemelas de la ciudad de Nueva York fueron derribadas por supuestos
terroristas musulmanes; sin embargo, hay suficiente información que
demuestra que el gobierno gringo estaba al tanto de lo que iba a pasar y
no hizo nada para evitarlo. Obvio: EU quería un pretexto para lanzarse
en contra de Iraq y, ya metido en gastos, seguirse de frente en su
cruzada contra otros pueblos árabes.
Conclusión: Estados Unidos no se anda
por las ramas a la hora de defender sus intereses. En la actualidad hay
que destacar el interés de los norteamericanos por el petróleo mexicano.
Un atentado a la torre Pemex no le significaría ningún problema a EU
para presionar a México.
Es obvio que la modernización de Pemex
no tiene por qué pasar por la privatización, pero los gringos son
expertos en el arte de la persuasión y del convencimiento. El bombazo a
la torre Pemex podría ser la forma de tratar de ablandar a México para
que acelere la reforma energética que mejor le convenga al vecino país
del norte.
Todas estas teorías de la conspiración
podría ser echada abajo si el gobierno de Enrique Peña Nieto se apresura
a informar debidamente sobre lo ocurrido y ataja toda la desinformación
que circula por actuar mediáticamente a destiempo en el atentado a la
torre Pemex.
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