Managua, 20 jun (PL) Desde la firma de la Independencia en 1821,
Nicaragua jamás contó con otro documento de tanta trascendencia como el
suscrito ahora para la construcción del canal interoceánico, opinó hoy
un alto funcionario.
El doctor Francisco Mayorga, representante del país ante el Banco
Interamericano de Desarrollo (BID), sustentó su afirmación en análisis
históricos e impacto de las futuras inversiones, en términos de
soberanía económica y beneficio social.
El 14 de junio el
presidente de la República, Daniel Ortega, suscribió con la empresa
Hong-Kong Nicaragua Canal Development Investment Co. (HKND), el acuerdo
marco de concesión e implementación para construir el megaproyecto, cuyo
costo estimado supera los 40 mil millones de dólares.
Según
recordó Mayorga, la conexión entre los océanos Pacífico y Atlántico a
través de este país centroamericano constituye un sueño de vieja data,
que a inicios del siglo XX fue torpedeado por intereses
extraterritoriales.
El tratado Chamarro-Bryan, establecido en
1914, representó la firma de una hipoteca del territorio nacional a
favor del gobierno de Estados Unidos, para impedir la ejecución aquí de
un canal semejante al de Panamá, argumentó el experto.
Mediante
el poderío militar y económico, obligaron a Nicaragua a decir: "yo no
voy a hacer canal al menos que lo haga con Estados Unidos"; es decir, la
potencia que acababa de hacer la infraestructura por el istmo panameño,
rememoró.
En aquellos tiempos, la obra tenía tanto valor
comercial como militar, remarcó el profesor, pero con el actual
desarrollo del armamento mundial, solo posee importancia estrictamente
comercial y económica, evaluó.
Dentro de la historia de
Nicaragua, nunca hubo un episodio que, como resultado de la decisión de
un gobierno, se marcara un futuro diferente para la nación, de
prosperidad y crecimiento, como sucedió con la firma del acuerdo con
HKND, consideró.
El vial interoceánico representará la
transformación total del perfil de la economía nacional, sustentada
hasta el momento por el sector agro-industrial, pues dinamizará todas
las ramas, entre ellas construcción, transporte, turismo, vivienda y
comercio, indicó.
A partir de 2007, bajo la administración de
Ortega, las exportaciones comenzaron a crecer a razón del 20 por ciento
anual y pasaron de menos de mil millones a casi tres mil millones de
dólares en 2012, sin contar los ingresos adicionales por la actividad
productiva en zonas francas, precisó Mayorga.
Sin embargo, el
país precisa imprimir mayor celeridad al desarrollo, lo que podrá
lograrse con el canal y otras obras asociadas, entre ellas zonas
francas, aeropuerto y puertos en aguas profundas, explicó.
Hay
varios conceptos claros a los ojos de los expertos: esa ruta comercial
constituye una necesidad para el mundo, es buen negocio y su ejecución
resulta viable económica y financieramente, resumió.
rmh/mjm |
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