Argentina reconoce a madres como jefas de hogar
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BUENOS AIRES (AP) -- Andrea Nerone quedó en la ruina, sin casa
ni trabajo y con cuatro hijos cuando su marido la abandonó meses atrás.
Sin tiempo para lamentos, inició un largo periplo entre estudios de
abogados y oficinas del gobierno por una ayuda económica que le llegó
por cuentagotas.
Desempleada e incapaz de
pagar la renta de su casa previa, Nerone se fue con sus hijos a una
modesta vivienda propiedad de su madre y por pocos meses recibió la
ayuda económica. Sin embargo, el gobierno dejó de prestar ayuda cuando
determinó que el padre de los hijos contaba con empleo y por ello era
capaz de mantenerlos.
El gran problema: El padre ya no mantenía contacto con su familia ni no le daba dinero.
Un
reciente decreto gubernamental podría ayudar a evitar que mujeres como
ella caigan en situación de pobreza en caso de abandono o separación.
La
presidenta Cristina Fernández dispuso que sean las madres las únicas
autorizadas a cobrar la asignación universal por hijo (AUH) -asistencia a
familias sin trabajo- a partir de junio y la asignación o salario
familiar que hasta julio perciben los hombres con trabajo registrado.
La
medida anunciada el mes pasado implica, según expertos, un cambio
profundo en el concepto sobre el papel de la mujer en una sociedad
patriarcal como la argentina. No sólo se la reconoce como cabeza de
familia sino también su capacidad para administrar los recursos del
hogar mejor que los hombres.
Esta es además la
primera modificación sustancial en la asignación universal por hijo, un
programa de transferencia monetaria condicionada que comenzó a
aplicarse en 2009 bajo la gestión de Fernández y ayudó a miles a salir
de la pobreza, pero que en los últimos tiempos ha sido cuestionada al
igual que otras experiencias similares en América Latina.
"La
situación es desesperante porque el papá de los chicos liquidó todo,
vendió hasta la cama de los chicos", relató Nerone, de 46 años, sentada
en el patio de una casa a medio construir en Villa Adelina, un suburbio
popular al norte de la capital. En esa vivienda prestada duerme en una
misma habitación con Ailen, de 17 años y madre de un bebé de cuatro
meses; Candela, de 10; Malena, de 9; y Sebastián, de 6.
"Ellos
(por el Estado) asumen que si el padre está con trabajo, se da por
entendido que vos tenés la entrada (de dinero). Pero yo ahora no recibo
ni los alimentos del padre ni la asignación universal", indicó la mujer.
Al
anunciar del cambio en la política social, la presidenta Fernández dijo
que la modificación no busca castigar a los hombres, sino proteger a
las mujeres.
"Tenemos muchos reclamos, por
parte de mujeres, que por allí el marido las abandona, se va, sigue
cobrando. No estoy hablando en contra de los hombres, estoy hablando de
las cosas que pasan en la vida, que quede claro. Entonces queremos que
la que lo cobre sea la madre siempre, salvo que por decisión judicial
quien tenga la tenencia de los chiquitos sea el padre. Esto es de
absoluta justicia", explicó Fernández.
Para
Nora Lustig, profesora de estudios latinoamericanos en Economía de la
Universidad de Tulane (Nueva Orleáns, Estados Unidos), "transferir los
recursos a las mujeres es sabido que resulta en un mayor empoderamiento
de las mujeres al interior del hogar y en el mejor uso de los recursos,
por ejemplo en alimentos y vestimenta para sus hijos. Los hombres
tienden a ser menos altruistas".
La experta
consideró una falla de origen que en Argentina la ayuda social no se
otorgara a las madres en forma obligatoria como sí se hizo desde sus
inicios con el Plan Progresa de México, país precursor en la región en
materia de programas de protección social no contributiva.
A
través de la Asignación Universal por hijo el Estado destina 460 pesos
(85 dólares) por hijo y 1.500 pesos (278 dólares) por hijo discapacitado
a familias desocupadas o trabajadores informales.
Los
adultos responsables perciben el 80% del monto de la prestación
dineraria en forma directa, mensualmente y mediante el depósito en una
cuenta bancaria. El 20% restante se cobra una vez al año cuando el
beneficiario demuestra que el niño concurrió a la escuela durante el
ciclo escolar y cumplió con los controles sanitarios y el plan de
vacunación.
Este programa beneficia a 3,3
millones de niños o 1,8 millones de familias en todo el país y le
demanda al Estado una erogación de 18.750 millones de pesos (3.485
millones de dólares) al año, según cifras de la Administración Nacional
de la Seguridad Social (ANSES).
Los
trabajadores registrados, por su parte, cobran entre 110 y 460 pesos
(entre 20 y 85 dólares) por hijo en concepto de asignaciones familiares
siempre y cuando el salario no supere los 8.400 pesos (1.561 dólares).
La
resolución presidencial sobre las mujeres "es la garantía para que ese
dinero vaya el niño" y también "reconoce el trabajo que hacen las madres
en su casa", destacó Carmen Flores, secretaria de organización del
Sindicato de Amas de Casa.
La habilidad de las
mujeres para manejar el presupuesto familiar se hace todavía más
notoria en un contexto en el que la inflación se apodera de sus
ingresos. Oficialmente, la inflación se mantiene por debajo del 10%,
pero pocos argentinos confían en esas cifras y prefieren aceptar el 25%
calculado por analistas privados.
El Banco
Mundial ha reconocido el papel fundamental de las mujeres en el avance
económico de América Latina. Según un informe de ese organismo, señaló
que su participación en el mercado laboral aumentó 15% de 2000 a 2010.
"La
reducción de la pobreza en la región puede deberse a que se
incorporaron a la fuerza laboral más mujeres de bajos ingresos que de
ingresos altos", indicó el banco en su reporte. Advirtió, sin embargo,
que "las madres solteras y trabajadoras son las que corren riesgo más
alto de caer en la pobreza".
Flores resaltó
que la nueva disposición en Argentina ayudará también a que muchas
mujeres víctimas de violencia doméstica abandonen esta situación pues se
quiebra la dependencia económica con sus esposos. Y contribuirá a
reducir las demandas por alimentos contra padres en caso de separación o
abandono.
Bajo la nueva medida, Nerone recibiría de nuevo la ayuda en julio.
"Yo
preferiría tener trabajo a cobrar la asignación universal por hijo. Yo
creo que la mayoría prefiere un trabajo estable. La ideal sería que se
cambie el plan por trabajo", reclamó Nerone.
Las
transferencias monetarias condicionadas implementadas en América Latina
durante la última década fueron determinantes para rescatar de la
pobreza a millones de personas que habían sido expulsadas del sistema
por las políticas neoliberales de la década de 1990. Un ejemplo
emblemático ha sido Bolsa de Familia de Brasil, que mejoró las
condiciones de vida de más de 50 millones de sus habitantes.
Pero
a medida que las economías de la región se volvieron más prósperas,
alentadas fundamentalmente por el alto precio internacional de las
materias primas, y más personas escalaron hacia la clase media, sus
demandas se orientaron hacia otros objetivos, como mejor educación y
salud, para las cuales los gobiernos mayormente de centro-izquierda no
están teniendo las respuestas más adecuadas.
Hay
también denuncias de que estos programas se han convertido en una
herramienta de clientelismo político. Líderes opositores de Argentina
apuntaron que las asignaciones universales se usan para "el juego o el
consumo de drogas", que fomentan la vagancia e incluso que las mujeres
de bajos recursos se embarazan para cobrar ese dinero, pero no han
presentado pruebas concretas.
En Venezuela la
oposición también ha cuestionado el uso político de las Misiones,
creadas por Hugo Chávez y financiadas por los millones provenientes del
petróleo.
En la actualidad 18 países de
América Latina aplican programas de protección no contributivas que
benefician a más de 25 millones de familias, según la Comisión Económica
para América Latina y el Caribe (CEPAL).
"Las
transferencias monetarias condicionadas son la innovación de política
social más importante en los últimos 15 años, han permitido que millones
de personas vivan un poquito mejor, son un elemento para redistribuir
el ingreso y combatir la pobreza que el mercado no logra... Sin embargo
deben ser complementadas con otras iniciativas para crear procesos
transformadores y no crear culturas de dependencia", concluyó Lustig.
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