El papel del ejército en las revoluciones árabes
Foto: EPA
El generalato árabe, que parecía ser un
observador indiferente de las manifestaciones de la oposición, de golpe
se apoderó de la iniciativa y destituyó al presidente Morsi. Según
analistas, era de esperar: el papel de los militares en la vida política
de la mayoría de los países árabes siempre fue grande.
Una
opinión difundida es que el ejército no se ocupa de la política
interna. No obstante, desde tiempos remotos los militares se ocuparon de
lleno de la política interna. Los emperadores, zares y príncipes eran
destituidos y llevados al trono con la espada de los legionarios, con
los sables de los dragones y las bayonetas de los soldados de la
guardia. Claro que con el tiempo la situación ha cambiado: las leyes de
todos los países definen al ejército como instrumento de defensa ante el
enemigo exterior. Sin embargo, cuando se llega a las revoluciones, de
todos modos la última palabra la tienen los militares.
Hoy
en la mayoría de los grandes estados del mundo el ejército cumple sus
funciones pertinentes: cuida la tranquilidad de los ciudadanos ante un
posible ataque exterior, presta ayuda a la población civil en caso de
desastres naturales o catástrofes tecnógenas. Pero hay países en los que
los militares representan en sí una tercera fuerza, detrás de las
autoridades civiles y la oposición. Aunque, mejor dicho, no es la
tercera fuerza, sino la primera. Así fue en los años sesenta y setenta
del siglo pasado en países de América Latina. Tal situación se mantiene
hasta la fecha en muchos países de África. Y en el mundo islámico el
comportamiento del ejército sigue desempeñando un determinado papel lo
cual ha sido demostrado a todas luces por los sucesos de los últimos
años. Sobre la cresta a la “primavera árabe” los militares cedieron el
lugar a los islamistas, como ocurrió en Egipto, Libia o Túnez, o bien
apoyan al poder público como sucede en Siria.
Pero
ahora el ejército egipcio decidió volver a tomar cartas en el asunto.
Cabe destacar que Egipto es el ejemplo más palpable de “gobierno
militar” reservado, subraya el politólogo Kiril Benedíktov:
–En
cuanto a Egipto se refiere, a lo largo de las últimas décadas el
ejército fue un verdadero poder. Quizás reservado, no se mostraba del
todo. Como se sabe Hosni Mubarak
fue representante del ejército. Y la propia retirada de Mubarak y el
actual golpe de Estado contra Morsi, son manifestaciones del poder real,
que en Egipto no varía en el curso de muchos años. En enfrentamiento
entre los Hermanos Musulmanes y la parte liberal de la sociedad son solo
olas sobre la superficie del mar.
Es muy posible
que los generales egipcios no tuviesen que ocultarse especialmente.
Pero, en palabras del experto, el problema del generalato egipcio
estriba en la falta de un brillante líder carismático. De ahí que haya
que buscar una figura política entre las personalidades sociales y
religiosas.
Turquía está hoy algo aparte entre los
países islámicos, si bien el ejército nunca dudó mayormente a la hora de
injerirse en la política interna: los generales resolvían sin
miramientos cualquier crisis. Sin embargo, la política del primer
ministro Recep Tayyip Erdoğan, “la pausada islamización” del país, hizo
lo suyo, dice el politólogo Alexéi Martínov:
–En
los últimos años la política de Erdoğan apuntaba a disminuir el papel
del ejército en la sociedad. El primer ministro practicó una importante
rotación del generalato, los generales más populares fueron destituidos.
Y el ejército turco no tiene hoy día en la sociedad y el Estado el
otrora prestigio como, por ejemplo, en Egipto. Vemos que la influencia
del ejército en Egipto permitió revertir la situación, devolver al país
la vía secular de desarrollo.
Según el politólogo,
la enorme influencia que tienen los militares en la sociedad de los
países árabes de Oriente Próximo y en Turquía obedece a las
peculiaridades de su formación. Al decir del experto, en este caso no se
trata del islam: simplemente la propia estructura estatal fue
articulada por el ejército y en torno al ejército.
En
tanto, junto a la Siria inmersa en una guerra civil y a Erdoğan, que
sueña con el liderazgo regional, está cobrando fuerzas un coloso. Irán
no se avergüenza de expandir los conflictos internos con ayuda del
Cuerpo de Guardianes de la Revolución Islámica. Además, el poderío del
ejército iraní, pese a los años de sanciones internacionales, se agrandó
considerablemente. Los observadores coinciden en opinar que Teherán ya
logró la supremacía técnica sobre sus vecinos debilitados por las
disputas intestinas. ¿Hacia dónde se dirigirá ese poderío?
Las
revoluciones en los países árabes obligaron al ejército, quiérase o no,
a entrometerse en la lucha por el poder, ya sea para aliviar el proceso
de transición o para defender al régimen. El comportamiento de los
uniformados (sobre todo los altos cargos), su lealtad a las autoridades o
a la oposición, desempeñaron el papel decisivo. Pero, al mismo tiempo,
la posición del ejército resultó ser inestable. Es que no fue creado
para eso.
mj/kg
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