¿Qué originó la bancarrota de Detroit?
La ciudad conocida como Motor City no parece que se haya beneficiado del buen momento por el que atraviesan las automotrices estadounidensesPublicado por EFE el Viernes 19-07-2013
¿Qué originó la bancarrota de Detroit?
Publicado por EFE el Viernes 19-07-2013
TORONTO, Canadá.- La declaración de la bancarrota de Detroit, conocida como "Motor City"
por ser el centro del sector del automóvil de Estados Unidos desde hace
más de un siglo, no afectará a los tres grandes fabricantes
estadounidenses, General Motors (GM), Ford y el Grupo Chrysler.
En las últimas horas los tres fabricantes han emitido comunicados
en los que, además de expresar su apoyo a la ciudad que los acoge, han
dejado claro que la quiebra de Detroit, que posee una deuda de 15,000 millones de dólares, no afectará a sus operaciones.
"GM ha valorado las potenciales implicaciones de la bancarrota de
Detroit y no anticipamos ningún impacto a nuestras operaciones diarias o
perspectivas de negocio", dijo General Motors.
Sin embargo el fabricante reiteró que "nuestros primeros
pensamientos son para nuestros vecinos de toda la ciudad. GM está
orgullosa de considerar Detroit su hogar y la declaración de bancarrota
es un día que deseábamos que no se hubiese producido".
Ford y el Grupo Chrysler se expresaron en términos similares.
"Creemos que un Detroit fuerte es crítico para un Michigan fuerte y
nuestro sector. La ciudad tiene un difícil trabajo por delante y somos
optimistas que los líderes gubernamentales tendrán éxito en fortalecer
la comunidad", dijo Ford.
Por su parte, Chrysler aseguró: "Creemos en la ciudad de Detroit y
su gente. No sólo seguimos invirtiendo en la ciudad y sus residentes al
añadir nuestra presencia a Detroit, también estamos comprometidos a
jugar un papel positivo en su revitalización".
Lo que resulta paradójico es que aunque la vida de Detroit
está íntimamente ligada al mundo del automóvil y su declive es en parte
consecuencia de la crisis de los fabricantes estadounidenses, "Motor City" no parece que se haya beneficiado del buen momento por el que atraviesan General Motors, Ford y el Grupo Chrysler.
El año pasado, General Motors ganó 4,900 millones de dólares y sumó
su tercer año consecutivo de abultados beneficios. En 2011, el mayor
fabricante estadounidense, cuya sede es un complejo de torres de cristal
junto al río Detroit en el centro de la ciudad, ganó 7,600 millones de
dólares.
Por su parte Ford ganó 5,670 millones de dólares en 2012. El año anterior la cifra había sido de casi 6,000 millones de dólares.
El Grupo Chrysler, el más pequeño de los tres y el que se
encontraba en peor situación tras la crisis de 2008, tuvo unos
beneficios de 1,700 millones de dólares en 2012.
A pesar de estos significativos beneficios, Detroit no está ni
cerca del esplendor que se vivía en la ciudad tras la II Guerra Mundial,
cuando los fabricantes de automóviles necesitaban mano de obra
cualificada para sus fábricas y atrajeron a miles de personas a la
ciudad.
Para la mayoría de analistas, los problemas que hoy vive Detroit se
gestaron en la década de los años setenta cuando las marcas japonesas
empezaron las exportaciones masivas de automóviles a Estados Unidos tras
la primera crisis del petróleo.
Según un estudio de 2010 del Centro de Investigación Económica
Aplicada, en vez de adaptar sus vehículos y procesos para mejor competir
con los fabricantes japoneses, la industria estadounidense buscó la
protección de su gobierno para evitar una reestructuración.
"Las semillas de los problemas de Detroit residen en creer
continuamente que sabían lo que el público estadounidense quería. Años
de beneficios tras la posguerra parecían probar que esta suposición era
correcta", señaló el informe.
El informe también indicó que "al exprimir a componentes como los
proveedores y concesionarios, y lograr eficiencias de coste tomando
atajos, Detroit se ocupó de cambiar la percepción del público sobre sus
productos. Los años de edificar la reputación se disiparon en una
década".
Cuando los fabricantes japoneses y europeos empezaron a producir
automóviles en Estados Unidos, fabricantes como Honda o Volkswagen
instalaron sus plantas de montaje en el sur del país, donde es más
difícil que los trabajadores creen sindicatos y donde los salarios son
más reducidos.
Los "tres grandes" de Detroit siguieron el mismo camino,
como una forma de reducir sus costos e instalaron plantas de montaje en
estados como Texas, Kentucky, Tennessee o Misuri, lo que provocó el
éxodo de trabajadores cualificados de Detroit a esas localidades.
La transferencia de trabajadores cualificados de Detroit, en su
mayoría de raza blanca, a otros centros de producción también significó
la desaparición de riqueza de la ciudad.
El valor de las propiedades inmobiliarias cayó y lo mismo sucedió con los ingresos para las arcas municipales.
La población que pudo escapar del declive de la ciudad lo hizo casi
a la misma velocidad: de los 1.8 millones que tenía en la época de
esplendor del sector del automóvil en 1950, ahora se ha pasado a 700,000
habitantes.
#kgb
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