¿Qué nos impide destruir al virus de la viruela?
Foto: novostey.com
En
el año 1980, la OMS anunció oficialmente la erradicación del virus de
la viruela. ¡La humanidad se regocijó! Finalmente una de las
enfermedades más antiguas y peligrosas, que había robado millones de
vidas, había sido vencida. El último caso de viruela natural fue
registrado en Somalia, en el año 1977. Desde entonces el mundo ha
respirado con tranquilidad.
En
la actualidad es complejo imaginarse cómo era una ciudad en la que
reinaba la viruela, hasta que fue creada la vacuna. Nadie podía sentirse
seguro. Y si usted es de los que sueña con haber nacido en la época de
los miriñaques y las pelucas empolvadas, debería pensarlo dos veces.
Solamente
imagínense que cuando en el París del siglo XVII la policía buscaba a
una persona, entre sus principales señas personales siempre se recordaba
que el mismo no poseía las marcas de viruela. Los médicos ingleses y
rusos consideraban que “todo el mundo debería enfermar de viruela,
aunque fuera una vez”. Entre tanto hasta el comienzo del siglo XIX en
Europa habían muerto por este virus más de 1,5 millones de personas. La
viruela natural acabó con más de un cuarto de todas las muertes de aquel
periodo y quien lograba sobrevivir como premio le quedaban el cuerpo y
la cara marcados y en algunos casos la ceguera total o parcial.
Los
síntomas de la viruela natural están detalladamente descritos en muchos
textos médicos, pero quisiera recordarles los principales: escalofríos
intensos, desgarradores dolores en las extremidades y la cintura, sed,
vómitos, dolor de cabeza y mareo. Después de algunos días aparecen
laceraciones circulares en el cuero cabelludo, en la cara, en las
extremidades y en el tronco. Al principio se presentan como manchas, las
cuales se convierten en pápulas y luego en ampollas y pústulas. Después
de la formación y desprendimiento de la costra aparecen unas
monstruosas cicatrices que, desde ese momento, marcan a la persona para
toda la vida.
Pero
lo que es aún más terrible, sobre lo que seguramente no han escuchado:
la viruela se forma, además de en la piel, en todas la mucosas, causándo
al enfermo sufrimientos infernales, ya que las pústulas explotan en la
boca, la nariz, en la garganta, la tráquea y los bronquios. También en
el intestino grueso y en las vías urinarias. Todo esto se convierte en
erosiones incurables. Si la persona no muere del intenso dolor y de las
hemorragias cutáneas, puede considerar que ya pasó por lo peor de su
existencia.
Volvamos
a la actualidad. Los horrores que hemos descrito más arriba, fueron
padecidos por la humanidad durante unos cuantos siglos y finalmente fue
liberada de ellos. Guardamos al genio en su botella. Ahora lo hemos
olvidado felizmente al haber decidido que nos libramos de él, para
siempre. Pero no todo es tan simple, considera la viróloga Natalia
Románova:
—El
virus de la viruela natural fue erradicado en el año 1980. Tras dos
años, se detiene la vacunación de la población contra esta infección ya
que deja de ser necesario. El virus es conservado para fines científicos
e investigación en un depósito de Rusia con base en CCE VB Vector
(Centro Científico Estatal de Virología y Biotecnología) y en un
depósito análogo en EEUU.
Este
asunto tiene otra arista. Para los científicos resulta de interés
estudiar el virus desde el punto de vista científico. Más aun, el mismo
puede aportar beneficios a la lucha contra muchas enfermedades
terribles, señala Natalia Románova:
—Hace
relativamente poco tiempo fueron descubiertas características útiles de
la vacuna de la viruela para la lucha contra el cáncer triple negativo
de las glándulas mamarias. Se presupone que la eficacia de la viruela
natural es aún mayor. De este modo la indicación de la OMS para su
destrucción en el próximo año parece ser bastante extraña, ya que en la
comunidad científica no han finalizado los experimentos con este virus.
¿Podría
suceder que este eterno terrible enemigo de la humanidad se convierta
en ayudante contra enfermedades incurables? Se demostrará con el tiempo.
Aunque, destruir el virus de la viruela natural, podremos siempre.
fs/as/sm
Nota: Las opiniones expresadas por el autor no necesariamente coinciden con los puntos de vista de la redacción de La Voz de Rusia.
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