Los servicios especiales en el Parlamento británico: Show must go on
Foto: EPA
Ante
la comisión parlamentaria comparecieron los jefes de los servicios de
contraespionaje MI 5 Andrew Parker, de inteligencia exterior MI 6 John
Sawers y de inteligencia electrónica Iain Lobban. Las declaraciones de
los jefes se transmitieron por canales de TV con un atraso de dos
minutos, para que se pudiera interrumpir la transmisión, en el caso de
que se divulgaran datos secretos.
El
motivo de las audiencias, si bien no se habló abiertamente de ello, fue
la publicación de documentos secretos entregados a la prensa (en el
caso dado, a The Guardian) por el ex agente de la CIA. Todo comenzó muy
prometedoramente: los parlamentarios culparon de ineficacia a los
servicios secretos, para los que pasaron desapercibidos el fin de la
guerra fría, los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 y la
Primavera Árabe. Cuando se llegó al caso Snowden, los jefes de los
servicios secretos trataron de demostrar que la interceptación del
correo y la escucha de teléfonos no contradicen las leyes y sirven a los
intereses de la seguridad de Gran Bretaña. El propio denunciante fue
acusado por boca del director de MI 6 Sawers casi como persona que
propiciaba el terrorismo:
—Las
filtraciones de Snowden han causado un gran daño. Pusieron en peligro
nuestras operaciones. Está claro que los enemigos ahora se frotan las
manos. Al Qaeda absorbe vorazmente esta información.
Como
se deduce de los discursos de los representantes de los servicios
secretos, se frotan las manos no solo Al Qaeda, sino asimismo los
pedófilos, a los que no se podrá capturar ahora por culpa de Snowden. Y a
otros criminales. Sin embargo, al jede de inteligencia externa se le
hizo una pregunta lógica: ¿hay pruebas de tal daño? Un fracaso rotundo.
Los diputados no obtuvieron respuesta de los jefes de de seguridad,
señala el periodista de The Guardian Richard Norton-Taylor:
—Es
interesante: cuando se pidió a Sawers que presentara pruebas, ejemplos
de daño causado por las revelaciones de Snowden, dijo en seguida: “No
podemos divulgar esto. Hay que pasar a una sesión a puertas cerradas”.
Es decir, se deshicieron incluso de una pregunta test.
Ahora
bien, ¿para qué se necesitaron estas audiencias presentadas con tanta
pompa? Como resultado, salió un show que debía ayudar a los jefes de los
servicios especiales a salvar las apariencias, la imagen de “caballeros
de capa y espada”.
Se
pretendió sugerir a los parlamentarios que los servicios secretos no
vigilan a ciudadanos de filas, y que su único blanco fueron terroristas y
otros delincuentes. Que las conversaciones telefónicas fueron
escuchadas tan solo “en casos con limitaciones y exigencias sumamente
estrictas”.
Importa
señalar que en las audiencias, si hubo información que infunde
optimismo. Como dijo el jefe de MI 6, Gran Bretaña reanuda su
colaboración con Rusia (suspendida en 2006 debido al caso Litvinenko).
Según Sawers, el primer paso de Londres y Moscú en este sentido será
garantizar la seguridad en los Juegos Olímpicos de Sochi.
vs/as/er
Nota: Las opiniones expresadas por el autor no necesariamente coinciden con los puntos de vista de la redacción de La Voz de Rusia.
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