La comunidad internacional ya no teme a Corea del Norte
© Foto: Flickr.com/John Pavelka/cc-by
Dentro
de estos métodos se mantiene el chantaje a la comunidad internacional
amenazándola de comenzar una nueva guerra en la península de Corea. La
última vez que Pyongyang acudió a esta práctica fue en la primavera del
año 2013.
El
agravamiento de la situación en la península de Corea comenzó en marzo.
Entonces, Pyongyang prometió asestar un golpe sobre las bases
norteamericanas de Guam y Hawái. Esta amenaza era una respuesta a las
maniobras conjuntas de EEUU y Corea del Sur. La leyenda cuenta que se
sugería el bombardeo de Corea del Norte. El 30 de marzo, Pyongyang
declaró que decretaba el “estado de guerra” con Seúl. Después de esto,
Kim Jong-un informó que Corea del Norte descongelaba el reactor de
Yongbyon y se prepararía para las pruebas de un misil balístico. Sin
embargo, a pesar del tono amenazante de estas declaraciones, nadie las
tomó en serio. Esta situación nos la comenta el director de programas de
investigación del Instituto de Economía, Gueorgi Toloraya:
–En
la primavera de este año, los norcoreanos lanzaron una campaña
propagandística sin precedentes para asustar a la comunidad
internacional y a obligarla a tenerles en cuenta. Detrás de esto era
evidente el deseo del nuevo líder de darse a conocer tanto en la arena
internacional como en el interior del país. Al mismo tiempo se hizo
evidente que realmente no debemos esperar medidas militares serias por
parte de Pyongyang. Por todo esto se puede decir que este intento no
tuvo éxito. Precisamente es por eso que Pyongyang pasó bastante
rápidamente hacia una ofensiva pacífica.
Es
posible que las amenazas de Corea del Norte pudieran provocar un mayor
efecto si en el pasado, Pyongyang no hubiera abusado de este tipo de
declaraciones. La comunidad internacional se ha acostumbrado a que Corea
del Norte utilice este método como un elemento de cambio, de esta
manera logra para sí ayuda humanitaria. Al mismo tiempo, amenazando con
desatar una guerra, la República Popular Democrática de Corea mantiene
la imagen de un estado con el que sería más caro enlazarse, asegura el
director del Consejo de Política Exterior y de Defensa, Fiódor Lukiánov:
–A
Corea del Norte no la dirigen unos kamikazes sin cerebro, y sí lo hacen
unas personas que, a su manera, son racionales. Sencillamente su
racionalidad tiene una sola dirección: que no les toquen, para que todo
lo demás quede detrás. Por eso se hace este juego al borde de la falta
(una incineración a gran escala, incluso hasta advertir a las embajadas,
incluyendo a la rusa: "Lo sentimos, pero es mejor evacuar, pues en caso
contrario, no garantizamos su seguridad") el cual debe durar todavía
bastante.
Es
verdad que en esta crisis hubo un hecho no habitual: esta vez Pyongyang
enfureció a su gran valedora la República Popular China. En Pekín temen
que debido a las acciones de Corea del Norte, los norteamericanos
refuercen su presencia en la región cambiando de esta manera el
equilibrio de fuerzas existente en esa zona. Mientras tanto, para Corea
del Norte es vital mantener una buena relación con el vecino. China no
solo le ofrece el patrocinio a su vecino, sino que también le ofrece un
modelo a seguir. Un significado especial para Pyongyang tiene el hecho
de que China supo llevar a cabo reformas sin cambiar ni un ápice la
forma de gobierno. Y aunque la palabra “reforma” sigue siendo un tabú en
Corea, con Kim Jong-un, la vida en el país ha cambiado. Gueorgi
Tolaraya nos explica:
–Ahora
en Corea del Norte, en el campo de la economía, se puede hacer
prácticamente de todo. Se puede comerciar, se puede trasferir dinero, se
pueden comprar terrenos, se puede, incluso, ser propietario de empresas
y talleres, aunque es verdad que no muy grandes. Es decir, el Estado se
ha ido en la práctica del sector minoritario. Mantiene los puestos de
mando solo en el sector estatal de la economía. Existe un acuerdo social
de acuerdo al cual la población está obligada a no criticar a las
autoridades, no cuestionan el régimen político y no tratan de formar
acuerdos opositores, lo cual es castigado muy duramente, mientras en los
temas económicos y en la vida cotidiana de la población se puede hacer
todo lo que se desee.
Mientras
tanto, puede ser esta misma economía la que permita la normalización de
las relaciones entre Pyongyang y Seúl. Cuanto más fuertes sean los
lazos económicos entre el Sur y el Norte, más complicado será
enemistarse uno con el otro. Desde este punto de vista tiene una gran
significación el acuerdo alcanzado durante la visita a Corea del Sur de Vladímir Putin.
Nos referimos a un memorándum de entendimiento mutuo referido a la
modernización de las compañías rusas de transporte ferroviario y redes
ferroviarias y sobre varios objetos de la infraestructura del puerto de
Rajin. Gracias a los esfuerzos de la parte rusa varias compañías
surcoreana llegaron para participar en este proyecto. Comenzando desde
el 2011, las empresas de la República de Corea tenían prohibido invertir
en proyectos de cualquier tipo de Corea del Norte. Por eso el documento
firmado durante la visita de Putin tiene un doble significado. Por una
parte, ayuda a Seúl y Pyongyang a dar el primer paso de uno al encuentro
del otro y por otro lado, afianza el papel de Rusia en la normalización
de las relaciones entre el Norte y el Sur.
ovm/kg/sm
Nota: Las opiniones expresadas por el autor no necesariamente coinciden con los puntos de vista de la redacción de La Voz de Rusia.
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