Después de protestar, ¿qué sigue? (capítulo de regalo)
La cosa es pasar de la democracia representativa a la democracia participativa, una democracia donde los ciudadanos no sólo protesten por los problemas, sino que se involucren y propongan soluciones; la cosa es “reconstruir la política como algo de todos, no nada más de un segmento (los políticos y funcionarios públicos)”, dice Richter a Animal Político.
En México ya tenemos algunos ejemplos de cómo los ciudadanos, además de protestar, ya comienzan a exigir y, sobretodo, a proponer soluciones. ¿Quiénes son? Richter dice que ahí están los estudiantes del Instituto Politécnico Nacional (IPN): “el contenido de su protesta tiene aspectos estructurales de poder cambiar algunas situaciones internas educativas que sí pueden darse. Su protesta no es vacía, sí pueden buscar un cambio, que es poder influir en la reglamentación interna, los programas educativos, la gratuidad…” Los politécnicos protestaron y consiguieron dialogar con el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, y la Secretaría de Educación Pública. Y las conversaciones siguen.
Ahí están los padres de los normalistas de Ayotzinapa secuestrados y desaparecidos por las policías municipales de Iguala y Cocula, en Guerrero, quienes ya buscaron diálogo con las autoridades federales y apenas esta semana se reunieron con el presidente Enrique Peña Nieto. No sólo protestaron. Exigieron que las autoridades les explicaran qué están haciendo y a qué se van a comprometer.
Richter dice que “ante la crisis de la democracia representativa tenemos que buscar nuevos cauces que oxigenen la política” para que vuelva a ser “una causa reconocida por todos.” Esta nueva forma es el “ya protestamos, éste es el contenido de la protesta, y queremos participar en la solución que se le va a dar a nuestra protesta”, explica el autor del libro editado por Océano.
Para quien todavía no se decide a salir a las calles a protestar porque le causa escozor los bloqueos en avenidas o sitios públicos, Richter pone sobre la mesa el cómo ponderar “la eventual colisión de derechos”, es decir, entre el derecho a la libertad de expresión y al de transitar libremente por la ciudad.
¿A cuál darle más importancia? “Pues yo te podría decir que al que enriquezca la vida democrática del país”, dice Richter.
En México, explica el también autor del libro Manual del poder ciudadano, “apenas estamos comprendiendo este derecho de la protesta para buscar un mejor México porque tenemos una gran apatía por la cosa política derivada del desprestigio que tiene”.
En De la protesta a la participación ciudadana, además de leer el significado de conceptos como protesta, indignación, inconformidad, acción colectiva, movimientos, marchas, plantones y más, encontrarás un capítulo con ejemplos de movilizaciones y protestas en diversos países del mundo, las cuales lograron cambiar parte de su realidad.
Ahí están las protestas en Islandia, Venezuela, Brasil, Ucrania, Turquía, Túnez, Libia, Siria, Irak, España, Rusia, Chile y más.
Además encontrarás otro capítulo dedicado a algunos líderes de movimientos sociales, desde Madero y Zapata, hasta Mahatma Gandhi, Martin Luther King, Nelson Mandela y el polaco Lech Walesa, y otro más sobre “protestas peculiares”.
Aquí Animal Político te presenta un adelanto del libro:
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