viernes, 6 de febrero de 2015

Utopía mexicana en Washington

Utopía mexicana en Washington

El Vie, 06 de Febrero de 2015, por José Manuel Suárez-Mier
José Manuel Suárez-Mier
José Manuel Suárez-Mier Columnista de la sección Dinero del periódico Excelsior.
Hace como un año, mi querido amigo Luis Rubio me invitó a comer y me pidió que eligiera un sitio que quedara a medio camino entre el Wilson Center for Scholars, en el centro de Washington, y el aeropuerto National-Reagan. Opté por mi predilecto: Café Milano en pleno Georgetown, muy cerca de la universidad del mismo nombre.
Rubio había venido al Instituto México del Wilson Center, el más destacado think-tank de Washington, dedicado a temas mexicanos, a escribir un libro sobre el Tratado de Libre Comercio de Norteamérica (TLC); pero resulta que llegó con ese libro ¡ya escrito! (Veinte años del TLC, su dimensión política y estratégica, FCE-Porrúa).
En el curso de nuestra sabrosa plática, le comenté que me parecía muy importante el énfasis que le daba en su texto a la verdadera importancia del TLC, mucho más allá de su dimensión comercial, como el medio para adoptar un conjunto de reglas y protocolos permanentes que le dieran certeza jurídica a los inversionistas.
El indudable éxito del TLC en modernizar una parte de nuestro país, la vinculada al comercio y las inversiones que de él se derivaron, contrasta, de manera cada vez más dolorosa, con el otro México, el que sigue marginado de progreso alguno y que no sólo no va en una trayectoria convergente con el segmento exitoso, sino al revés.
No recuerdo si cuando comimos ya había visto la luz el excelente reporte del Instituto Global McKinsey sobre la dualidad de la economía mexicana, y cómo mientras la productividad de las empresas en el sector moderno creció en 5.8% en promedio anual, la del sector “tradicional” decreció en 6.5% cada año, lo que resultó en el mediocre crecimiento económico que tuvo el país desde la firma del TLC.
Nuestra plática tocó el punto de qué habría que hacer para llevar un Estado de derecho funcional al segmento atrasado de la economía mexicana que le permita progresar; allí, dijo Rubio, le surgió la inspiración para escribir el texto que vino a presentar en Washington el lunes pasado, Una utopía mexicana: el Estado de derecho es posible.
Rubio publicó en su habitual espacio dominical, en el periódico Reforma, una excelente síntesis del libro, que no repetiré ahora. Lo que pretendo hacer, más bien, es una apretada crónica de la presentación, con un elenco de comentaristas de lujo, además de Jeffrey Davidow, embajador de EU en México entre 1998 y 2002, como moderador.
La utopía de Rubio consiste en que el presidente Peña Nieto se autoimponga un efectivo Estado de derecho y un conjunto de reglas que impidan la opción de transgredirlas, y que se las aplique también al resto de su gobierno, a los poderes legislativo y judicial, y a los gobernadores y presidentes municipales.
Edna Jaime, directora de México Evalúa, se mostró escéptica a que la propuesta de Rubio prospere, y planteó un proceso gradual de reformas en materia de corrupción, transparencia en la gestión pública y el desempeño de sus funcionarios, y del sistema de justicia criminal, concluyendo que, de no tener éxito en los cambios de gran calado propuestos, la dualidad creciente entre modernidad y atraso sería fatal para el país.
Verónica Ortiz, analista política y la única abogada de la mesa, empezó citando un texto de Rubio en el que describe que la población está muy enojada, que fue escrito ¡en 1997! Lo válido entonces, hoy lo es más. Un buen gobierno requiere de potestas, poder público reconocido por la sociedad, y auctoritas, la legitimación del saber que otorga calidad moral a los ojos de la sociedad: el actual gobierno carece de ambas.
Luis de la Calle, uno de los brillantes negociadores del TLC, forjó la metáfora entre la situación actual de nuestro país con la que prevalecía en el medioevo, donde la zozobra y el caos campeaban, salvo al entrar en los claustros religiosos donde todo era orden y armonía exquisitos. Ése es el contraste entre los monasterios modernos ligados al TLC y la miseria anárquica prevalecientes en el México atrasado.
La utopía de Rubio se concibió y redactó, casi en su totalidad, mientras el gobierno de Peña Nieto se hallaba en los cuernos de la luna y el Mexico Moment parecía tornarse realidad. Su mérito es que transcendió la circunstancia e identificó los problemas de fondo que el país no había superado y que irrumpieron frenéticamente en Guerrero.
¡Ojalá la utopía se vuelva realidad!
Texto al que se puede acceder gratuitamente, tanto en español como en inglés, en: http://www.wilsoncenter.org/publication/mexican-utopia-the-rule-law-poss....
* El autor es Economista Residente y Catedrático de la Escuela de Servicio Internacional y Director del Centro de Estudios para Norteamérica de American University en la ciudad de Washington D.C. Correo: aquelarre.economico@gmail.com

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