México] Guerrero: Los focos rojos se están fundiendo
Enviado por Gavroche en Vie, 06/05/2015 - 17:09
Un sector amplio de la sociedad ha
denotado un hartazgo a la forma en la que la clase política ha gobernado
a México. Prácticamente en los últimos años todos los partidos
políticos han tenido la oportunidad de gobernar y prácticamente todos
han decepcionado. Varios sectores de la población llaman hoy a no dejar
que se lleve acabo el proceso electoral, no confían en los políticos, no
confían en la relación que muchos de estos llevan con el narco, no
confían en los empresarios con disfraz de político, que ven a México
como un negocio.
Durante ya casi una década, México ha
sufrido los efectos de una peste que ha dejado mas de una centena de
miles de asesinados y desaparecidos. México se ha convertido en una gran
fosa común, como lo demostraron las búsquedas de los Normalistas
desaparecidos en el Municipio de Iguala, donde se encontraron varias
fosas con cadáveres de personas que no eran los Normalistas, además de
las ya muy largas cifras oficiales que cuentan asesinados y
desaparecidos en todos los estados del pais.
Durante los últimos meses,
organizaciones integrantes del movimiento social en Guerrero, entre los
cuales se encuentran el Magisterio, los Normalistas, los Padres y Madres
de estos últimos y un gran conglomerado de agrupaciones han sufrido una
política de exterminio encabezada por el gobierno y su hoy aliado el narco.
Tres días antes de la fecha marcada para
que se lleven acabo las elecciones intermedias en distintos estados del
país entre ellos Guerrero, el ambiente que se vive en la Normal de
Ayotzinapa y entre los Tixtlecos es de zozobra y tensión. La estrategia
terrorista del estado mexicano de difundir miedo entre los hombres y
mujeres que resisten en esta geografía va surtiendo efecto. Los hechos
pasados del día 2 y 3 de junio (la Policía Federal tratando de maniobrar
a las afueras de la Normal, así como la agresión de la Policía Federal,
Estatal y el Ejercito Mexicano en el túnel del libramiento
Tixtla-Chilpancingo en donde resultaron por lo menos 2 normalistas
heridos de gravedad, los cuales ahora se encuentran hospitalizados) han
provocado también que se abra una posibilidad de que las fuerzas
policiales y militares entren a Tixtla y a la Normal de Ayotzinapa con
la excusa de garantizar la democracia en el estado a través de la
realización de las elecciones y de paso desalojar la institución
educativa.
El 3 de junio en el túnel de los
alrededores de Chilpancingo. la Policía Militar tardó en llegar 35
minutos al lugar en donde la Policía Federal y Estatal agredían a los
normalistas, así como a los padres y madres de los 43 jóvenes ausentes.
Chilpancingo se encontraba a sólo 10 minutos adelante. Lo que es ya una
larga noche la del 26 y 27 de septiembre del 2014 en Iguala, el ejército
se encontraba a tan sólo 5 minutos de lugar de los hechos. Nunca llegó
cuando los normalistas eran masacrados y después desaparecidos; cuando
lo hicieron fue para amedrentar y tomar un registro de los
sobrevivientes. Dos horas después.
Tixtla de guerrero se encuentra bajo
sitio, las garantías individuales y los derechos humanos desde hace
tiempo han sido suspendidos, lo acaba de recordar el Centro de Derechos
Humanos de la Montaña, Tlachinollan. Hay que sumarle a esto, los retenes
instalados por la Federal y Estatal en por lo menos dos de las cuatro
salidas con las que cuenta el Municipio, uno a la carretera federal a la
altura del puente “El Molino” con dirección a Chilpancingo y un segundo
reten rumbo a Chilapa.
A escasos 50 minutos de camino, se
encuentra Chilapa, situada al Oriente del Estado de Guerrero. Ahí impera
un conflicto por el control del territorio entre grupos del narco, a
pesar del sitio impuesto por la Gendarmería, Policía Federal y Militares
(muchos de ellos coludidos con el crimen), se pasean por el centro
poblacional armados sin ningún impacto.
Ahí impera el miedo, pues a pesar de
tener por lo menos 100 desapariciones registradas en el ultimo año a
través del trabajo antropológico de Chris Kyle (40
desapariciones en las semanas recientes), se presenta un pequeño
movimiento por la presentación con vida de los desaparecidos del lugar,
quienes también impulsan la consigna de justicia, verdad y el boicot a
las elecciones. Hasta el lugar llegaron alrededor de 20 tanquetas todo
terreno, muchas de ellas trasladadas desde el Distrito Federal hasta el
estado “Cuna de la Independencia”.
Chilpancingo es la misma historia. Inundada de Militares y las diferentes corporaciones policiacas, incluida la Gendarmería.
El 3 de junio en el túnel de los
alrededores de Chilpancingo, la Policía Militar tardó en llegar 35
minutos al lugar en donde la Policía Federal y Estatal agredían a los
normalistas, así como a los padres y madres de los 43 jóvenes ausentes.
Chilpancingo se encontraba a sólo 10 minutos adelante. Lo que es ya una
larga noche la del 26 y 27 de septiembre del 2014 en Iguala, el ejército
se encontraba a tan sólo 5 minutos de lugar de los hechos. Nunca llegó
cuando los normalistas eran masacrados y después desaparecidos; cuando
lo hicieron fue para amedrentar y tomar un registro de los
sobrevivientes. Dos horas después.
El escenario represivo ya goza del
respaldo intelectual quienes han venido difundiendo a través de la
prensa de paga un escenario de enfrentamiento por la afrenta que
representa el daño al sistema político/electoral.
Las imágenes de estos días, donde
tanquetas antimotines llegan al Estado de Guerrero pone en alerta a todo
ser con un mínimo de coherencia. Se podría decir románticamente que de ese tamaño es el miedo,
pero bajo experiencias pasadas donde el gobierno da un golpe fuerte que
nadie quiere recordar o volver a vivir, hay una necesidad de buscar
formas con las cuales el movimiento social a lo largo del país pueda
evitar estos actos que mas allá de buscar democracia, efectivamente
entierra los derechos mas elementales de cada ser humano.
¿Será que el gobierno declara el Estado de Excepción
en Guerrero (ya esta facultado constitucionalmente para hacerlo)? La
montaña, la costa y el centro del estado arden por las provocaciones
estatales, el dolor de la impunidad y de los desaparecidos. Los focos
rojos se están fundiendo.
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