El
simbolismo de la Luna es sumamente extenso y ha acompañado el
pensamiento y la vida del ser humano desde el inicio de su existencia.
El
efecto de la Luna, como regidora de algunos de nuestros
comportamientos, es también muy amplio. Sus ciclos y modificaciones,
según muchas creencias, afectan de manera directa en nosotros y nuestro
entorno. Es decir que todo evento lunar nos compete, pues todo lo que le
pase a nuestro satélite tendrá repercusiones aquí abajo.
¿Qué
ocurrirá aquí abajo este 27 de septiembre, cuando este redondo coágulo
sanguinolento aparezca suspendido sobre nuestras terrestres cabezas?
¿Qué efectos tendrá sobre nosotros?
Como
ya muchos saben, dos extraños fenómenos astrológicos se conjuntarán
este 27 de septiembre, la llamada Luna Roja (o luna sangrante) y la
Super Luna, afectando a nuestro satélite natural.
La Luna Sangrante
El
fenómeno de la Luna sangrante se da cuando, en un eclipse total, hay un
alineamiento casi exacto entre el Sol, la Tierra y dicho satélite. De
esta manera, la Tierra proyecta su sombra sobre la Luna cuando ésta se
encuentra llena. Así, la tierra filtra las luz solar dejando sólo
escapar un brillo rojizo que a su vez se proyecta sobre la superficie
lunar.
La Super Luna
Sin
embargo, la noche de este domingo, sucederá este fenómeno en conjunto
con otro, la Super Luna, un fenómeno que sucede cuando el centro de Luna
y el de la Tierra se encuentran más cercanos, a menos de 361,836
kilómetros de distancia.
Este
domingo la luna estará más llena y cercana a nosotros que en las veces
anteriores, calculando una supuesta cercanía de 356,877 kilómetros de
distancia.
¿Qué efectos tendrán sobre nosotros estos dos fenómenos lunares conjuntados?
Hay
muchos mitos acerca de eventos como la Luna roja, en pasadas lunas
sangrantes muchos periódicos y revistas digitales e impresos publicaron
notas donde aseguraban que la Luna roja predecía el fin del mundo, y que
antecedentes de esta predicción se encontraban en la Biblia, haciendo
referencia al calendario judío, donde la festividad de Sucot sucede de
los días 15 al 21 del mes hebreo de tishrei, y en el calendario secular,
en este 2015, comienza del 27 de septiembre (al atardecer), justo el
día que sucede este fenómeno, previendo catastróficos efectos sobre las
personas.
Aunque estén
científicamente estudiados estos fenómenos astrológicos, o cualquier
fenómeno relacionado con la Luna, nuestra percepción (¿intuición?) de
ese satélite es mucho más profunda y metafísica. Y su simbolismo, lo que
hemos pensado y creído empíricamente sobre ella, la ha dotado de un
misterio y profundidad gigantescos. En el Diccionario de símbolos de Juan Eduardo Cirlot dice sobre la Luna:
Cuando
se sobrepuso el sentido patriarcal al matriarcal, se dio carácter
femenino a la luna y masculino al sol. La hierogamia, generalmente
extendida como matrimonio del cielo y la tierra, puede aparecer también
como bodas del sol y la luna. Se admite hoy generalmente que los ritos
lunares se utilizaron antes que los solares para dar la medida del
tiempo. Es posible asimismo la coincidencia en el misterio de la
resurrección (primavera tras el invierno, florecer tras la helada,
renacer del sol después de las tinieblas de la noche, pero también “luna
nueva” y creciente). Eliade señala la conexión de esta evidencia
cósmica con el mito de la creación y recreación periódica del universo
[...] Pero, por encima de todo, es el ser que no permanece siempre
idéntico a sí mismo, sino que experimenta modificaciones “dolorosas” en
forma de círculo clara y continuamente observable. [...]
Que
la Luna y sus fenómenos tengan efecto sobre nosotros no se puede ni
afirmar ni prever, sin embargo, lo que sí se puede afirmar prever, por
lo menos en estos tiempos, es la horda de fotos (selfies y no) y memes
que plagarán las redes sociales de domingo a (valga la redundancia)
lunes.
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