Volkswagen y la industria del automóvil: del bloqueo a los engaños
Volkswagen y la industria del automóvil:
del bloqueo a los engaños
Al
hilo del escándalo Volkswagen, Ecologistas en Acción llama la atención
sobre la estrategia que ha seguido la industria automovilística mundial,
en particular, la europea, y dentro de esta, la alemana: bloquear y
retrasar en lo posible las medidas que reducen los impactos de los
automóviles, tanto en lo referido a emisiones tóxicas para la salud como
a las que provocan el cambio climático.
Estos daños han sido asumidos y costeados por el conjunto de la sociedad.
Ahora,
además, se hace evidente que, tal y como muchas organizaciones llevamos
tiempo denunciando, nos han estado engañando a costa de nuestra salud y
la del planeta
Las
normativas de control de emisiones de los automóviles se realizan con
un doble fin: limitar sus emisiones de gases tóxicos, perjudiciales para
la salud (partículas, óxidos de nitrógeno, etc.), y reducir las
emisiones de gases de efecto invernadero (sobre todo dióxido de carbono,
CO2) que están provocando el cambio del clima.
Para
ambos problemas, la contribución de los automóviles es enorme y la
resistencia de la industria europea, asociada en ACEA, también ha sido
férrea, tratando de evitar o retrasando cambios normativos que limitaran
estas emisiones, cuando no reducirles su ambición.
Fijándonos
en las emisiones que provocan problemas de salud, la contribución del
tráfico en algunas ciudades puede suponer hasta un 80% de esta
contaminación.
Y
el problema es gravísimo: los últimos estudios cifran en 450.000 el
número de muertes prematuras anuales en la UE por la mala calidad del
aire, lo que a su vez tiene un coste disparatado, que asume toda la
sociedad, no la industria del automóvil.
Efectivamente, según el reciente informe de la OMS de marzo de 2015, "Economic cost of the health impact of air pollution in Europe",
el coste por las muertes prematuras en España atribuibles a un solo
contaminante emitido sobre todo por los vehículos diésel, las
partículas, supera los 38.000 millones de euros cada año.
Sin
embargo, las normas que ponen coto a estas emisiones, como el estándar
Euro 6, en vigor desde septiembre de 2014, han sufrido el bloqueo y la
resistencia de los fabricantes de automóviles para retrasar en lo
posible su aplicación, así como reducir su alcance.
Y
esta resistencia ha sido especialmente intensa en el caso de las marcas
alemanas, que son las que fabrican vehículos más potentes y, por tanto,
más contaminantes.
Pero,
ahora, se hace evidente lo que vienen denunciando desde hace años
organizaciones como Transport & Environment (T&E), federación a
la que pertenece Ecologistas en Acción: que no solo intentan bloquear la
normativa, sino que, una vez aprobada, hacen trampas.
Así
recientemente T&E puso en evidencia que, pese a haber pasado las
pruebas de laboratorio, un Audi A8 diésel en carretera producía
emisiones de óxidos de nitrógeno 21,9 veces por encima del límite legal,
un BMW X3 diésel 9,9 veces; un Opel Zafira Tourer, 9,5 veces, y un
Citroën C4 Picasso, 5,1 veces.
A
la vista de estos datos, que ahora escandalizan en el caso de
Volkswagen, no es de extrañar que pese a las promesas tecnológicas
nuestras ciudades sigan teniendo serios problemas de contaminación del
aire y que las medidas basadas en limitar el uso de los coches más
viejos que a menudo se propugnan no funcionen: lo único eficaz es
reducir el número de coches en circulación.
Una
situación equivalente es la que nos encontramos en lo referente a las
emisiones de CO2, que provocan el cambio climático. El transporte es el
sector que más gases de efecto invernadero emite en España, un 24% del
total. La carretera se lleva la mayor parte de estas emisiones y, dentro
de esta, los automóviles son responsables de la mayor proporción.
El
objetivo europeo dice que en 2015 las emisiones medias de todos los
vehículos vendidos por cada fabricante no deben superar los 130g de CO2
por kilómetro recorrido, algo a lo que, nuevamente, los fabricantes
(sobre todo alemanes y franceses) se resistieron con tenacidad.
Y
una vez más, existe una gran diferencia entre las promesas y la
realidad, entre las declaraciones de los fabricantes en los laboratorios
y el uso de los coches en calles y carreteras: las emisiones reales a
menudo superan con creces el 50% más de lo declarado, también a partir
de los controles de T&E.
La
industria se ha opuesto también a la puesta en marcha de los test
llamados Real Driving Emissions (RDE), realizados en condiciones
normales de uso, por razones obvias.
Ecologistas
en Acción se pregunta cómo es posible que una organización como T&E
pueda realizar estos controles y estudios y, sin embargo, no los
realice de manera sistemática e independiente ningún organismo europeo.
Cómo
se confía en los datos que facilita una industria que lleva años dando
pruebas de que su principal afán es el lucro a costa de lo que sea.
Cómo
es posible que financiemos y apoyemos un sector que, además de provocar
graves costes externos al resto de la sociedad, nos engaña a costa de
nuestra salud y la del planeta.
Desde
luego, para Ecologistas en Acción el caso Volkswagen pone en entredicho
la independencia de las instituciones europeas de la gran industria y
el gran capital, por no hablar de clara connivencia. Este asunto era un
secreto a voces desde hace años, pero solo se ha destapado por la
actuación de las autoridades de EE UU.
[Ciberacción] VolkswagenGATE
El
año pasado alrededor de 500.000 personas murieron prematuramente a
causa de la contaminación del aire en Europa, en buena medida por las
elevadas emisiones de óxidos de nitrógeno y contaminantes asociados de
los vehículos diesel.
El
escándalo por el engaño masivo mediante el que Volkswagen (VW) ha
intentado evitar los límites legales de emisiones contaminantes crece
día a día. Investigaciones internas muestran que el software estaba
presente también en otros vehículos diesel del grupo, propietario de
otras marcas como Audi, Skoda, Seat o Porsche.
El
escándalo de VW es sólo la punta del iceberg y la Comisión Europea mira
hacia otro lado, cuando las mayores ventas de coches diesel del grupo
se dan en Europa.
Mientras Alemania y Francia han iniciado investigaciones para esclarecer la situación, el gobierno español permanece callado.
Exigimos
la acción inmediata del Ministro de Industria, Energía y Turismo, José
Manuel Soria y de la Ministra de Agricultura, Alimentación y Medio
Ambiente de España, Isabel García Tejerina para:
1.
Iniciar de inmediato investigaciones sobre el caso como se está
haciendo en Alemania y Francia para que el grupo Volkswagen (VW) repare
los daños ocasionados y se depuren las responsabilidades penales y
políticas que se deriven.
2. El inicio de investigaciones sobre posibles fraudes similares que hayan podido cometer otros fabricantes de automóviles.
3.
Solicitar a la Union Europea que desarrolle un sistema de control con
capacidad sancionadora, independiente de las empresas y riguroso, como
el que tiene Estados Unidos, sobre las emisiones en condiciones reales
de los nuevos coches diesel, dado que diferentes estudios científicos
están demostrando que exceden los límites de contaminación que establece
la norma Euro 6.
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