domingo, 17 de enero de 2016
Cosas para leer: La fortaleza de Paul Wilson.
Pocas veces me he encontrado con una novela que, desde un comienzo tan prometedor, consiga llegar a un final tan decepcionante e insatisfactorio. Quizás es el contraste entre un principio muy efectivo de terror y un final que toma un camino completamente diferente hacia fantasía más desaforada, provocando una convivencia de elementos que no consiguen funcionar al unísono.
La novela se abre en Abril de 1941, en plena segunda guerra mundial. En
un remoto castillo de Transilvania donde "algo". una fuerza misteriosa,
está acabando poco a poco con los soldados nazis acantonados en él. Este
enfrentamiento entre el mal "humano" representado por los nazis y el
sobrenatural, el ente del castillo, crea un contraste de lo más
interesante. especialmente cuando en la ecuación se cruza también un
profesor judío y su hija, que son obligados a ir al lugar para intentar
acabar con lo que sea que allí sucede. Es este, el profesor Cuza,
quizás el personaje que más interesante resulta del libro: inicialmente
la víctima inocente por antonomasia, transformado en algo mucho más
oscuro. La fuerza oscura resulta al principio misteriosa y, quizás por
ello mismo, ejerce cierta fascinación sobre los personajes y sobre el
lector. Crea también un conflicto entre el oficial de la Wehrmacht, el
capitán Klaus Woermann, y el Mayor de la SS, Eric Kaempffer, enviado a
investigar.
Sin embargo de pronto aparece en escena Glenn, el héroe providencial y
perfecto, un superhombre algo absurdo cuyo único rasgo interesante es
el misterio que lo envuelve al principio y, cuando este desaparece, se
queda en nada. Lo peor es que, para ser el personaje con el que el
autor pretende que simpaticemos, me resulta por algún motivo
terriblemente antipático, no puedo imaginármelo sin una constante
sonrisa de superioridad. Mención aparte merece la forzada y manida
historia de amor, leída mil veces y escrita con poco entusiasmo, casi
para cumplir un trámite "obligatorio". Tan obligatorio que casi parece
por momentos que el personaje femenino, Marga Cuza, se ha mantenido en
la trama sólo para ser objeto de las atenciones del héroe y, supongo que
es el objetivo, de los lectores, siendo su belleza y su abnegación los
rasgos que el autor constante y repetidamente nos describe.
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