martes, 4 de octubre de 2016

Cómo acabar con el modelo insostenible de Agricultura Capitalista (y III)

Cómo acabar con el modelo insostenible de Agricultura Capitalista (y III)




“… una titánica, pero hermosa lucha”.

Por el Dr. Jonathan Latham, 20 de septiembre de 2016

independentsciencienews.org





Implicaciones en la filosofía alimentaria del movimiento de los alimentos

Los rasgos distintivos del movimiento de los alimentos se puede observar que derivan de aquella filosofía.

La primera característica que explica su filosofía es la autoorganización y la ausencia de líderes. Sus miembros actúan como si siguiesen un guión invisible, y en cierto sentido así es. También explicaría la ausencia, prácticamente, de manejo de dinero. Es una filosofía con valores, que se convierten en la más poderosa fuente de motivación a largo plazo en las conductas humanas.

Las actitudes del movimiento de los alimentos también se refleja en la filosofía. A parte de los puntos 1 y 2 anteriores, también se puede decir de ella que es universal, constructiva, incluyente, flexible y no violenta.

Para ofrecer un ejemplo más detallado: mientras que otros movimientos de los alimentos (a la sombra de la Ilustración) tienden a ver los problemas de salud humana, bienestar animal y y sostenibilidad ecológica y agrícola como cuestiones separadas, el movimiento de los alimentos ve todo ello como un todo conectado, y por tanto irresolubles si no se consideran todos ellos en su conjunto.

Es decir, todas estas cuestiones están íntimamente relacionadas, y los que entran dentro de la órbita de este movimiento tienden a profundizar en ellas. Una persona que comienza comprando huevos de corral, tal vez por razones éticas, pasa a la cría de pollos y tal vez a abastecerse de otras carnes producidas localmente o de una manera más ética. Las personas que se sienten atraídos por carnes más sabrosas, tienden a ampliar su interés por el bienestar animal o a consumir alimentos locales, y así sucesivamente. Por esta razón, el movimiento de los alimentos está profundizando y en rápido crecimiento.



¿Qué significa Monsanto en el mercado mundial de alimentos?

–La meta de Monsanto es controlar la cadena alimentaria. Los transgénicos son un medio para esa meta. Y las patentes una forma de lograrlo. La primera etapa de la “revolución verde” ya quedó atrás, fue la de plantas de alto rendimiento con utilización de pesticidas y la contaminación ambiental. Ahora estamos en la segunda etapa de esa “revolución”, donde la clave es hacer valer las patentes sobre los alimentos. Esto no tiene nada que ver con la idea de alimentar al mundo, como se publicitó en su momento. El único fin es aumentar las ganancias de las grandes corporaciones. Monsanto gana en todo. Te vende el paquete tecnológico completo, semillas patentadas y el herbicida obligatorio para esa semilla. Monsanto te hace firmar un contrato por el cual te prohíbe conservar semillas y te obliga a comprar Roundup, no se puede utilizar un glifosato genérico. En este modelo Monsanto gana en todo, y es todo lo contrario de la seguridad alimentaria. De paso, recordemos, que la soja transgénica que se cultiva aquí no es para alimentar a los argentinos, es para alimentar a los puercos europeos. Y qué pasará en Argentina cuando las carnes de Europa deban etiquetarse con que fueron alimentadas con soja transgénica. Se dejará de comprar carnes de ese tipo y Argentina también recibirá el golpe, porque le bajará la demanda de soja.

– Entrevista de Darío Aranda a Marie-Monique Robin: (http://webs.chasque.net/~rapaluy1/transgenicos/Prensa/entrevista_Robin.html)


Este mismo razonamiento en torno a la conexión de las cuestiones alimentarias también genera una importante presunción: que avanzando hacia uno de los objetivos también logra avanzan hacia el resto. En consecuencia, las alianzas entre personas y organizaciones tienen a formarse alrededor de objetivos comunes, por lo que el movimiento de los alimentos surge como una sinergia entre los problemas anteriormente identificados, pero de una manera distinta: la canalización de una vasta reserva de energía social positiva en direcciones consistentes.

Estas son algunas explicaciones de la formación y crecimiento de este movimiento social, pero el movimiento de los alimentos no existe para sí mismo: como cualquier movimiento social aspira a resolver los problemas del conjunto de la sociedad. Cuando el movimiento de los alimentos se enfrenta con ahínco a un problema, las características indicadas anteriormente pueden llegar a hacerse sumamente activas y presentes.

Generalmente no se toman decisiones como tal (porque normalmente no hay un líder), sino que la filosofía subyacente conduce a las personas a utilizar todos los recursos que están en su mano de la manera más apropiada. Se argumenta, se escriben cartas, se hacen llamadas, se evitan ciertos productos, se comparte información,l etc, dondequiera que perciben la necesidad o la oportunidad de crecer, del mismo modo que las hormigas o las abejas de la colonia hacen su trabajo sin que se las dé órdenes explícitas. Para las Corporaciones Multinacionales la actividad de este movimiento puede parecerles un frenesí de pirañas alimentándose. Los argumentos se agudizan; de las protestas se informa en los medios de comunicación; llegan los ataques y enconadas protestas, se arraciman los periodistas oportunistas, también, quizás, los legisladores, hasta que finalmente se produce alguna modificación, un etiquetado, se retira un producto, un ingrediente o una publicación.

Este es el conglomerado del movimiento de los alimentos y es lo más parecido a una democracia directa.

Siguiendo su propia filosofía, los alimentos se convierten en una guía para la acción. Usando la racionalización ilustrada, un Gobierno puede instruir a la gente, por ejemplo, diciendo que los alimentos irradiados o los transgénicos son seguros para su consumo. Pero no puede obligar a que los consuman. La resistencia basada en la lógica de la alimentación es probable que supere la lógica de la Ilustración, ya que el tema de la comida es a la vez una cuestión racional y es relativamente fácil que las personas formen sus propias opiniones y destinen su dinero a consumir otro tipo de alimentos. El sistema de alimentación es quizás el único dominio en el que la gente conserva un cierto poder, sin duda más de lo que se puede hacer en cualquier otro ámbito de la vida pública.

Como consecuencia, una y otra vez aparecen los argumentos del movimiento de los alimentos: sobre la seguridad de los transgénicos, los beneficios de los alimentos ecológicos, los peligros del uso de antibióticos para la cría del ganada, los aditivos alimentarios, el etiquetado de los productos transgénicos, y así sucesivamente. Todo ello ha ganado espacio en el dominio público ( sin embargo, no siempre en las políticas públicas que se llevan a cabo). La combinación de una sólida lógica y de poder práctico es algo difícil de contrarrestar. A través de su filosofía, el movimiento de los alimentos está teniendo éxito en su autoconstrucción y obteniendo victorias prácticas.



En los años 80 leí el libro Dieta para un pequeño planeta, de Frances Moore Lappé, como suelo decir, con lápiz y subrayando. Su lectura me causó impacto, tengo que admitir, ya que explica con sus datos y número en la mano como el hecho de alimentar animales para consumo humano parece ser lo menos ineficiente del mundo. Algunas afirmaciones de Frances Moore Lappé:

* Hace falta 10 kg. de grano (maíz, soja…) para producir 1 kg. de carne.
* 3/4 partes del terreno cultivado del mundo con variedades alimenticias está dirigido a producir alimentos para animales, que nos devuelven solo un 17% de las calorías consumidas.
* De la totalidad de calorías consumida por una vaca a lo largo de su vida, sólo proporciona el 3% en forma de carne. Otros animales son más eficientes.
* Producir un kilo de carne necesita 50 veces más de agua que producir un kilo de verduras, 40 veces más que patatas u otras raíces/tubérculos, 9 veces más que grano.

Blog de Isabel Fernández Castillo.


Así que uno puede observar cómo las cuestiones alimentarias son el principio de organización de un gran movimiento social. De hecho, los éxitos del movimiento de los alimentos son más evidentes que los logrados por el viejo movimiento ecologista, o los movimientos a favor de la salud y el bienestar, e incluso el movimiento obrero ha comenzado a replantear sus actividades acercándose al sistema alimentario. Algunos han emigrado de estos movimientos al movimiento de los alimentos. Por ejemplo, la Coalición de Trabajadores de Inmmokalee es mucho más conocida por la gente y ha tenido más éxitos desde que ha establecido conexiones con la alimentación que a través de su sindicato. En gran medida, los movimientos sociales, una vez desgajados, convergen para convertirse en ramas del movimiento de los alimentos.

Podemos resumir este complejo estado de cosas diciendo que la alimentación se ha convertido en un lugar de reunión de extraordinario éxito. Este enfoque resulta novedoso dentro de la mayor parte de los asuntos humanos, con una perspectiva muy distinta de los principios económicos de la Ilustración y alejado del darwinismo social, pero también puede actuar como un principio organizador de las personas y actuar a su alrededor. El movimiento de los alimentos adquiere relevancia en el marco conceptual, ya que sus ideas son antropocéntricas y veraces, y tiene éxito como principio organizativo porque los alimentos establecen vínculos entre cuestiones prácticas y biofísicas. Así, mientras que la mayoría de las Ideologías se construyen en base a realizaciones mentales artificiales, sin ninguna base biológica o física subyacente, el movimiento de los alimentos crea una urdimbre que refleja con precisión una realidad biológica clave, en un requerimiento que es diario y universal para toda la humanidad: los alimentos, los buenos alimentos. Y lo mismo puede decirse del resto de especies. Por lo tanto, la buena alimentación conlleva buenos alimentos… Cualquier persona que adopta esta lógica tiene una gran ventaja, no sólo en la comprensión de cómo funciona el mundo, sino también en cómo actuar gracias a la información de que se dispone.

¿Cuál es el impacto en la sociedad del movimiento de los alimentos?

Las ideas son una fuente de poder. El filósofo Peter Singer escribió el libro Liberación animal en el año 1975, dando lugar a un movimiento internacional a favor de los derechos de los animales y surgieron debates en toda la sociedad sobre el uso que hacen los hombres de los animales, sea para investigación o su consumo. Cuarenta años más tarde, la creciente popularidad del veganismo muestra que sus ideas todavía tienen presencia. El logro de Singer fue el mostrar que los pensadores de la Ilustración intentaron racionalizar el concepto de excepcionalidad humana, algo que se remonta a ese dominio sobre la tierra concedido por Dios que aparece en la Biblia. Pero de un solo mazazo, Singer logra destruir los argumentos enarbolados para el maltrato animal y proporciona un perfecto ejemplo de cómo el racionalismo de la Ilustración ha actuado como límite del pensamiento moderno, y muy especialmente contra el potencial humano para hacer el bien.

Ya que van mucho más allá del tratamiento que damos a los animales, extendiéndose al resto de organismos, las ideas del movimiento de los alimentos ahondan más para lograr modificar esta sociedad sometida a un reduccionismo mecanicista. Gran parte de la Economía, de la Biología, tales como el Neodarwinismo (el gen egoísta) y el determinismo genético, la Biología reduccionista y la Medicina, todo ello son las piezas centrales de la educación occidental, que, consideradas bajo una nueva luz, resultan irrelevantes para explicar el funcionamiento de sistemas enteros. Esto es lo que se denominan tumores filosóficos, y que se interponen en el camino del desarrollo humano. Para los cientos de personas que sospechan que el pensamiento Ilustrado es el motor que impulsa nuestras sociedades sobre un abismo ecológico, la filosofía del movimiento de los alimentos ofrece otro marco conceptual completamente distinto.



En aquel texto, yo señalaba con insistencia que a pesar de las diferencias obvias entre los animales humanos y los no humanos, compartimos con ellos la capacidad de sufrir, y que esto significaba que ellos, como nosotros, tenemos intereses. Si ignoramos o no tenemos en cuenta sus intereses basándonos simplemente en que no son miembros de nuestra especie, la lógica de nuestra posición se hace similar a la de los más obvios racistas o sexistas, que piensan que aquellos que pertenecen a su raza o sexo tienen un estatuto moral superior simplemente en virtud de su raza o sexo, y sin respeto por otras características o cualidades. A pesar de que la mayor parte de los humanos pueda ser superior en cuanto al razonamiento y otras capacidades intelectuales respecto de los animales no humanos, esto no es suficiente para justificar la línea que hemos trazado entre humanos y animales. Algunos humanos –los niños y quienes tienen severas disfunciones intelectuales– tienen capacidades intelectuales inferiores a las de algunos animales, pero nos sentiríamos escandalizados, y con razón, si alguien propusiera que infligiéramos muertes penosas y lentas a esos humanos intelectualmente inferiores con la finalidad de probar la seguridad de los productos que se compran para el hogar. Tampoco toleraríamos, por supuesto, que se los confinara en jaulas pequeñas y que luego se los carneara para comerlos. El hecho de que estemos preparados para hacer este tipo de cosas a los animales no humanos es entonces signo de “especismo”, un prejuicio que sobrevive porque es conveniente para el grupo dominante, en este caso ya no blancos o personas de sexo masculino, sino todos los seres humanos.

– Peter Singer sobre su libro Liberación Animal


Con el pensamiento ilustrado surgió durante el período de la industrialización una serie de pensadores que forjaron la base para una sociedad meritocrática y mercantilizada como reemplazo del feudalismo, pero la gran ironía es que ellos mismos no adquirieron aceptación únicamente por sus méritos, sino más bien por su carácter utilitarista. Sus ideas justificaban los conceptos necesarios de la nueva sociedad: la mecanización, el individualismo y la competencia. Los filósofos de la Ilustración pertenecían en su mayoría a la clase que dio forma al pensamiento establecido. Hoy en día, se sigue recurriendo a sus ideas para preservar ese orden, pero dada la incomprensión que se está manifestando para entender las crisis ecológicas y el actual orden social, el mismo proceso se está produciendo a la inversa.

Pero hay una cuestión que se viene dirimiendo desde hace mucho tiempo: ¿qué otra forma de pensamiento va a ocupar su lugar?

Cuando estaba terminando este artículo consulté la Historia de la filosofía occidental de Bertrand Russell. Ya en 1946, Russell vio que una resolución filosófica satisfactoria del problema de cómo reconciliar el poder y los beneficios de la cohesión social con la libertad individual todavía no se había alcanzado. Al final de la introducción a su libro, escribe que las más recientes iniciativas científicas no es que se inclinen hacia el lado del poder, sino que también suponen una forma de locura, ya que se da prioridad a la utilización de los medios más extremos. Sin un antídoto filosófico, este desequilibrio se convertirá en peligroso. Concluye: “”Para lograr esto es necesaria una nueva filosofía”.

Las ideas de la Ilustración se vienen desarrollando desde hace unos 400 años. Y vemos lo erradas que eran, incluso cuando fueron concebidas. Hay dos buenas razones por las cuales éstas no han sido revisadas, ni siquiera durante los movimientos sociales de los años 1960 o los movimientos ecologistas que surgieron en la década de 1970. En primer lugar, porque no hay una filosofía adecuada que la sustituya. Y en segundo lugar por una razón estrictamente política: ninguna fuerza política o movimiento social las ha puesto en entredicho. El movimiento de los alimentos, sin embargo, cumple ambos requisitos, por lo que supone una revolución social pacífica de pensamiento y acción.



– Evita alimentos que citen cualquier clase de azúcares (o edulcorantes) entre sus tres primeros ingredientes: Suele querer decir que contienen demasiada cantidad. Los ingredientes se ordenan por proporciones, de más a menos.

– Evita productos que tengan más de cinco ingredientes en su composición: la probabilidad de que estén altamente procesados es muy elevada. Pero sobre todo evita las bebidas refrescantes, “el antialimento por excelencia”.

– Evita productos que afirmen ser saludables: “para poder afirmarlo necesitan como soporte una etiqueta y un envase, y todo lo envasado casi siempre equivale a procesado. (…) Además, sólo los grandes productores disponen de medios para conseguir que las autoridades sanitarias les aprueben esos lemas… afirmaciones que suelen estar fundadas en datos incompletos y en investigaciones deficientes”. La comida sana no tiene apenas dinero para publicitarse.

– Evita productos que contengan ingredientes que un niño de primaria no pueda pronunciar: lo simple ofrece muchas más garantías.

– Evita alimentos que veas anunciados en televisión: bastante más de las dos terceras partes de los anuncios de tv en EE.UU son de productos procesados.

– Come únicamente alimentos cocinados por seres humanos: es más seguro, y hay que pensar que una de las claves del éxito de los alimentos procesados es su durabilidad. “Las grandes corporaciones aspiran a que sus productos sean inmortales”, lo que implica alteraciones, adiciones.

– Compra en las zonas periféricas del super y aléjate del centro (habitualmente los productos frescos se colocan en las zonas laterales).

– Come solo alimentos que acabarán pudriéndose: Con algunas excepciones, como la miel, “la comida de verdad está viva… tiene que morir”. Los alimentos que más tardan en caducar son los menos nutritivos y más procesados.

– No ingieras nada que haya sido cocinado en lugares donde todo el mundo tiene que llevar mascarilla quirúrgica.

– Si te lo sirven por la ventanilla del coche, no es comida.

– Si se llama igual en todos los idiomas, no es comida (piensa en Big Mac, Cheetos o Pringles).

– No desayunes cereales que cambien el color de la leche (muy procesados, llenos de carbohidratos refinados y aditivos químicos)

– Toma una copa de vino con la cena.

– Paga más y come menos.

– Come muy poco o nada de carne.

– Come comida de verdad, con moderación, y sobre todo vegetales. “De los 75 o 100 elementos que necesitamos para mantenernos sanos, casi todos están en las plantas”.

– Pasa tanto tiempo disfrutando de la comida como el que ha tardado en prepararse.

– Come siempre sentado a la mesa.

– Cocina. Hay estudios que demuestran cómo la salud de la gente que cocina en casa es bastante mejor que la de la gente que come habitualmente fuera.

– Cultiva tus propios alimentos. “Todos deberíamos cultivar, aunque sea en la ventana o en los balcones”.

– Michael Pollan en su libro 64 reglas básicas para aprender a comer bien

en Ecoagricultor.

[Véase entrevista en la Vanguardia]


Análisis final

En este artículo he tratado de explicar cómo y por qué puede surgir un movimiento social de cierta importancia, que incluso no debiera denominarse un movimiento social, al carecer de todos los apoyos y atributos de los movimientos sociales tradicionales: un fuerte liderazgo, estructuras organizativas, programas formales de divulgación, dinero, etc.

Este análisis atribuye el éxito del movimiento de los alimentos en gran parte a factores internos. Sus miembros comparten una visión que es contagiosa y constructiva, fácil de poner en práctica, sin clases, sin hacer distinción de razas y con una filosofía armoniosa. También es realista, ya que es de naturaleza biológica. Así que mientras el resto de la sociedad se aleja del contacto con el mundo natural mediante la adopción de dispositivos cada vez más elegantes, nuevas aplicaciones de Internet, viajes a alta velocidad, Pokemon Go, etc, el movimiento de los alimentos se ocupa de establecer contactos con ese mundo y alcanzar logros mediante su trabajo.

Una cuestión ausente que no se ha tratado en este análisis es el cambio climático. El movimiento de los alimentos no viene a resolver este problema, sin embargo, cree que dispone de herramientas para resolver este problema en gran medida. Las razones son simples. En primer lugar, hasta el 50% de las emisiones de gases de efecto invernadero resultan de las actividades del sector industrial de la alimentación. En segundo lugar, el carbono puede ser captado del aire y almacenado en el suelo, creando ese tipo de suelo que es deseado por los agricultores ecológicos. Estos agricultores todavía están desarrollando sus técnicas de captura de carbono, pero las evidencias sugieren que se puede captar carbono en el suelo, muchas toneladas por hectárea de suelo, y al mismo tiempo producir alimentos. Por lo tanto, como señalan dos recientes informes, el sistema de alimentación que desea el movimiento de los alimentos puede hacer que nuestro problema con la presencia de carbono en la atmósfera se pudiera resolver por completo.

Esta información no parece haberse tenido en cuenta por los principales movimientos relacionados con el cambio climático. Los líderes de estos movimientos creen que podrán encontrar soluciones en acciones de carácter técnico o social, pero los aerogeneradores, la energía solar, los coches eléctricos, las presas, la desinversión, las protestas contra las infraestructuras, etc, todo ello serían más bien acciones simbólicas. A diferencia de la reducción en el consumo energético mediante la reforma y desarrollar un sistema alimentario local o el almacenamiento de carbono en el suelo, las otras soluciones no logran necesariamente reducir el uso de combustibles fósiles ni impiden la emisión de gases de efecto invernadero, perturbando los ecosistemas. Y lo que es peor, se consumen muchos recursos para generar y almacenar energía. Las soluciones tecnológicas como TECHNOFIX acarrean muchas consecuencias negativas.

Con suerte, más pronto que tarde, el bien intencionado pero equivocado movimiento climático llegará a entender esos errores en los que ha caído ( por lo general como consecuencia del pensamiento Ilustrado) al señalar formas específicas de luchar contra las emisiones de CO2 y metano y unirse al movimiento a favor de los alimentos. Si no, el movimiento de los alimentos puede resolver el problema del cambio climático sin su presencia.

Podemos decir, que el crecimiento del movimiento de los alimentos es la respuesta de la gente ante las ideas defendidas por el reformismo ilustrado. Representa el alineamiento de las fuerzas tectónicas que subyacen en nuestra sociedad y supone un choque de ideas más profundo de lo que se haya visto hasta ahora desde el colapso del feudalismo y la revolución industrial. El resultado de este choque determinará no sólo el futuro de nuestra sociedad, sino también si nuestros descendientes llegaran a vivir en una tierra tal y como la conocemos hoy en día. Los presagios son buenos. El movimiento de los alimentos se está imponiendo, ya que aprovecha las sinergias y potencialidades inherentes a los sistemas biológicos, mientras que las ideas de la Ilustración ignoran, niegan y suprimen estas potencialidades. De hecho, se trata de una hermosa lucha para hacer realidad estas ideas.

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