Yemen y la hipocresía occidental
Han transcurrido más de un año y siete meses desde el inicio de la guerra de Arabia Saudí contra su vecino sureño, Yemen.
Cada
día hay alguna novedad en este conflicto, que va desde las armas
vendidas por el Reino Unido y España hasta el reciente ataque de EEUU a
las posiciones del Movimiento Popular Ansarolá. El hecho se considera la
primera intervención directa de Washington en el país más pobre del
mundo árabe durante la invasión saudí.
En
este artículo pretendemos estudiar diferentes aspectos del reciente
ataque de los estadounidenses, además de analizar las consecuencias de
este hecho.
EEUU interviene directamente en la guerra saudí
Estados
Unidos lanzó el pasado 12 de octubre varios misiles y destruyó por
completo tres radares de Ansarolá, en represalia por lo que dijo habían
sido ataques con misiles contra un buque de guerra con su bandera. El
ataque se produjo con el visto bueno y una orden directa del presidente
estadounidense, Barack Obama.
Mientras
tanto, las autoridades de Ansarolá calificaron de infundadas las
acusaciones de Washington de que hubieran atacado naves estadounidenses.
Todo ello nos lleva a preguntarnos: ¿por qué EEUU decidió atacar al
movimiento popular yemení, sin tener pruebas, para luego asegurar que
habían sido sus combatientes quienes atacaron sus naves?
La
intervención de EEUU se realiza en momentos que el régimen de Riad se
encuentra bajo las fuertes presiones de la comunidad internacional por
los crímenes de guerra que está cometiendo en el país vecino. El más
cruel ha sido el ataque contra un funeral en Saná, la capital de Yemen.
Esta mortal ofensiva tuvo un saldo de al menos 140 muertos (213, de
acuerdo con algunos medios) y 527 heridos.
El
conjunto de crímenes saudíes en Yemen provocó incluso la voz crítica de
los medios de comunicación y del propio pueblo estadounidense. Los
diarios importantes de este país, como el Washington Post y el New York
Times, afirmaron en sus artículos que el Gobierno estadounidense debe
poner fin a sus ayudas a los saudíes y dejar de ser cómplice de los
crímenes que estos están cometiendo en Yemen.
Ante las presiones ejercidas contra la Casa Blanca, el portavoz de su Departamento de Defensa (Pentágono), Adam Stump, manifestó en un comunicado
para calmar la situación: “La cooperación que hemos ofrecido a Arabia
Saudí desde que comenzara su campaña militar en Yemen es modesta y no es
un cheque en blanco”.
Entonces,
Washington necesitaba una excusa para poder seguir apoyando al régimen
de Al Saud en su guerra contra Yemen, ya que tiene una influencia
limitada entre los saudíes para frenar la invasión, especialmente dado
que necesita también de la ayuda de Riad ante los avatares que se
atestiguan en Oriente Medio, debido al apoyo que este ofrece a los
numerosos grupos que están luchando contra los Gobiernos de Siria e
Irak.
De esta forma aparece, como
por arte de magia, este alegato no probado del ataque de los hutíes
contra los buques de guerra estadounidenses. Una situación que concede a
los EEUU el derecho de atacar las posiciones del movimiento popular
yemení e iniciar la intervención directa en la guerra saudí contra
Yemen. Bajo el repetido concepto de preservar los intereses nacionales,
ahora, la Casa Blanca puede convencer a su pueblo de que hay que
acompañar a Al Saud en su invasión a Yemen. Con esto, es posible que
puedan acabar con una guerra de desgaste contra el país más pobre del
mundo árabe. Además intentan debilitar a los combatientes de Ansarolá
que, ahora, gozan de una buena acogida entre sus compatriotas, gracias a
la resistencia mostrada contra los saudíes y la defensa de su
territorio.
Consecuencias de la guerra saudí y la hipocresía de las superpotencias
Después
de todo este tiempo de invasión saudí contra Yemen, la cifra de civiles
muertos que ha dejado superan los 10 mil 562, de los que unos 6414
corresponden a hombres, 1751 mujeres y 2397 niños. Asimismo, la invasión
ha generado unos 18508 heridos y otros 3 millones de desplazados.
A
consecuencia de esa guerra, las infraestructuras, fábricas, viviendas,
escuelas, universidades, hospitales, plantas eléctricas, diques, redes y
medios de comunicación, estadios, mercados, centros comerciales y
edificios estatales han quedado destruidos.
Ante
esa situación no se ha visto ningún esfuerzo serio para acabar con los
crímenes saudíes y, aunque el régimen de Riad ha lanzado ataques incluso
contra centros de atención de Médicos Sin Fronteras, no ha habido
ninguna reunión contundente por parte de las organizaciones competentes
ni sanciones de la Unión Europea.
La
hipocresía de los países del viejo continente y socios de Riad es tal
que para analizar el caso de Siria se celebran rondas y rondas de
negociaciones en aras de acabar con este conflicto, e incluso se imponen
sanciones contra el Gobierno sirio y de Rusia por los bombardeos
efectuados contra los terroristas. Sin embargo, no hemos sido testigos
ni siquiera de un acto semejante contra los saudíes. Incluso, la
actuación ha sido totalmente contraria de lo que se esperaba, es decir,
España, el Reino Unido, Francia, Alemania y EEUU se han aprovechado para
vender miles de millones de armas al monarca saudí, las cuales se usan
contra los yemeníes.
Con todo lo
expuesto, se puede plantear que la política y la guerra de poder hace
que, en situaciones de igualdad de condiciones, haya personas que para
una parte del mundo tienen valor, mientras que otras no son siquiera
consideradas como seres humanos. Hoy día, los intereses de las
superpotencias han provocado que los ciudadanos sirios sean importantes
al tiempo que se olvidan de los yemeníes.
Fuente:http://www.hispantv.com/noticias/opinion/311604/agresion-saudi-yemen-matanza-civiles
No hay comentarios.:
Publicar un comentario