La ONU decide esta semana sobre el futuro de los robots asesinos
Al igual que sucedió con las
armas láser, la comunidad internacional acordará si regula, prohíbe o
pospone su posición acerca de estos dispositivos militares capaces de
matar sin supervisión humana.
La ONU decide esta semana sobre el futuro de los robots asesinos.
GINEBRA// Este
lunes comenzó en Ginebra la Quinta Conferencia de Examen de la
Convención sobre Ciertas Armas Convencionales. Tras la confusa jerga de
Naciones Unidas se esconde un asunto crucial que podría redefinir la
palabra guerra: durante una semana, 123 países -entre ellos
España- revisarán ese tratado y decidirán si abren o cierran la puerta
al uso de armas autónomas letales, máquinas militares más conocidas como
robots asesinos que están programadas para matar a personas sin intervención humana.
En la presentación inicial de la conferencia, las delegaciones nacionales pronunciaron discursos diplomáticos
en los que, haciendo gala de sus compromisos con la legislación
internacional (derecho internacional humanitario, Convención de Ginebra
sobre las “leyes de la guerra”, compromisos con el desminado de ciertas
regiones, etcétera) y transmitiendo más o menos urgencia para aclarar el
futuro de estas armas, dejaban entrever su postura. España,
en boca del embajador y jefe de delegación Julio Herráiz, lanzó uno de
los discursos más contundentes -dentro de los límites del argot
diplomático- en contra de las armas autónomas letales, aunque también
pidió más conocimiento técnico antes de decidir. La embajadora de Francia,
país que sí estaría desarrollando esta tecnología militar en secreto y
no da muestras de querer darle portazo, no hizo ni una sola alusión a
los robots asesinos.
Representantes de las delegaciones de Iraq y Afganistán accedieron a hablar con La Marea
sobre las informaciones no contrastadas que aseguran que Washington ya
ha probado sus propios robots asesinos en sus territorios. Estas
fuentes, que piden anonimato, no confirman la información pero sí
señalan que las delegaciones de Estados Unidos, Francia, Reino Unido, China, Rusia, India e Israel son las que más están torpedeando los avances hacia la prohibición de las armas autónomas letales.
El debate legal sobre los robots asesinos lleva tres años dando vueltas a la espera de que la comunidad internacional se ponga de acuerdo,
a pesar de que los textos de Naciones Unidas ya hablan de “guerras
híbridas”. Mientras tanto, las principales potencias mundiales siguen
perfeccionando esta tecnología militar en secreto, aprovechando que la
legislación internacional aún no lo prohíbe. En abril y marzo de este
año se celebró la última reunión de expertos de distintas áreas y
auspiciada por Naciones Unidas, que generó literatura y conclusiones
para facilitar la toma de decisiones por parte de unos gobiernos que,
durante todo este tiempo, se han limitado a ganar tiempo pidiendo más
detalles técnicos y jurídicos.
La decisión es compleja, está llena de
matices -hay robots militares autónomos que apagan fuegos, desactivan
bombas…- y navega a la deriva en un mar de contradicciones legales,
culturales, éticas y políticas que abarcan desde la cadena de responsabilidad e impunidad
(¿quién es culpable si el robot mata a inocentes?) hasta las
limitaciones de la máquina, pasando por el riesgo de proliferación
inherente a los robots asesinos, entre otros.
El próximo viernes a más tardar los
países que han ratificado la Convención tomarán una decisión sobre este
tema, y para ello seguirán un procedimiento que podría dar lugar a tres
escenarios: tras debatir durante toda la semana, las 123 delegaciones
(no pueden votar quienes han firmado la Convención pero aún no la han
ratificado) darán luz verde a esta incipiente tecnología militar
-abrirían un proceso para regular su uso-, pospondrán la decisión una
vez más o sentarán las bases para un protocolo detallado que prohíba el
desarrollo y despliegue de robots capaces de matar de forma
independiente y sin supervisión humana, de la misma forma que se hizo en
el pasado para evitar la proliferación de armas láser o detener el uso de las bombas de racimo.
La primera jornada empezó y terminó, no obstante, con un
hecho simbólico que merma las esperanzas de quienes temen ver robots
armados y autónomos en el campo de batalla: el primer punto a tratar
tras la ronda de presentaciones fue de tipo financiero. Varias naciones
no han pagado su aportación para la celebración de esta conferencia
examinadora, la primera en cinco años. Otro hecho desalentador: La Marea fue el único medio presente al inicio de esta cita histórica e internacional.
Varias organizaciones no gubernamentales están presentes durante la revisión de la citada convención, entre las que destacan Amnistía Internacional, la Campaña Stop Killer Robots (agrupa a distintos colectivos e instituciones independientes), el Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz (SIPRI), Human Rights Watch, la Cruz Roja
y varias universidades, en su mayoría anglosajonas. Todas estas
organizaciones están en contra de que se desarrollen y utilicen robots
asesinos en el campo de batalla.
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