jueves, 5 de enero de 2017

La liberación del precio de la gasolina y los costos que escondía su subsidio

La liberación del precio de la gasolina y los costos que escondía su subsidio

@RafaelPacchiano jue 05 ene 2017 11:00

Hacia adelante, el precio real de la gasolina ayudará a transitar a tecnologías de transporte más limpias
Hacia adelante, el precio real de la gasolina ayudará a transitar a tecnologías de transporte más limpias
Foto propiedad de: internet
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La liberación del precio de las gasolinas es un paso decisivo para corregir distorsiones de mercado que han tenido un alto costo, no solo para el erario, sino para el medio ambiente y para la salud de todos los mexicanos.
Durante muchos años el gobierno mantuvo una política de subsidio a las gasolinas, dejando que pagáramos un precio artificialmente bajo que resultó en una pesada carga para las finanzas públicas. La ficción no podía durar por siempre.
En 2012 el costo de este subsidio resultó una pérdida de más de 222 mil millones de pesos, lo que representaba aproximadamente 3 por ciento del Producto Interno Bruto. El gasto no solo era estratosférico sino esencialmente injusto porque beneficiaba, sobre todo, a los mexicanos con ingresos más altos.
La flexibilización de este mercado nos permite tener una perspectiva clara sobre los enormes costos sociales que tiene el uso de la energía fósil. Desde el punto de vista ambiental, eliminar los subsidios a gasolinas es un paso importante para mejorar la calidad del aire en nuestras ciudades y combatir los efectos del cambio climático.
El subsidio a la gasolina nos llevó a ser el cuarto consumidor per cápita del combustible a nivel mundial. Por eso el sector del transporte representa el 26 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero del país. La cifra aumenta todos los años.
Según la OCDE[1], eliminar subsidios y fijar precios a las gasolinas que gradualmente incorporen el costo social del uso de las energías fósiles, es una de tres medidas necesarias para una economía baja en carbono. El costo económico de no tomar acciones, podría representar entre el 1 y el 3.3 por ciento del PIB global al año hacia 2060 por efectos del cambio climático.
De acuerdo con el Fondo Monetario Internacional[2], el costo global por el subsidio a combustibles fósiles ascendió a 5 millones de millones de dólares que en 2014 representan casi el 6 por ciento del valor de la economía mundial. El producto más subsidiado es la gasolina, con el 1.8 por ciento del valor de la economía.
Esta suma incluye los costos por externalidades negativas o el daño causado a otros en su salud por la contaminación del aire, así como el daño al medio ambiente y los efectos de inundaciones o sequías, que son resultado del cambio climático.
En México, el uso de combustibles fósiles es la principal causa de la mala calidad del aire en las ciudades, que dramáticamente es la causa de más de 20 mil muertes al año,  de las cuales 9 mil son habitantes del área metropolitana del Valle de México, de acuerdo con el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP).
México se ha fijado la ambiciosa meta de disminuir las emisiones de gas de efecto invernadero en 50 por ciento rumbo al año 2050. Para lograr esta meta, un componente central será la conversión hacia una matriz de generación de energías renovables y limpias, pero la segunda parte en esta ecuación es el reto de financiar una transición hacia un transporte más sustentable.
Gracias a la reforma energética, México podrá atraer la inversión necesaria para desarrollar la infraestructura de refinación, almacenamiento y transporte de combustibles con el fin de ofrecer combustibles de mayor calidad. Desde la SEMARNAT y la Agencia de Seguridad, Energía y Ambiente (ASEA) seguiremos vigilando que estos cumplan cabalmente con los más altos estándares.
Hacia adelante, el precio real de la gasolina ayudará a transitar a tecnologías de transporte más limpias como gas natural, así como dar incentivos para vehículos híbridos y eléctricos. Desde el gobierno federal, trabajamos para apoyar a los Estados a implementar corredores de transporte público a gas natural, comenzando por la Megalópolis.
Desde luego, esta transición tomará tiempo y requerirá de voluntad, imaginación y esfuerzo de todos. Vale la pena reflexionar que, sin la eliminación del subsidio a la gasolina, este cambio de paradigma será imposible. No podemos volver a pensar que los combustibles fósiles deben ser baratos sin considerar los costos que tienen para el medio ambiente y para nuestra salud.

(Rafael Pacchiano Alamán, Secretario de Medio Ambiente y Recursos Naturales)
(Artículo publicado originalmente en Excélsior. Se reproduce en SDP Noticias con autorización del autor) 

[1] https://www.oecd.org/policy-briefs/Three-steps-to-a-low-carbon-economy.pdf
[2] http://www.imf.org/external/pubs/cat/longres.aspx?sk=42940.0

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