martes, 28 de febrero de 2017

La genética es la nueva eugenesia: Cómo los transgénicos reducen la población humana


La genética es la nueva eugenesia: Cómo los transgénicos reducen la población humana




Flickr.com/Miran Rijavec (public domain)

F. William Engdahl


Lo siguiente es la transcripción de una entrevista

El año pasado, tuvimos una serie de fusiones en las corporaciones mundiales de transgénicos. Esto ha creado una concentración alarmante de poder corporativo en las manos de básicamente tres grupos empresariales.

El primero es Bayer AG de Alemania, que hizo una adquisición amistosa de Monsanto. La razón para esto fue que Monsanto se identifica en la mente colectiva como la pura maldad y todo lo malo sobre los transgénicos. Esto se convirtió en una carga sobre todo el proyecto de transgénicos. Así, Bayer entró en juego, que tiene una imagen amigable de una amable empresa, inocua, de aspirinas, pero de hecho es la compañía que inventó la heroína en la década de 1880 y fabricó el gas para los hornos de Auschwitz durante la IIGM. Es una de las compañías de industria agropecuaria más sucias en el mundo, con una serie de homicidios y pesticidas que exterminan las colonias de abejas y otras muchas cosas que son esenciales para la vida y la naturaleza.

ChemChina -el gigante químico estatal chino- por alguna razón adquirió Swiss Syngenta, que fabrica herbicidas.

Entonces, Dow Chemicals y DuPont fusionaron sus negocios de transgénicos.

Así, tenemos tres grupos corporativos gigantescos a lo largo del mundo que controlan parte de lo genéticamente modificado en la cadena alimentaria humana. Tan peligrosos como son los cultivos transgénicos y cuanto más venden, se torna cada vez más obvio que son los químicos que por contrato deben ser aplicados a dichas semillas transgénicas por las corporaciones. Ellos demandan que si compras semillas de soja o maíz, debes usar los herbicidas de Monsanto (ahora Bayer).

Por tanto, esto está dando más poder empresarial a la industria de los transgénicos que nunca antes en la historia y que esto es una tendencia alarmante. Están presionando a la burocracia en Bruselas. Un ejemplo: Hubo una masiva campaña pública contra la renovación de la licencia de la Comisión Europea para el Glifosato. El Glifosato es el herbicida más ampliamente usado en el mundo. El Glifosato es el principal ingrediente en el herbicida de Monsanto. Los otros ingredientes son secreto corporativo de Monsanto, pero la combinación de ellos es uno de los herbicidas más mortíferos.

El organismo responsable de la Organización Mundial de la Salud para valorar los peligros genéticos, tomó la decisión el pasado año de que el Glifosato era un probable agente causante de cáncer.

La licencia se acercaba a una renovación automática el pasado año, una licencia de 15 años. La comisión de la UE para la salud estaba preparada para renovarla automáticamente por un periodo de 15 años. La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (AESA), que es responsable supuestamente por la salud y la seguridad de los ciudadanos europeos, recomendaba la aprobación basada en un estudio alemán por la Agencia de Seguridad Alimentaria Alemana, ¡que simplemente fue plagiado de los estudios dados por la corporación privada Monsanto! Así, toda la cadena estaba corrupta desde el principio y toda la información estaba manipulada. Pruebas reales han mostrado que en minúsculas concentraciones, más bajas que los niveles recomendados en Europa y los EEUU, el glifosato causa enfermedad renal, enfermedad hepática, y otras enfermedades que son potencialmente fatales.

Ahora, el Glifosato ha aparecido en pruebas de orina, en agua potable urbana, en jardines, en aguas subterráneas, etc. Y que entra en el sistema de las mujeres embarazadas, por ejemplo, con un embrión. ¡Está en todo esto!

La comisión de la UE, a pesar de millones de peticiones y a pesar de las recomendaciones de importantes científicos de todo el mundo para no renovar la licencia, hizo un compromiso bajo la presión de la gran industria y lo renovaron durante 18 meses. ¿Por qué lo renovaron para ese tiempo? Porque al final de los 18 meses, les dijeron por Bayer y Monsanto que la fusión de esas dos gigantescas corporaciones estaría completada y Bayer iba a reemplazar el Glifosato con otra toxina, probablemente más mortífera, pero no tan bien conocida como el Glifosato. Así que ellos simplemente compraron tiempo. Y este es solo un ejemplo.

Esta agenda de los transgénicos no solamente es sobre la salud y la seguridad; no es sobre incrementar el rendimiento de los cultivos, que es una mentira que ha sido demostrada en pruebas repetidas en Norteamérica y por todo el mundo. El rendimiento de los cultivos para los granjeros, usando plantas transgénicas, puede incrementarse ligeramente durante el primer y segundo año de cosechas, pero finalmente declina tras el tercer y cuarto año. ¡Y no solo eso! Nos han prometido desde Monsanto y otros gigantes de transgénicos que el uso de los químicos será menor, debido a esos rasgos “maravillosos” que las plantas transgénicas resisten. De hecho, las malas hierbas se vuelven más resistentes y tienes súper-malas hierbas, que son como de 5-6 pies de alto y ahogan todo. Es una catástrofe. Así, los granjeros terminan usando nuevos herbicidas para matar a las súper-malas hierbas. Todo este juego de locura en torno a la composición genética de la naturaleza es un desastre desde el principio.

La agenda real de los transgénicos, que he documentado a gran detalle en mi libro “semillas de la destrucción”, viene desde la fundación Rockefeller. Surge del movimiento eugenésico de las décadas de 1920 y 1930. La Fundación Rockefeller durante la década de 1930, hasta el estallido de la segunda guerra mundial, cuando también se volvió políticamente embarazoso, financiaba los experimentos eugenésicos nazis del instituto Káiser Wilhelm en Berlín y Múnich. ¿Por qué hicieron esto? Su objetivo era la eliminación de lo que denominaban como “comedores indeseables”. Que se denomina reducción de la población.

Tras la guerra, el jefe de la Sociedad Eugenésica Estadounidense, que era un buen amigo de John D. Rockefeller, en la conferencia anual de la Sociedad Eugenésica Estadounidense dijo: "Desde hoy, el nuevo nombre de la eugenesia es la genética”. Es más, si tienen eso en mente –la ingeniería genética, el proyecto del genoma humano, etc.- todos son fraudes científicos. Científicos rusos han demostrado que todo el proyecto del genoma ignoró absolutamente el 98% de los datos científicamente valiosos a favor del 2% que era completamente absurdo y supuso un desperdicio de miles de millones de dólares.

Por tanto, han estado obsesionados con la idea de cómo reducir la población humana en un sentido que no fuera tan obvio como simplemente salir y realizar una campaña de esterilización masiva.

Realmente, han hecho eso en América central junto con la Organización Mundial de la Salud por dar ciertas vacunas que habían preparado para tener efectos abortivos. Por tanto, las mujeres en edad fértil en América central fueron suministradas con esas vacunas contra el tétano. La organización de la Iglesia Católica tuvo sospechas, debido a que las vacunas sólo eran dadas a mujeres, no a los hombres. Y encontraron que había un efecto abortivo en las vacunas que hacía imposible que las mujeres concibieran y tuvieran niños. Todo esto es una reducción encubierta de la población.

Esos son los patriarcas occidentales que se creen dioses, sentados en el trono con gran dignidad, controlando la humanidad. Creo que son un manojo de idiotas, pero tienen esta agenda de manipulación genética. Es contra natura, es químicamente inestable. Y tengo que felicitar a la Federación de Rusia porque tuvieron el coraje y la preocupación moral por su población y prohibieron los cultivos transgénicos en toda Rusia. Este fue un paso adelante para la humanidad. Tengo la esperanza de que Rusia use su influencia para conseguir que China haga algo similar, porque su agricultura está en terrible necesidad de algunos aportes saludables rusos. Pero este paso por Rusia, para hacer una agricultura libre de transgénicos, es un gran paso para la humanidad.

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