Obama
ordenó un ciberataque contra Rusia en represalia por la presunta
intervención de Moscú en las elecciones de EE.UU., sostiene un diario
norteamericano.
“Obama aprobó una medida (hasta ahora no
revelada) que autorizaba la instalación de armas cibernéticas en la
infraestructura de Rusia, el equivalente digital de bombas que podrían
detonarse si Estados Unidos se viera inmerso en un intercambio cada vez
más intenso con Moscú”, ha afirmado hoy viernes el rotativo The Washington Post.Según el diario, el expresidente Barack Obama aprobó dicho plan secreto en diciembre de 2016, si bien se quedó en sus etapas iniciales cuando abandonó la Casa Blanca y dejó que su sucesor, Donald Trump, decidiera utilizar o no esa “capacidad”.
La operación habría sido emprendida por Obama como represalia luego de que se revelara que Rusia había preparado una “bomba de inteligencia” y el presidente Vladimir Putin dirigía una campaña cibernética para “perturbar y desacreditar” la carrera presidencial de Estados Unidos, algo que Moscú niega reiteradamente.
Obama aprobó una medida (hasta ahora no revelada) que autorizaba la instalación de armas cibernéticas en la infraestructura de Rusia, el equivalente digital de bombas que podrían detonarse si Estados Unidos se viera inmerso en un intercambio cada vez más intenso con Moscú”, afirma el rotativo estadounidense The Washington Post.El exmandatario estadounidense, detalla The Washington Post, firmó una orden para detectar vulnerabilidades en la infraestructura electrónica de Rusia. Después, estaba previsto arrancar el proceso de introducir “implantes” en los sistemas digitales rusos para poder interrumpirlos en cualquier momento.
“Los implantes fueron desarrollados por la NSA (acrónimo inglés de la Agencia de Seguridad Nacional de EE.UU.) y estaban diseñados para poder ser disparados remotamente como parte de un ciberataque en represalia por la agresión rusa, ya fuera un ataque a una red eléctrica o una interferencia en una futura carrera presidencial”, agrega el informe.
El texto reitera también la versión de la Agencia Central de Inteligencia de EE.UU. (CIA, por sus siglas en inglés) de que hackers rusos dirigidos por el Kremlin intervinieron en las elecciones de 8 de noviembre en Estados Unidos para derrotar a la candidata demócrata Hillary Clinton e impulsar la victoria del republicano Trump.
Dichas acusaciones causaron una escalada de tensiones en las relaciones entre Moscú y Washington y acabaron con que la Casa Blanca impusiera más sanciones antirrusas, lo que provocó aún más el rechazo del país euroasiático.
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