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La estafa del capitalismo no tiene salida para la clase obrera. Algunos datos del “nuevo” escenario “posterior” a la crisis
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Ya por 2014 el reaccionario Mariano Rajoy afirmaba que “en muchos aspectos ya se ha dejado la crisis atrás”.
Para buena parte de la clase obrera, consciente y vividora de las
consecuencias del capitalismo a diario, este discurso no cuela, sin
embargo el bombardeo sistemático de narrativas en esta línea puede
confundir a personas que no se hallen en tal grado de conciencia.
Frecuentemente, esta cantinela procedente desde los medios
pertenecientes a la burguesía, se ampara en un único parámetro: la tasa
de paro.
Bajo ese criterio, un análisis tan simplista como que la tasa de desempleo en España en 2010 era de X y actualmente es de X-1, puede llevar a pensar que la economía y por ende la realidad social del pueblo, van en una línea progresiva a mejor, e incluso llegar a razonar que “se ha acabado la recesión y ahora todo irá a mejor”. Sin duda es una cortina de humo que sólo sirve para enmascarar la cruda realidad: el capitalismo, moribundo, no tiene salida favorable para la clase obrera y nunca la tuvo, puesto que es enemigo de esta, a la cual saquea y consume tanto material como psicológicamente.
En este informe hemos realizado un pequeño análisis de toda una serie de parámetros vinculados a la realidad laboral del país, utilizando las propias fuentes del Estado: el Instituto Nacional de Estadística (INE) y el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) para ver no sólo cómo la tasa de desempleo es insuficiente, sino como el capitalismo en fase monopolista va relegando progresivamente a la precariedad a la clase obrera, sistemáticamente explotada.
1.El peso del paradigma capitalista de la flexibilidad: Temporalidad en la jornada y en el largo plazo.
Uno de los elementos de este discurso aplicado por los partidos reaccionarios PSOE y PP durante sus reformas laborales fue el de la “flexibilidad” para “ser más competitivos”. Esto en la práctica se tradujo en la desregularización de las condiciones contractuales que generan estabilidad en la vida del obrero y que están vinculadas a algo tan invisible como de vital importancia: el tiempo. Este dogma aplicado a las leyes se manifiesta fragmentando por un lado las jornadas (parciales, salteadas, etc.) y por el otro fomentando los contratos temporales y los despidos baratos, para que el explotador burgués pueda disponer de la mano de obra a su libre antojo y necesidad. Veamos algunos números al respecto:
En el primer trimestre de 2008, escenario inicial de la crisis, el país contaba con 20.593.000 trabajadores asalariados, de los cuales el 88,18% lo hacían a jornada completa, mientras que un 11,82% lo hacía a jornada parcial. Actualmente, el primer trimestre de 2017 no sólo tiene 2 millones menos de asalariados (18.185.800), reflejo de la destrucción de empleo, sino que los trabajadores de jornada parcial han crecido un 18,07% proporcional respecto a 2008 y representan el 15,59% del total actual, lo que supone más de 400.000 trabajadores nuevos en este régimen laboral.
A la flexibilidad de jornada, se une la otra vertiente, la temporalidad contractual. En España el 25,75% de los contratos actuales (a fecha de mayo) son temporales, situándose a la cabeza de lo peor de Europa. En este punto debemos recordar la frialdad de los números, ya que un contrato de un día o unas horas, ya contabiliza, así como contribuye a “bajar” la tasa de paro.
La evolución en este primer punto ha sido clara: Progresivamente menos gente trabaja y más lo hace en jornada parcial, frecuentemente temporal. ¿Qué opciones de diseñar su vida en el largo plazo tiene un obrero con un contrato de corto o medio plazo? Eso cuando no es de unos días u horas sueltos.¿Y si a eso le unimos que es a jornada parcial con la reducción salarial comparativa que supone? El trabajo debería ser algo garantizado para toda la vida, con unas condiciones temporales y salariales suficientes para vivir sin miedo a “qué será de mí” el día de mañana. El sistema capitalista nos muestra que no sólo es incapaz de dar eso, sino que va en la dirección contraria.
3.El trabajo no pagado, metáfora manifiesta de la esclavitud legalizada: las horas extra.
El Instituto Nacional de Estadística contabiliza desde 2011 las horas extraordinarias trabajadas, tanto pagadas como no pagadas. Si observamos la última contabilización del primer trimestre de 2017, 3.018.700 horas extra no fueron pagadas, representando el 51,41% del total. Si bien aún fue peor un año atrás, llegando a representar hasta el 55,99%. Comparativamente respecto a cuando se empezó a llevar esta estadística, en 2011 las horas extra no pagadas no llegaron a alcanzar el 50% en ningún momento, con lo cual es un fenómeno que ha ido in crescendo.
¿No es suficientemente indigno el robo sistemático de plusvalía al trabajador por parte del empresario, como para encima trabajar más tiempo del estipulado y gratis?
-De los 2.027.652 contratos nuevos de este mes, sólo 107.046 fueron indefinidos (5,28%), el resto de otra tipología, siendo los de obra y servicio, así como los eventuales, los predominantes (86,45%). Si miramos momento de inicios de la crisis como mayo de 2008 (7,26%) o marzo (ligeramente superior a 8%) vemos que aún siendo una porción pequeña, representaban alrededor de un 50% más del peso relativo de los más recientes. Y esto sin tener en cuenta el empeoramiento de las condiciones laborales en general que han producido las leyes impuestas por los gobiernos de la burguesía en materia de salarios, derecho a prestaciones, temporalidad, etc.
Estas dinámicas convierten el trabajo permanente y bien remunerado, hilo vertebrador de las posibilidades de tener una vida estable en el capitalismo, en un bien aún más exclusivo. Incluso en el caso de que al menos se trate de un trabajo indefinido, ¿qué posibilidades de establecer una vida digna en el largo plazo tiene un proletario con, por ejemplo, 800 euros la mes? Encontrar cualquiera de los dos elementos ya es complejo, pero los dos unidos más todavía. Desafortunadamente los números accesibles son más opacos de lo que nos gustaría para analizar con precisión la correlación de estos dos elementos del mercado laboral.
Fuente: Instituto Nacional de Estadística (INE).
El repunte de los accidentes en el último lustro es claro. ¿Puede estar conectado con un repunte del arriesgado sector de la construcción? En tanto que variable compleja no se puede saber con precisión, aunque es intuíble. Lo que es seguro es que la burguesía no empleará los recursos necesarios para evitar estas desgracias como es debido, puesto que esto significa una pérdida de beneficios. Y para muestra un botón, lamentablemente reciente, el acróbata fallecido en el festival Mad Cool.
En 9 años no sólo se ha invertido la relación entre el comúnmente
denominado “paro” y las prestaciones asistenciales, meramente
subsidiarias (de supervivencia), sino que además la tasa de cobertura ha
caído en picado casi un 20%, dejando casi a la mitad de las personas
sin trabajo sin ingresos de ningún tipo. El capitalismo, cruel y
anti-humano como es, tiende a dejar a la clase obrera sin siquiera
migajas.
La síntesis es que el sistema capitalista no tiene salida, por mucho que el sector pro-capitalista mediático y político haga cantos de sirena y por mucho que la tasa de desempleo actual haya bajado y pivote sobre el 17%-18% (que sigue siendo muy alta), el resto de factores que son realmente explicativos no han hecho más que ir a peor, o en el “mejor peor” de los casos se han estabilizado a la baja, recordándonos que la única oferta que el sistema presenta al proletariado es, la precariedad, la temporalidad y en definitiva el verse sujeto a vivir una vida que no es tuya, sino del patronato que un día decide que ya no necesita más trabajadores y por ende eres desechable en el mundo material que ellos configuran. O bien decide que no debe invertir en andamios porque son costos añadidos, independientemente de que te pueda costar la vida, por poner algunos ejemplos.
Sólo el socialismo traído por la Revolución de la clase obrera puede garantizar trabajo, bienestar material y salud para la humanidad en su conjunto, cualquier partida jugada en el tablero de la clase explotadora sólo puede traer miseria y precariedad para la clase explotada, en su rumbo hacia el monopolio total de la riqueza, independientemente de lo que digan sus instrumentos de dominación cultural y mediática.
D. Romero
PCOC Barcelona
(*) Enlaces relacionados:
http://www.ine.es/dynt3/inebase/index.htm?padre=982&capsel=985
http://www.sepe.es/contenidos/que_es_el_sepe/estadisticas/datos_estadisticos/contratos/datos/2017/mayo.html
Bajo ese criterio, un análisis tan simplista como que la tasa de desempleo en España en 2010 era de X y actualmente es de X-1, puede llevar a pensar que la economía y por ende la realidad social del pueblo, van en una línea progresiva a mejor, e incluso llegar a razonar que “se ha acabado la recesión y ahora todo irá a mejor”. Sin duda es una cortina de humo que sólo sirve para enmascarar la cruda realidad: el capitalismo, moribundo, no tiene salida favorable para la clase obrera y nunca la tuvo, puesto que es enemigo de esta, a la cual saquea y consume tanto material como psicológicamente.
En este informe hemos realizado un pequeño análisis de toda una serie de parámetros vinculados a la realidad laboral del país, utilizando las propias fuentes del Estado: el Instituto Nacional de Estadística (INE) y el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) para ver no sólo cómo la tasa de desempleo es insuficiente, sino como el capitalismo en fase monopolista va relegando progresivamente a la precariedad a la clase obrera, sistemáticamente explotada.
1.El peso del paradigma capitalista de la flexibilidad: Temporalidad en la jornada y en el largo plazo.
Uno de los elementos de este discurso aplicado por los partidos reaccionarios PSOE y PP durante sus reformas laborales fue el de la “flexibilidad” para “ser más competitivos”. Esto en la práctica se tradujo en la desregularización de las condiciones contractuales que generan estabilidad en la vida del obrero y que están vinculadas a algo tan invisible como de vital importancia: el tiempo. Este dogma aplicado a las leyes se manifiesta fragmentando por un lado las jornadas (parciales, salteadas, etc.) y por el otro fomentando los contratos temporales y los despidos baratos, para que el explotador burgués pueda disponer de la mano de obra a su libre antojo y necesidad. Veamos algunos números al respecto:
En el primer trimestre de 2008, escenario inicial de la crisis, el país contaba con 20.593.000 trabajadores asalariados, de los cuales el 88,18% lo hacían a jornada completa, mientras que un 11,82% lo hacía a jornada parcial. Actualmente, el primer trimestre de 2017 no sólo tiene 2 millones menos de asalariados (18.185.800), reflejo de la destrucción de empleo, sino que los trabajadores de jornada parcial han crecido un 18,07% proporcional respecto a 2008 y representan el 15,59% del total actual, lo que supone más de 400.000 trabajadores nuevos en este régimen laboral.
A la flexibilidad de jornada, se une la otra vertiente, la temporalidad contractual. En España el 25,75% de los contratos actuales (a fecha de mayo) son temporales, situándose a la cabeza de lo peor de Europa. En este punto debemos recordar la frialdad de los números, ya que un contrato de un día o unas horas, ya contabiliza, así como contribuye a “bajar” la tasa de paro.
La evolución en este primer punto ha sido clara: Progresivamente menos gente trabaja y más lo hace en jornada parcial, frecuentemente temporal. ¿Qué opciones de diseñar su vida en el largo plazo tiene un obrero con un contrato de corto o medio plazo? Eso cuando no es de unos días u horas sueltos.¿Y si a eso le unimos que es a jornada parcial con la reducción salarial comparativa que supone? El trabajo debería ser algo garantizado para toda la vida, con unas condiciones temporales y salariales suficientes para vivir sin miedo a “qué será de mí” el día de mañana. El sistema capitalista nos muestra que no sólo es incapaz de dar eso, sino que va en la dirección contraria.
- El marco de la precariedad no es sólo la temporalidad del que trabaja. ¿Qué hay de los expulsados, el ejército de reserva del proletariado?
3.El trabajo no pagado, metáfora manifiesta de la esclavitud legalizada: las horas extra.
El Instituto Nacional de Estadística contabiliza desde 2011 las horas extraordinarias trabajadas, tanto pagadas como no pagadas. Si observamos la última contabilización del primer trimestre de 2017, 3.018.700 horas extra no fueron pagadas, representando el 51,41% del total. Si bien aún fue peor un año atrás, llegando a representar hasta el 55,99%. Comparativamente respecto a cuando se empezó a llevar esta estadística, en 2011 las horas extra no pagadas no llegaron a alcanzar el 50% en ningún momento, con lo cual es un fenómeno que ha ido in crescendo.
¿No es suficientemente indigno el robo sistemático de plusvalía al trabajador por parte del empresario, como para encima trabajar más tiempo del estipulado y gratis?
- A pesar de que sobre el papel tres cuartas partes de los asalariados son indefinidos, prácticamente la totalidad de contratos nuevos son temporales.
-De los 2.027.652 contratos nuevos de este mes, sólo 107.046 fueron indefinidos (5,28%), el resto de otra tipología, siendo los de obra y servicio, así como los eventuales, los predominantes (86,45%). Si miramos momento de inicios de la crisis como mayo de 2008 (7,26%) o marzo (ligeramente superior a 8%) vemos que aún siendo una porción pequeña, representaban alrededor de un 50% más del peso relativo de los más recientes. Y esto sin tener en cuenta el empeoramiento de las condiciones laborales en general que han producido las leyes impuestas por los gobiernos de la burguesía en materia de salarios, derecho a prestaciones, temporalidad, etc.
Estas dinámicas convierten el trabajo permanente y bien remunerado, hilo vertebrador de las posibilidades de tener una vida estable en el capitalismo, en un bien aún más exclusivo. Incluso en el caso de que al menos se trate de un trabajo indefinido, ¿qué posibilidades de establecer una vida digna en el largo plazo tiene un proletario con, por ejemplo, 800 euros la mes? Encontrar cualquiera de los dos elementos ya es complejo, pero los dos unidos más todavía. Desafortunadamente los números accesibles son más opacos de lo que nos gustaría para analizar con precisión la correlación de estos dos elementos del mercado laboral.
- El genocidio laboral.
2016 |
480.051 accidentes |
476 trabajadores fallecidos |
2015 |
458.023 accidentes |
515 trabajadores fallecidos |
2014 |
424.625 accidentes |
467 trabajadores fallecidos |
2013 |
404.284 accidentes |
447 trabajadores fallecidos |
2012 |
408.537 accidentes |
452 trabajadores fallecidos |
El repunte de los accidentes en el último lustro es claro. ¿Puede estar conectado con un repunte del arriesgado sector de la construcción? En tanto que variable compleja no se puede saber con precisión, aunque es intuíble. Lo que es seguro es que la burguesía no empleará los recursos necesarios para evitar estas desgracias como es debido, puesto que esto significa una pérdida de beneficios. Y para muestra un botón, lamentablemente reciente, el acróbata fallecido en el festival Mad Cool.
- Ni curas paliativas quedan para la clase obrera: El destrozo de los subsidios.
2017 |
2008 |
Prestaciones contributivas: 715.518 (37,57%) |
Pensiones contributivas: 932.589 (57,98%) |
Prestaciones no contributivas: 1.189.171 (61,43%) |
Pensiones no contributivas: 657.734 (42,02%) |
Tasa neta de cobertura: 54,8% |
Tasa neta de cobertura: 73% |
- Otras dimensiones no cuantificables de la gravedad de la cuestión.
La síntesis es que el sistema capitalista no tiene salida, por mucho que el sector pro-capitalista mediático y político haga cantos de sirena y por mucho que la tasa de desempleo actual haya bajado y pivote sobre el 17%-18% (que sigue siendo muy alta), el resto de factores que son realmente explicativos no han hecho más que ir a peor, o en el “mejor peor” de los casos se han estabilizado a la baja, recordándonos que la única oferta que el sistema presenta al proletariado es, la precariedad, la temporalidad y en definitiva el verse sujeto a vivir una vida que no es tuya, sino del patronato que un día decide que ya no necesita más trabajadores y por ende eres desechable en el mundo material que ellos configuran. O bien decide que no debe invertir en andamios porque son costos añadidos, independientemente de que te pueda costar la vida, por poner algunos ejemplos.
Sólo el socialismo traído por la Revolución de la clase obrera puede garantizar trabajo, bienestar material y salud para la humanidad en su conjunto, cualquier partida jugada en el tablero de la clase explotadora sólo puede traer miseria y precariedad para la clase explotada, en su rumbo hacia el monopolio total de la riqueza, independientemente de lo que digan sus instrumentos de dominación cultural y mediática.
D. Romero
PCOC Barcelona
(*) Enlaces relacionados:
http://www.ine.es/dynt3/inebase/index.htm?padre=982&capsel=985
http://www.sepe.es/contenidos/que_es_el_sepe/estadisticas/datos_estadisticos/contratos/datos/2017/mayo.html
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