En
su primera conversación telefónica en enero, el presidente
estadounidense Donald Trump presionó a su homólogo mexicano, Enrique
Peña Nieto, para que dejara de decir públicamente que su país no iba a
pagar el muro que quiere levantar en la frontera común. Así lo revela la
transcripción de la conversación a la que tuvo acceso el diario The
Washington Post, que ayer la publicó. Trump admitió que sabe que los
fondos para la barrera tienen que llegar de otras fuentes, pero defiende
que públicamente debe instar a pagar a México. “No podés decir a la
prensa que no pagarás por el muro”, manifestó Trump repetidamente el 27
de enero, y amenazó con cortar todo contacto con el mexicano si este
seguía diciendo públicamente que no pagaría.
“Si vas a seguir diciendo que México no va a pagar el muro, entonces no quiero reunirme con ustedes porque no puedo aceptarlo”, le espetó. “El muro es la cosa menos importante de las que estamos hablando, pero políticamente puede ser la más importante”, dijo Trump a Peña Nieto, según la transcripción.
Aunque Trump sigue manteniendo que México pagará de alguna forma, presiona desde hace meses para conseguir del Congreso 1600 millones de dólares para iniciar la construcción del muro el año que viene. La Cámara de Representantes dio luz verde a esa partida la semana pasada, pero debe hacerlo también el Senado, donde Trump se enfrenta no sólo a la oposición de los demócratas, de los que necesitaría apoyo, sino también a la de algunos republicanos.
La transcripción publicada por el Post muestra también que Trump amenazó a su homólogo mexicano con imponer tasas a las importaciones mexicanas de hasta un 35 por ciento, tras quejarse del déficit comercial que Estados Unidos tiene con México (y cuya rebaja acaba de situar su administración como el principal objetivo en la renegociación del Nafta, que arranca este mes). “Ponemos una tarifa fronteriza para que los productos que llegan de México a Estados Unidos sean gravados con un porcentaje a determinar”, dijo Trump, que llegó a alegar tener un tremendo poder de imponer aranceles. “Podría ser del diez por ciento o el 15 por ciento o podría ser 35 por cieno para algunos productos que, por ejemplo, afecten a los empleos”, aseguró.
La conversación telefónica se produjo un día después de que Peña Nieto cancelara la reunión que iban a tener el 31 de enero en la Casa Blanca ante la insistencia (y las formas de Trump) en decir que México pagaría el muro. Tras la charla telefónica, oficialmente se informó de que los dos presidentes habían acordado no hablar más públicamente sobre el muro.
El Post también tuvo acceso a la transcripción de la conversación telefónica que Trump mantuvo con el primer ministro australiano, Malcolm Turnbull, un día después de hablar con Peña Nieto. En aquel entonces ya se supo que no había ido bien por la postura del republicano frente a la acogida de refugiados. Cuando el jefe de gobierno australiano intentó saber si Estados Unidos iba a cumplir su compromiso de aceptar a los 1.250 refugiados procedentes de Australia, Trump convirtió la conversación en una reprimenda por el acuerdo al respecto que cerró con Barack Obama.
“Si vas a seguir diciendo que México no va a pagar el muro, entonces no quiero reunirme con ustedes porque no puedo aceptarlo”, le espetó. “El muro es la cosa menos importante de las que estamos hablando, pero políticamente puede ser la más importante”, dijo Trump a Peña Nieto, según la transcripción.
Aunque Trump sigue manteniendo que México pagará de alguna forma, presiona desde hace meses para conseguir del Congreso 1600 millones de dólares para iniciar la construcción del muro el año que viene. La Cámara de Representantes dio luz verde a esa partida la semana pasada, pero debe hacerlo también el Senado, donde Trump se enfrenta no sólo a la oposición de los demócratas, de los que necesitaría apoyo, sino también a la de algunos republicanos.
La transcripción publicada por el Post muestra también que Trump amenazó a su homólogo mexicano con imponer tasas a las importaciones mexicanas de hasta un 35 por ciento, tras quejarse del déficit comercial que Estados Unidos tiene con México (y cuya rebaja acaba de situar su administración como el principal objetivo en la renegociación del Nafta, que arranca este mes). “Ponemos una tarifa fronteriza para que los productos que llegan de México a Estados Unidos sean gravados con un porcentaje a determinar”, dijo Trump, que llegó a alegar tener un tremendo poder de imponer aranceles. “Podría ser del diez por ciento o el 15 por ciento o podría ser 35 por cieno para algunos productos que, por ejemplo, afecten a los empleos”, aseguró.
La conversación telefónica se produjo un día después de que Peña Nieto cancelara la reunión que iban a tener el 31 de enero en la Casa Blanca ante la insistencia (y las formas de Trump) en decir que México pagaría el muro. Tras la charla telefónica, oficialmente se informó de que los dos presidentes habían acordado no hablar más públicamente sobre el muro.
El Post también tuvo acceso a la transcripción de la conversación telefónica que Trump mantuvo con el primer ministro australiano, Malcolm Turnbull, un día después de hablar con Peña Nieto. En aquel entonces ya se supo que no había ido bien por la postura del republicano frente a la acogida de refugiados. Cuando el jefe de gobierno australiano intentó saber si Estados Unidos iba a cumplir su compromiso de aceptar a los 1.250 refugiados procedentes de Australia, Trump convirtió la conversación en una reprimenda por el acuerdo al respecto que cerró con Barack Obama.
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