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La intoxicación no se detiene ante nada: ‘Putin quiere romper España’
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Putin
quiere romper España a través de Julián Assange, quien ha publicado una
decena de tuits mostrando su apoyo al independentismo en Cataluña,
asegura El Confidencial. No es un apoyo nada despreciable, añade esta gacetilla, ya que Assange tiene más de 368.000 seguidores. “Por su relevancia, es como un medio de comunicación en sí mismo y, además, de gran repercusión internacional”, subraya.
La cadena de intereses es evidente: Assange se reunió en una ocasión con el congresista estadounidense Dana Rohrabacher, que es un defensor público de los intereses de Rusia. Al mismo tiempo, el pasado mes de abril Rohrabacher se entrevistó con el presidente catalán, Carles Puigdemont.
Otro silogismo característico del sofisma más demagógico: el referéndum de Catalunya está dirigido contra la Unión Europea; los intereses rusos también estan dirigidos contra la Unión Europea; luego los intereses de los secesionsistas catales y los de Rusia son los mismos.
“Quod erat demostrandum”, diría Euclides. aunque finalmente los plumillas que fabrican esta intoxicación vuelven sobre sus pasos y reconocen que “no hay pruebas de que el apoyo de Assange a la causa independentista catalana esté impulsado por Rusia”. No obstante, en el último año el fundador de WikiLeaks solo ha apoyado causas rusas.
Lo mismo titula El País en primera plana: Putin promueve la independencia catalana por medio de su maquinaria de fabricar noticias falsas. Es como el aquel ladrón que para despistar a sus perseguidores huía deprisa gritando “¡al ladrón!, ¡al ladrón!”
La prueba de El País es la misma que la de El Confidencial: Julian Assange, convertido en portavoz de las oscuras maniobras del Kremlin. ¿Cuál es la prueba de la prueba? No existe. Es un “obiter dicta” que sostiene la “ratio decidendi” de la misma manera que las nubes cuelgan del techo sujetas por un cordel divino.
Entre Putin y Puigdemont no hay una gran distancia; por medio está Podemos, cómplices de este contubernio ruso-catalán, del que se aprovechan para “debilitar a la democracia”, propósito último de la extrema izquierda que representan Pablo Iglesias y los suyos.
¿Alguien estaba denunciando noticias falsas?, ¿teorías de la conspiración?, ¿fenómenos paranormales?, ¿chemtrails?, ¿avistamientos de ovnis?, ¿telekinesis? ¡Lea la prensa fascista hispánica!, ¡todos los días grandes y maravillosas sorpresas!
La cadena de intereses es evidente: Assange se reunió en una ocasión con el congresista estadounidense Dana Rohrabacher, que es un defensor público de los intereses de Rusia. Al mismo tiempo, el pasado mes de abril Rohrabacher se entrevistó con el presidente catalán, Carles Puigdemont.
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“Quod erat demostrandum”, diría Euclides. aunque finalmente los plumillas que fabrican esta intoxicación vuelven sobre sus pasos y reconocen que “no hay pruebas de que el apoyo de Assange a la causa independentista catalana esté impulsado por Rusia”. No obstante, en el último año el fundador de WikiLeaks solo ha apoyado causas rusas.
Lo mismo titula El País en primera plana: Putin promueve la independencia catalana por medio de su maquinaria de fabricar noticias falsas. Es como el aquel ladrón que para despistar a sus perseguidores huía deprisa gritando “¡al ladrón!, ¡al ladrón!”
La prueba de El País es la misma que la de El Confidencial: Julian Assange, convertido en portavoz de las oscuras maniobras del Kremlin. ¿Cuál es la prueba de la prueba? No existe. Es un “obiter dicta” que sostiene la “ratio decidendi” de la misma manera que las nubes cuelgan del techo sujetas por un cordel divino.
Entre Putin y Puigdemont no hay una gran distancia; por medio está Podemos, cómplices de este contubernio ruso-catalán, del que se aprovechan para “debilitar a la democracia”, propósito último de la extrema izquierda que representan Pablo Iglesias y los suyos.
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