Desde Berlín  
El partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD) se comprometió a luchar contra una “invasión de extranjeros”, después de que obtuvo suficientes votos para volver al Parlamento (Bundestag) en las elecciones del domingo. El líder Alexander Gauland dijo que su formación “se enfrentará sin concesiones” a la inmigración, sobre la cual ha hecho campaña sin descanso desde que comenzó la crisis de refugiados.
Pero el primer día del partido con representación parlamentaria ya estaba plagado de luchas internas, después de que la copresidenta Frauke Petry renunciara tras meses de disputas escondidas debajo de la alfombra.
“Un millón de personas –extranjeros– que son traídos a este país están quitando una parte de Alemania y nosotros como AfD no queremos eso”, dijo Gauland en la conferencia de prensa que dio ayer en Berlín. “Nosotros decimos que no queremos perder a Alemania por una invasión de extranjeros con una cultura diferente. Es muy simple.”
Se espera que la AfD asuma 94 escaños en el Bundestag de 709 miembros, convirtiéndose en el tercer partido más grande; obtuvo el 12,6 por ciento de los votos. Los encuestadores y los analistas políticos de Berlín advirtieron el peligro de que el partido xenófobo acaparase la atención. AfD sostiene que el islam no es “parte de Alemania” y constantemente demoniza a los extranjeros.
“Por supuesto que tenemos que luchar contra sus puntos de vista, pero si los medios de comunicación se centran en el AfD, empujándolos exclusivamente al rincón nazi, entonces crea un cierto efecto: todos los que simpatizan con AfD de una manera más general también son empujados a ese rincón, y se sienten tratados injustamente”, dijo Matthias Jung de los encuestadores Forschungsgruppe Wahlen a los periodistas en Berlín.
“Entre los votantes que apoyan al AfD, no hay una ideología coherente de derecha radical: están descontentos con las cosas que sucedieron, pero no necesariamente con la crisis de los refugiados”.
Peter Matuschek, de la consultora Forsa, dijo que Alternativa para Alemania atrajo deliberadamente la atención de los medios de comunicación haciendo declaraciones provocativas. “Ellos siguieron una agenda de provocación dirigida, como lo hizo el presidente Trump”, dijo. “Una vez que se hizo una declaración provocadora, un político podía confiar en que sería citado en los medios al día siguiente”. Dijo que este enfoque “de alguna manera reactivó” la crisis de inmigración y refugiados como un tema durante la campaña electoral, a pesar del hecho de que estuviera mayormente fuera de las noticias en los meses previos a la elección.
En un acto que causó sorpresa, Petry (la copresidenta del partido) dijo a los periodistas que no se sentaría en el Parlamento junto a sus pares del partido. “Decidí después de una cuidadosa reflexión que no me sentaría con el grupo parlamentario (AfD)”, dijo, antes de abandonar abruptamente la habitación. Ella se había visto previamente envuelta en luchas de poder con otros miembros de la formación, especialmente sobre la candidatura principal en estas elecciones. Petry perdió en esa carrera frente a Gauland, la cara más prominente del grupo en los medios. La dirigente también criticó a Gauland por varias declaraciones polémicas que hizo durante la campaña, incluyendo afirmaciones de que Alemania debería estar orgullosa de sus soldados en la Segunda Guerra Mundial, un tabú en el país.
* Jon Stone de The Independent de Gran Bretaña. Especial para Páginal12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.