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domingo, 12 de noviembre de 2017
Trump ha dado un golpe de Estado corporativo"
lahaine.org
"Trump ha dado un golpe de Estado corporativo"
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7-9 minutes
Entrevista con Naomi Klein, a su paso por Barcelona. "Lo que ha hecho Rajoy es indignante, escandaloso, aparentemente diseñado para ser incendiario"
Naomi Klein (Montreal, 1970) saltó a la fama en 1999 con No logo. Un libro que denunciaba cómo las grandes corporaciones ya sólo fabricaban marcas y no productos. El negocio era asociar el nombre de su producto a una cierta imagen para conectar con los consumidores que compartieran sus valores. No se trataba tanto del objeto como del profundo deseo humano de formar parte de una tribu, y las empresas podían desentenderse de producir el objeto, externalizándola a contratistas abusivos del tercer mundo. Donald Trump levantó su imperio siguiendo esa fórmula, recuerda Klein, convirtiendo su nombre en una marca y ofreciendo a la gente la posibilidad de vivir dentro de ella en edificios de todo el mundo construidos muchas veces por otros. Una marca asociada a la riqueza y el éxito capitalista, al jefe que hace lo que le venga en gana. Una marca amoral con la que entró en política y con la que sólo tenía que ser coherente y repetir su mensaje. Triunfó.
Trump es para Klein el producto de ésta y muchas otras tendencias del último medio siglo, y a analizarle a él y a su caldo de cultivo dedica Decir no no basta (Paidós/Empúries). Klein estuvo ayer en Barcelona, al año de la victoria del magnate.
¿Un año peor de lo esperado?
Ha hecho lo que esperaba. Un golpe de Estado corporativo. Todo el mundo sabía que su programa era mentira, que no iba a defender a la clase trabajadora. Lo que ha hecho es fusionar el gobierno con algunos de los más poderosos intereses corporativos del país: Goldman Sachs, Exxon Mobile, Monsanto... El número de lobistas y ex directores generales de grandes empresas en su administración es anonadante, y es la parte más coherente de ella. Lo que yo no imaginaba es cómo su estilo escandaloso, sus tuits, sus afirmaciones indignantes, sus peleas con todos, su eterna intriga palaciega, proporcionarían una cobertura perfecta para ese golpe de estado corporativo. Ofrece interminables sacudidas a los medios, que analizan sus tuits racistas y los zapatos de Melania mientras Goldman Sachs y otros hacen lo que quieren casi sin escrutinio.
Pero parece que no consigue aprobar sus leyes.
Es el mayor malentendido. Le han bloqueado la prohibición de viajar, la ley sanitaria. Pero creo que el muy radical plan de recortes fiscales a las empresas, el mayor de la historia, saldrá adelante pese a lo que supondrá para los servicios de la gente. No ha habido suficiente escrutinio de los medios, entretenidos con Trump, Jared, Ivanka y toda esa teleserie continúa. Y más allá de esos recortes fiscales, sus victorias en la administración son de deshacer, desmontar. El que más ha deshecho ha sido Scott Pruitt en la agencia medioambiental: la entera arquitectura de protección medioambiental y de salud. Muchos daños serán a largo plazo, un ataque a las futuras generaciones. Un lento envenenamiento del agua, de la producción de comida. Y han dado a la industria de los combustibles fósiles todo lo que quería y desregulado lo que podían de lo puesto en pie tras la crisis financiera del 2008. Ojalá la narración de que Trump es incompetente y no ha logrado hacer nada fuera verdad. No lo es.
Afirma que en Trump es producto de muchas tendencias del último medio siglo. ¿Cuáles?
Klein ayer en Barcelona
Sobre todo del fetichismo del mercado como salvador de cualquier crisis colectiva. Es el mantra neoliberal y Trump lo personifica de forma exagerada. Quiere tratar el gobierno como una corporación. Otra tendencia ha sido equiparar gran riqueza a gran sabiduría y externalizar muchos problemas colectivos a esa clase rica billonaria que se ve benevolente. Al aceptar que Bill Gates puede tener más poder sobre la agricultura africana que la ONU hemos allanado el camino a Trump. Otra tendencia ha sido que los medios traten las elecciones como entretenimiento, telerrealidad. Alguien que la entiende bien puede barrer a los demás. Y la más importante es la tendencia a la impunidad a través de la riqueza. Si eres suficientemente rico puedes hacer tus propias reglas. Y tu propia realidad. ¿Cambio climático? Despidamos a los científicos, apaguemos los satélites que muestran el deshielo. Es la implicación final de esa impunidad, deshacerte de la realidad física. Trump es la versión exagerada del poder absoluto mediante la riqueza: coger a una mujer del pubis, disparar a alguien en la quinta avenida sin que pase nada, como bromeaba.
Dice que es una consecuencia también de haber tratado al mundo y las personas como basura.
El sueño que vende es que el mundo se divide entre perdedores y ganadores. Su insulto favorito es perdedor. Su marca se vende como la que te ayudará a meterte en el campo ganador. Era la base de su reality, The apprentice: uno merecía ir al cielo y todos los perdedores ser despedidos y olvidados. Una moral extrema de tener o no. Y parte de ganar para él es pisar al perdedor.
¿Qué influyó más al elegirlo?
El neoliberalismo. No es que no se trate de raza, está interrelacionado. No es coincidencia que en el 2008 tras rescatar a los bancos a expensas de la gente corriente hubiera un alza del supremacismo, la búsqueda de chivos expiatorios. Con Trump hubo una combinación tóxica. Había un tipo de hombre blanco que se sentía agraviado legítimamente por perder estatus: menos salario, temporalidad... Trump mezcló la queja con otras ilegítimas contra la igualdad, contra mujeres y gente de color que ganaban estatus laboral. Dirigía el enfado hacia los más vulnerables en vez de al sistema económico que produce la inseguridad. Ese divide y vencerás es lo que han hecho siempre las elites americanas ante la amenaza de un movimiento de clase multicultural. Otro factor importante fue que Hillary se veía representante del modelo económico que falló a tantos. Y el Partido demócrata no ha aprendido y su sueño es encontrar su Macron. Ya lo tuvo, era Obama. No es la solución.
Dice que hay paralelismos con los años treinta, desigualdad, concentración de la riqueza. ¿Vamos a años de inestabilidad?
La gran cuestión es qué va a hacer la izquierda porque hay un hundimiento del centro, y líderes como Macron parecen determinados a echar gasolina al fuego eliminando el impuesto sobre la riqueza y haciendo que la retirada de las ayudas a la vivienda pague esos recortes a los ricos en el contexto de una enorme evasión fiscal. Las Marine Le Pen del mundo lo aprovecharán. La pregunta es si la izquierda se unirá para entrar en ese vacío con propuestas transformadoras, soluciones redistributivas.
Jeremy Corbyn me parece un gran líder. Su respuesta a los Papeles del paraíso ha sido transparente. Necesitamos gente de izquierda que dirija las energías de la gente a una economía más justa. Lo emocionante es que ideas que tanto tiempo fueron marginales ahora son de las más populares: educación y salud públicas, 100% de energías renovables, transición masiva a trabajos verdes...
¿Qué piensa de la situación política catalana?
Creo en el derecho a la autodeterminación. Debe haber un proceso visto como justo por todos porque es una decisión muy importante. No ha sucedido aún. Pero lo que ha hecho Rajoy es indignante, escandaloso, aparentemente diseñado para ser incendiario. Soy canadiense y una parte del país quiere la independencia. Soy de ella y hemos vivido varios referéndums. Sé cómo es de estresante. Trato de imaginar lo que sucedería si el Gobierno canadiense echara al de Quebec y arrestara a los líderes. Sería el mayor escándalo de nuestra historia política. Y el más desestabilizador.
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