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1977-2017 Por la Tercera República. Razones de un silencio
Por Colectivo Al Servicio de la República
Por Colectivo Al Servicio de la República
El
gobierno de la Segunda República en el exilio podría haber encabezado
las negociaciones para una salida pacífica de la dictadura y logrado
unas elecciones libres. Hubiera bastado que el PSOE, el PCE y los
nacionalistas vascos y catalanes hubieran apoyado a la República en 1975
y nombrado representante de toda la oposición al presidente José
Maldonado y a un grupo de diálogo compuesto por todas las fuerzas
democráticas. No quisieron.
La República fue
traicionada una vez más. No fue solamente el PCE carrillista, también el
PSOE, la ERC y el PNV, aunque si bien ERC y PNV lograron reconocimiento
para las instituciones autonómicas en el exilio renunciando a la
República en Madrid. Esa es la cruda realidad. No hubo elecciones
realmente libres en 1977, los partidos PSOE, PCE y los demás, aceptaron
ser legalizados por los franquistas y al hacerlo legalizaron ellos al
régimen, contribuyendo de forma clara a la total impunidad del
franquismo, que es la verdadera base del actual régimen. Lo esencial de
ese pacto antirrepublicano se mantiene a día de hoy, cuando vemos que se
crean organizaciones supuestamente para impulsar la República cuyo
principal cometido es contener y hacer de cortafuegos que impidan que el
republicanismo se organice política y electoralmente o que las alianzas
de izquierda de la actualidad se pongan al servicio de la República: el
triste caso de la JER (Junta Estatal Republicana) es una buena muestra
de lo que no debe hacerse; su único cometido no parece otro que lograr
que la lucha republicana no interfiera la estrategia política de
Izquierda Unida y su alianza con Podemos..
Callaron en 1977 y callan en 2017
El
silencio del estado español, del gobierno y del PP en este aniversario
del fin de la República, días después de las elecciones de 1977 era algo
previsible, pero no son los únicos en callar. ¿Qué decir del silencio
del PSOE y del PCE y sus organizaciones cercanas?
Es
el silencio del cómplice necesario que sigue años después. Izquierda
Unida y el PSOE votaron juntos la ley de memoria que no cuestiona la
legalidad franquista, votaron juntos la de víctimas del terrorismo que
considera «mártires de nuestra democracia» a Melitón Manzanas y a
Carrero Blanco.
Esta es la realidad. El PSOE de
Pedro Sánchez no alcanza a cuestionar el régimen del 78 y hasta impide
el debate republicano en su congreso; Izquierda Unida, por su parte, con
con líder Alberto Garzón el primero, se reclama republicano, pero
excluye la cuestión de su política diaria, parlamentaria, institucional y
de alianzas, sin cuestionar complicidades pasadas y callando cuanto
puede y eludiendo el compromiso público de sus dirigentes y diputados.
El
silencio de IU y PCE en estos días sobre la República en el exilio y su
ejemplo de dignidad y lucha es atronador. Fue Fernando Valera, su
último presidente gobierno, quien a primeros de julio de 1977, en su
última comunicación como gobierno declaró el fin de la Segunda y el
comienzo de la lucha por la Tercera República Española.
De
otros partidos supuestamente llamados a dar voz al pueblo y a regenerar
la vida española como es el caso de Podemos, y sus alianzas, se puede
afirmar lo mismo. No se reconocen en la República Española, desprecian
su ejemplo y su lucha, la consideran parte del pasado y son incapaces de
enlazar las luchas del presente con la tradición de la que venimos.
Particularmente Podemos, considera la II República como algo propio de
perdedores, con suya evocación se divide al pueblo y que impediría su
objetivo electoral de ganar elecciones. Podemos no necesita traicionar a
nadie, como es el caso de otros partidos que sí usan en su provecho la
memoria republicana en mayor o menor grado sin luego defenderla en las
instituciones ni en la política diaria; no, Podemos, directamente, hace
suyos los prejuicios del franquismo sociológico, renuncia a toda labor
pedagógica y vuela el hilo rojo de la memoria que une las generaciones,
convirtiéndose así en un peligro antirrepublicano mayor que el
representado por un simple oportunista o un cobarde, es algo mucho peor.
La
situación es clara. En estos momentos, el republicanismo español no se
encuentra representado en las Cortes. No hay voz alguna que denuncie la
impunidad franquista y saque las consecuencias políticas lógicas. La
Constitución de 1978 es irreformable, en primer lugar porque no es una
verdadera constitución, sino la Ley constitucional final del franquismo
salida de la reforma de las leyes fundamentales del régimen. Ante esta
situación se impone decir alto y claro que solo la República significa
ruptura y verdadera regeneración democrática en España. Es hora ya de
decirlo.
La lucha republicana no es algo sectorial
sino central, supone derribar un estado y construir otro y hacerlo
democráticamente y desde valores y principios republicanos. Solo la
plena recuperación de nuestra soberanía popular y nacional puede
ayudarnos a vencer en los enormes retos sociales, económicos,
monetarios, de defensa y ecológicos que tenemos los españoles. Sólo un
régimen legítimo, salido del corazón del pueblo español, que construya
una legalidad nueva, sin sombra alguna de la impunidad franquista, un
régimen comprometido con los derechos sociales y con las libertades de
todos los ciudadanos y pueblos que suma España, podrá hacer frente a los
retos del futuro. No debe olvidarse jamás que la constitución
republicana de 1931 nunca fue derogada legalmente y que la II República
nunca se rindió. Para hacer frente a todos esos desafíos, hay un camino,
la República. En este 40 aniversario de la última comunicación del
gobierno republicano, hacemos nuestro el grito de Fernando Valera, ¡Viva
la Tercera República!
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