Han aparecido varias publicaciones sobre los tráficos de armas y municiones hacia Siria e Irak.
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En un largo estudio [
1],
Conflict Armament Research aborda la envergadura de los tráficos que
beneficiaron al Emirato Islámico (Daesh) durante los 3 últimos años.
Este misterioso organismo estudió 84 lugares en Irak y 27 en Siria,
con ayuda del gobierno iraquí y de las fuerzas de la coalición
internacional encabezada por Estados Unidos. Y concluye que el armamento
del Emirato Islámico provenía a menudo de envíos inicialmente
destinados a las «
facciones» (sic) que contaban con el respaldo
de los países occidentales. Este minucioso estudio se realizó con
cofinanciamiento de la Unión Europea y el ministerio de Exteriores de
Alemania. A pesar de la gran cobertura mediática que se le ha concedido,
el resultado es decepcionante ya que sólo confirma –otra vez– lo que ya
habían revelado los documentos de los transportes.
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En un artículo de
Foreign Policy [
2],
Adam Rawnsley, Eric Woods y Christiaan Triebert, revelan la venta de
armas de guerra estadounidenses y de municiones a los yihadistas
a través de un simple mercado informático en Telegram. Es posible
comprar todo tipo de armas, una sola o en grandes cantidades, desde un
fusil de asalto Kalachnikov hasta un tanque de guerra, pasando por
detonadores para la fabricación de bombas artesanales. No está claro si
el Pentágono y la CIA pusieron voluntariamente esos productos a la
disposición de negociantes privados para hacer extraoficialmente lo que
Washington desmiente oficialmente. El artículo no precisa quién
garantizó el transporte del armamento en el Medio Oriente. El escándalo
parece, en todo caso, lo suficientemente serio, tanto que la República
Árabe Siria recurrió al secretario general de la ONU y al Consejo de
Seguridad en carta fechada el 11 de diciembre de 2017 (referencia
S/2017/1036).
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