Desde que empezaron las negociaciones para una nueva
versión o renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del
Norte (TLCAN), distintos submercados del real estate empezaron a
plantear escenarios.
Las rondas continúan en un largo período que
ha afectado significativamente la estabilidad cambiaria, para un mercado
que igual toma el dólar como referente para arrendamientos, que para la
compra de materiales de construcción y distintos servicios globales.Una incógnita de su permanencia es el negocio inmobiliario industrial que recibe un nuevo impacto directo por todo el sistema con el que se edificaron inventarios en corredores a propósito del beneficio de la apertura comercial.
Desde finales de 2016, este mercado paró su actividad con la pausa de algunos proyectos industriales con el inicio de la era Trump.
Pero luego de la renegociación del TLC, corredores como el Bajío, Estado de México, Monterrey y otras regiones del país no lograron mantener el dinamismo. En especial, pudo observarse el efecto en industrias como la automotriz, aeroespacial, de alimentos, logística
y centros de distribución de productos mantuvieron el dinamismo.Lejos de estabilizarse, los nubarrones que para este 2018 cubren el contexto son mayores porque se complementan con otros factores como el período electoral de julio, hecho que podría impactar de manera significativa las regiones vinculadas a esas industrias.
Más allá de estos escenarios, el último trimestre del año pasado permitió ver la complicación que se vio en indicadores como el descenso en la absorción bruta de 70% y la reducción en los precios de espacios industriales que habían bajado en promedio hasta 4 dólares, según una previsión de la empresa JLL.
Por eso, el factor TLCAN está pesando con mayor fuerza al paso de los días. En su reporte de cierre de año, la firma CBRE dice que las ocupaciones del último trimestre en el Bajío están detenidas o aplazadas. Lo anterior sin contar la reserva con la que
desarrolladores e inquilinos han tomado sobre la definición en la economía mundial y nacional.En términos de construcción, las cifras alcanzadas en la misma región registraron bajas históricas de 60% menos de lo que se construía en ese período de 2016. Pese a ese pronóstico, los analistas creen que la luz al final del túnel es el 45% de construcciones especulativas, hecho que confirma la confianza de desarrolladores.
Un punto de inflexión ante la cautela es su inventario, que llegó a 11 millones de m2 que confirma el crecimiento sostenido de los espacios industruales. Sólo a Guanajuato se integraron 13 naves industriales, que confirman que el proceso de expansión y renovación no ha desaparecido.
Fue con proyectos Clase A como Las Colinas de León, Las Colinas de Apaseo, el Parque industrial León-Bajío (PILBA), el Parque Industrial Vynmsa León, que Guanajuato equilibró el mercado al cerrar el año pasado con un inventario que superó los 4 millones de m2.
Desde luego que en la ecuación, habrá que prestar atención en las próximas semanas a la demanda de espacio y los precios de arrendamiento. Este último factor había alcanzado un punto de recuperación del que ahora es difícil pensar que se mantenga.
Con todo, el negocio inmobilario de parques industriales podrá adaptarse ante la madurez alcanzada en los últimos tiempos.
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