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kaosenlared.net[Francia] Sobre el proceso de fusión de las organizaciones anarcocomunistas Alternative Libertaire con CGA
La
implicación de anarquistas sociales y comunistas libertarios en las
luchas sociales es, por lo tanto, más necesaria que nunca. Nuestra tarea
es inmensa, no podemos estar satisfechos con lamentaciones derrotistas
o, a la inversa, con proclamas triunfalistas que oscurecerían la
importancia del trabajo político a largo plazo.
ALB Noticias.- Reproducimos a continuación un comunicado publicado hace semanas por las organizaciones francesas Alternative Libertaire y la Coordination des Groupes Anarchistes,
de posiciones anarco-comunistas muy próximas entre sí. Ambos sectores
llevan aproximadamente desde febrero en conversaciones que pueden
concluir con una fusión que debería terminar con la racha de escisiones
que llevan las organizaciones libertarias de aquel territorio.
Alternative Libertaire ya es la organización libertaria más grande del país (dejando a un lado las CNTs) y con esta adhesión el sector comunista libertario consolidarían aún más su posición. El objeto de AL y la CGA es crear una organización pública de carácter estratégico o político que pueda orientar el movimiento social francés, habitualmente liderado por las organizaciones trotskistas o por el PCF.
Declaración conjunta: un proceso de discusión entre AL y CGA
Ante el endurecimiento generalizado de la situación social y política, Alternative Libertaire (AL) y la Coordinación de Grupos Anarquistas (CGA) comenzaron hace unos meses un proceso de discusión sobre el que uno de los posibles resultados es una unificación, con la base de una nueva organización comunista libertaria. Durante más de quince años nuestras dos organizaciones han participado, por separado o conjuntamente, en muchos frentes de luchas comunes, manteniendo sus especificidades.
Los ataques capitalistas y los consecuentes recortes sociales debilitan considerablemente el campo de los trabajadores. En este contexto, es aún más difícil movilizarse contra el refuerzo del aparato represivo y de seguridad (estado de emergencia permanente, leyes antiterroristas, criminalización del movimiento social, asedio policial de los distritos populares), contra la caza del migrantes, o contra el peligro fascista y reaccionario.
Con la derrota del movimiento contra las leyes laborales de 2016-2017, y las dificultades de esta primavera para contrarrestar los ataques a la SNCF y la universidad, el movimiento social parece estar sin estrategia. Sin embargo, la lucha de clases continúa, como lo demuestran muchas huelgas y luchas locales a veces victoriosas. Pero durante los últimos diez años, estas resistencias dispersas han luchado por fundirse en un vasto movimiento de resistencia capaz de revertir el equilibrio de poder con el estado y el capitalismo.
La implicación de anarquistas sociales y comunistas libertarios en las luchas sociales es, por lo tanto, más necesaria que nunca. Nuestra tarea es inmensa, no podemos estar satisfechos con lamentaciones derrotistas o, a la inversa, con proclamas triunfalistas que oscurecerían la importancia del trabajo político a largo plazo.
La Unión hace la fuerza
A pesar de que actualmente se encuentra en dificultades, el movimiento social y sindical, sigue siendo un actor clave en la construcción de un posible contraataque. Porque reúne a la mayoría del proletariado en toda su diversidad, ya sea en empresas o barrios. Porque es el embrión de una posible apropiación colectiva de los medios de producción sin la cual no hay una revolución anticapitalista concebible.
Es por eso que los comunistas libertarios y los anarquistas sociales lo convierten en el vehículo esencial de su estrategia revolucionaria. Sin formar una facción de maniobras, se esfuerzan por lograr prácticas federalistas, autogestionadas, antipatriarcales y antirracistas. Ellas y ellos defienden una política de construir luchas por la base, lejos de la rutina burocrática dirigista, de ilusiones electorales como de la agitación ultraizquierdista encantadora y su mañana.
Sin embargo, la corriente libertaria no puede limitarse a actuar de forma anónima dentro del movimiento social y sindical. También es responsable de desarrollar una organización que dé visibilidad al proyecto anticapitalista y de autogestión que llevamos a cabo.
Un proceso delimitado
Es en estas observaciones compartidas que AL y la CGA comenzaron, desde febrero de 2018, un proceso de discusión con miras a un posible acercamiento de nuestras organizaciones.
Un debate interminable se haría vacío. Por lo tanto, AL y CGA han desarrollado una hoja de ruta precisa con sucesivos puntos de discusión y puntos de verificación, pensados para garantizar el control colectivo del proceso. Debería durar alrededor de un año y, si termina, daría pie a un congreso conjunto que decidirá si se unifica o no. Un congreso es la elección de un proceso transparente, con la participación de todos, lejos de las negociaciones personales y de tratos bajo la mesa. AL y CGA tienen detrás suyo una historia, un funcionamiento, prácticas, pautas elaboradas colectivamente que solo un congreso tiene la legitimidad para modificarlos.
El proceso de debate entre AL y la CGA puede estar abierto a otros grupos comunistas anarquistas libertarios o revolucionarios.
Alternativa libertaria (AL) y Coordinación de Grupos Anarquistas (CGA)
Alternative Libertaire ya es la organización libertaria más grande del país (dejando a un lado las CNTs) y con esta adhesión el sector comunista libertario consolidarían aún más su posición. El objeto de AL y la CGA es crear una organización pública de carácter estratégico o político que pueda orientar el movimiento social francés, habitualmente liderado por las organizaciones trotskistas o por el PCF.
Declaración conjunta: un proceso de discusión entre AL y CGA
Ante el endurecimiento generalizado de la situación social y política, Alternative Libertaire (AL) y la Coordinación de Grupos Anarquistas (CGA) comenzaron hace unos meses un proceso de discusión sobre el que uno de los posibles resultados es una unificación, con la base de una nueva organización comunista libertaria. Durante más de quince años nuestras dos organizaciones han participado, por separado o conjuntamente, en muchos frentes de luchas comunes, manteniendo sus especificidades.
Los ataques capitalistas y los consecuentes recortes sociales debilitan considerablemente el campo de los trabajadores. En este contexto, es aún más difícil movilizarse contra el refuerzo del aparato represivo y de seguridad (estado de emergencia permanente, leyes antiterroristas, criminalización del movimiento social, asedio policial de los distritos populares), contra la caza del migrantes, o contra el peligro fascista y reaccionario.
Con la derrota del movimiento contra las leyes laborales de 2016-2017, y las dificultades de esta primavera para contrarrestar los ataques a la SNCF y la universidad, el movimiento social parece estar sin estrategia. Sin embargo, la lucha de clases continúa, como lo demuestran muchas huelgas y luchas locales a veces victoriosas. Pero durante los últimos diez años, estas resistencias dispersas han luchado por fundirse en un vasto movimiento de resistencia capaz de revertir el equilibrio de poder con el estado y el capitalismo.
La implicación de anarquistas sociales y comunistas libertarios en las luchas sociales es, por lo tanto, más necesaria que nunca. Nuestra tarea es inmensa, no podemos estar satisfechos con lamentaciones derrotistas o, a la inversa, con proclamas triunfalistas que oscurecerían la importancia del trabajo político a largo plazo.
La Unión hace la fuerza
A pesar de que actualmente se encuentra en dificultades, el movimiento social y sindical, sigue siendo un actor clave en la construcción de un posible contraataque. Porque reúne a la mayoría del proletariado en toda su diversidad, ya sea en empresas o barrios. Porque es el embrión de una posible apropiación colectiva de los medios de producción sin la cual no hay una revolución anticapitalista concebible.
Es por eso que los comunistas libertarios y los anarquistas sociales lo convierten en el vehículo esencial de su estrategia revolucionaria. Sin formar una facción de maniobras, se esfuerzan por lograr prácticas federalistas, autogestionadas, antipatriarcales y antirracistas. Ellas y ellos defienden una política de construir luchas por la base, lejos de la rutina burocrática dirigista, de ilusiones electorales como de la agitación ultraizquierdista encantadora y su mañana.
Sin embargo, la corriente libertaria no puede limitarse a actuar de forma anónima dentro del movimiento social y sindical. También es responsable de desarrollar una organización que dé visibilidad al proyecto anticapitalista y de autogestión que llevamos a cabo.
Un proceso delimitado
Es en estas observaciones compartidas que AL y la CGA comenzaron, desde febrero de 2018, un proceso de discusión con miras a un posible acercamiento de nuestras organizaciones.
Un debate interminable se haría vacío. Por lo tanto, AL y CGA han desarrollado una hoja de ruta precisa con sucesivos puntos de discusión y puntos de verificación, pensados para garantizar el control colectivo del proceso. Debería durar alrededor de un año y, si termina, daría pie a un congreso conjunto que decidirá si se unifica o no. Un congreso es la elección de un proceso transparente, con la participación de todos, lejos de las negociaciones personales y de tratos bajo la mesa. AL y CGA tienen detrás suyo una historia, un funcionamiento, prácticas, pautas elaboradas colectivamente que solo un congreso tiene la legitimidad para modificarlos.
El proceso de debate entre AL y la CGA puede estar abierto a otros grupos comunistas anarquistas libertarios o revolucionarios.
Alternativa libertaria (AL) y Coordinación de Grupos Anarquistas (CGA)
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