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rebelion.org"Yarmouk es como una herida que no se puede curar"
El
segundo día de mi estancia en Málaga fui invitada a un recital de piano
de un refugiado palestino. Al principio no le di mucha importancia:
pensé que tocaría algunas piezas de Mozart, Bach y otros clásicos. Así
que llegué al evento pensando que sería una velada de música clásica. Y
me llevé una gran sorpresa.
Ayham toco algunas piezas clásicas,
pero hubo mucho más. Tocó algunas piezas que había escrito el mismo, con
letra en árabe. Son piezas que hablan de las cosas a las cuales los
refugiados se tienen que enfrentar en los campamentos. También se
proyectó un documental acerca de su vida y las cosas que tuvieron lugar
en el campamento de Yarmouk cuando él estuvo ahí. Ahora vive en
Alemania, y va de gira por toda Europa con sus conciertos, no solo
haciendo pasar un rato agradable a los espectadores, pero también
transmitiendo un mensaje importante al mundo como portavoz de aquellos
que no la tienen. Tuve la suerte de conocerlo en persona después del concierto y poder hablar con él para pedirle una entrevista. La entrevista se hizo por whatsapp, ya que estaba de gira y tuvo que marcharse de Málaga de madrugada después del concierto.
-¿En qué momento se dio cuenta que la música era un aspecto importante de su vida?
-Mi padre empezó a enseñarme a tocar el piano cuando tenía 5 años. Me apoyó todo el tiempo, e incluso me matriculó en una escuela de música para que aprendiera más. Desde entonces toco 4 horas al día. Ahora está en mi sangre. Más tarde, pudimos abrir nuestra propia tienda de música, lo que hizo que la música fuera algo aún más concreto en mi vida, y que entre mis amigos fuera conocido como el músico.
La música se hizo todavía más importante con la llegada de la guerra; era una pequeña ventana de esperanza.
-¿Durante la guerra, como le ayudó la música a superar tiempos tan difíciles, en los que encontrar algo de esperanza no es fácil?
-Al principio no había mucha esperanza. Después de todo, éramos refugiados en el campo de Yarmouk. No podíamos volver a nuestra tierra, y vivíamos en medio de una guerra. Pero tenía que encontrarlo en algún lugar, y tenía que agarrarme a ello con toda mi alma. Sin optimismo, sin esperanza, eso puede matar a alguien. Quizás no literalmente, pero de manera figurada no sería capaz de seguir. En ese momento estaba recién casado y tenía dos niños recién nacidos, Ahmad and Kenan, así que tenía que encontrar un resquicio de esperanza en todo ello. Nunca olvide que nosotros, como palestinos, siempre encontramos un rayo de esperanza.
Pero estaría mintiendo si dijera que tengo más esperanza ahora que tenía entonces, cuando vivía en el campamento. Cuando llegué a Europa vi la negatividad que tenían acerca de los derechos humanos. Es como una batalla. Y si, nos movilizamos para conseguir más derechos humanos, pero yo veo como estamos cayendo en un agujero negro.
-Usted ha tocado ya en toda Europa. ¿Le gustaría tocar en otros lugares?
-Palestina. En Ramallah, en cualquier lugar. La música que toco es un poco diferente de la música tradicional a la cual estamos acostumbrados, pero sería maravilloso poder tocar y cantar ahí también.
También volvería a Yarmouk simplemente para poder tocar música y cantar ahí otra vez con todo el mundo. Esto siempre lo tengo en mente. Yarmouk es como una herida que no se puede curar. Siempre pensamos que la tendríamos, que se quedaría con nosotros.
-¿Cómo se siente cuando hace estos conciertos en los que no solo toca música, sino que también traslada a los espectadores una idea de lo que ocurrió en Yarmouk, de la vida de los refugiados, no solo en Yarmouk, pero en general?
-Es duro ir a tantos lugares en tan poco tiempo. Pero ver a la gente morir como las hojas que caen de los árboles en otoño, y ver tantos jóvenes arrestados, uno de ellos mi hermano; en comparación con ellos en realidad no hago tanto. No hago nada si piensa realmente en todo lo que ellos tienen que aguantar.
Pero el hecho es que el mundo está muriendo sin que se oiga sus voces. Ahora somos solo cifras en las noticias. Y a través de la música explico que son seres humanos que están muriendo. No somos solo números en un periódico, somos seres humanos. 1000 personas murieron en Ghoota: ¿sabe lo que significa ese número? Si los alinea uno por uno, es como 6 autobuses llenos.
Es un poco diferente cuando se especifica algo en las canciones. Cuando se cita el nombre de alguien se hace un poco más personal, un poco más real. Se puede decir que 2000 personas fueron arrestadas en Yarmouk por ser activistas, por creer en su causa, pero sería más efectivo citarlos por su nombre, y las cosas que ocurrieron a estas personas, como por ejemplo la historia de Abu Mahmoud. O lo que ocurrió a gente como Mahmoud Tamim, Niraz Saied y Alaa Ahmad simplemente porque dieron asistencia médica a alguien, o porque estaban trabajando para la causa palestina. Es entonces cuando se hace más real.
Organizar y tocar en esos conciertos es como limpiar mi alma de la culpa porque la última persona con derecho a hablar de nuestra patria es la que se ha ido. Esto es para recordarle a Europa y al mundo que estamos aquí, que somos una nación entera con nuestra propia cultura e historia. También creo que a Europa le gusta ver algo nuevo y diferente; atrae su atención. Mis conciertos introducen la diversidad de nuestra música y al mismo tiempo, nuestra causa. También creo que esto es un lugar en el que puedo crecer y prosperar.
-¿Cuáles son sus planes y esperanzas para el futuro?
-Una esperanza para el futuro seria poder finalmente vivir en paz. Dejar de ser un desplazado. Conseguir un pasaporte y nunca más ser llamado un refugiado. Siempre seremos refugiados, pero un día volveremos. No sé cuándo, pero volveremos.
En cuanto a mis planes, estoy trabajando con el pianista de jazz Edgar Knecht en la grabación de ‘Keys to Friendship’, que puede encontrar en Youtube.
Creo
que los palestinos en general, no solo los músicos, soñarán siempre de
un lugar donde encontrar la esperanza, un lugar donde se pueden
encontrar y redescubrirse; y yo soy una de estas personas.
* La entrevista es un poco larga, pero muy agradable. Y como aclaración,
Abu Mahmoud era un señor mayor en el campamento de Yarmouk que iba todos
los días a buscar agua en un arroyo para su familia. Mahmoud Tamim
es un refugiado palestino que desapareció en 2015; Niraz Saied, el
“Fotógrafo de Yarmouk” fue arrestado en 2015, y Alaa Ahmad lleva 5 años
en la cárcel. Traducción al español de: Catherine Germann Briest.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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