Dos
de los temas más controvertidos en la historia de los Incas son los que
tienen que ver con el nombre y el origen de la madre de Atahualpa. Para
algunos cronistas españoles de aquellas épocas de la conquista, se
llamaba Tocto Coca Palla (Señora Ave Mansa), para otros, Tupa Coca Palla
(Señora Resplandeciente). Coca en quechua significa “mujer joven” y palla “señora noble”, por lo tanto, Coca y Palla no tienen significados de nombres propios sino de apelativos.
Los que sí pueden ser nombres propios son Tocto y Tupa. Los dos responden a las ideas míticas de la época del Tahuantin Suyo. Tocto, tendría que ver, probablemente, con la creencia del antepasado totémico del clan real, el halcón; el otro, Tupa, está relacionado con la luz del sol o la luna.
Según Juan de Betanzos, Tocto Ocllo, era esposa de Yamque Yupanque y prima de Huaynacapac , y, Atahualpa, hijo de una señora del Cuzco, llamada Palla, de la línea de Pachacuti, también prima de Huaynacapac. Betanzos contrajo matrimonio con Cusi Rimay, llamada por los españoles doña Angelina, quien fue esposa principal de Atahualpa. La cercanía de Betanzos con la élite inca, permite presumir que este cronista tuvo acceso a una información veraz.
Cieza de León, por su parte, sostiene que Atahualpa era hijo de una india Quilaco, Topa Palla. Si una parte de la nobleza cuzqueña fue partidaria de Huáscar en la guerra fratricida, cabe suponer que la información que brindó a Cieza, pudo obedecer a alguna consigna para restar a Atahualpa derechos a la maska paycha o borla real. Tupa (o Topa) es un nombre quechua de la nobleza inca, y no de los indígenas cayambi de Cochasquí.
Más allá de los cronistas, hay una fuente testimonial escrita. Villanueva Urteaga, en el prólogo a la Suma y Narración de los Incas, refiere que en escritura pública de 1566, Betanzos declara que habiendo contraído matrimonio con doña Angelina Coya, mujer principal que fue de Atahualpa, “llevó ella como bienes nupciales crecida cantidad de hacienda.” Entre ellos constan dos terrenos (topos), ubicados en un sitio denominado Chuquibamba, en el Cuzco, que lindan con tierras de Tupa India y Guaynaccagua. Estos nombres corresponden a Tupa Palla y a Huaynacapac. Vemos, entonces, a los dos viviendo juntos en Cuzco. ¿Qué pasó después?
Se sabe por las crónicas, que los incas acostumbraban viajar con sus pallas preferidas por los territorios conquistados. Podemos pensar que Tupa Palla y su hijo Atahualpa acompañaron a Huayna Cápac en la pacificación de los territorios del norte. En el plano hipotético, Tupa Palla debió dispensar mercedes a los indígenas, por eso en Tisaleo (provincia de Tungurahua) el ritual más importante es el de la Inca Palla, y entre los de la parroquia de La Merced, los pobladores aún confeccionan, cada año, una enorme mujer, vestida de un blanco resplandeciente a la que llaman Tupa Palla. Vanos fueron los esfuerzos de los curas católicos por cambiar el nombre de Tupa Palla por el de la Virgen de la Merced.
Ileana Almeida: Filóloga, profesora universitaria y escritora. Entre sus libros figura Mitos cosmogónicos de los pueblos indígenas del Ecuador.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
Los que sí pueden ser nombres propios son Tocto y Tupa. Los dos responden a las ideas míticas de la época del Tahuantin Suyo. Tocto, tendría que ver, probablemente, con la creencia del antepasado totémico del clan real, el halcón; el otro, Tupa, está relacionado con la luz del sol o la luna.
Según Juan de Betanzos, Tocto Ocllo, era esposa de Yamque Yupanque y prima de Huaynacapac , y, Atahualpa, hijo de una señora del Cuzco, llamada Palla, de la línea de Pachacuti, también prima de Huaynacapac. Betanzos contrajo matrimonio con Cusi Rimay, llamada por los españoles doña Angelina, quien fue esposa principal de Atahualpa. La cercanía de Betanzos con la élite inca, permite presumir que este cronista tuvo acceso a una información veraz.
Cieza de León, por su parte, sostiene que Atahualpa era hijo de una india Quilaco, Topa Palla. Si una parte de la nobleza cuzqueña fue partidaria de Huáscar en la guerra fratricida, cabe suponer que la información que brindó a Cieza, pudo obedecer a alguna consigna para restar a Atahualpa derechos a la maska paycha o borla real. Tupa (o Topa) es un nombre quechua de la nobleza inca, y no de los indígenas cayambi de Cochasquí.
Más allá de los cronistas, hay una fuente testimonial escrita. Villanueva Urteaga, en el prólogo a la Suma y Narración de los Incas, refiere que en escritura pública de 1566, Betanzos declara que habiendo contraído matrimonio con doña Angelina Coya, mujer principal que fue de Atahualpa, “llevó ella como bienes nupciales crecida cantidad de hacienda.” Entre ellos constan dos terrenos (topos), ubicados en un sitio denominado Chuquibamba, en el Cuzco, que lindan con tierras de Tupa India y Guaynaccagua. Estos nombres corresponden a Tupa Palla y a Huaynacapac. Vemos, entonces, a los dos viviendo juntos en Cuzco. ¿Qué pasó después?
Se sabe por las crónicas, que los incas acostumbraban viajar con sus pallas preferidas por los territorios conquistados. Podemos pensar que Tupa Palla y su hijo Atahualpa acompañaron a Huayna Cápac en la pacificación de los territorios del norte. En el plano hipotético, Tupa Palla debió dispensar mercedes a los indígenas, por eso en Tisaleo (provincia de Tungurahua) el ritual más importante es el de la Inca Palla, y entre los de la parroquia de La Merced, los pobladores aún confeccionan, cada año, una enorme mujer, vestida de un blanco resplandeciente a la que llaman Tupa Palla. Vanos fueron los esfuerzos de los curas católicos por cambiar el nombre de Tupa Palla por el de la Virgen de la Merced.
Ileana Almeida: Filóloga, profesora universitaria y escritora. Entre sus libros figura Mitos cosmogónicos de los pueblos indígenas del Ecuador.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
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