Servicio Cívico Voluntario en Valores en Argentina: A medio camino de cualquier cosa útil
En
Argentina estamos en época de elecciones y se nota. Ahora, a fin de
captar el voto sensible del electorado de la coalición gobernante
Cambiemos/Con vos, voto conservador, amante del orden y mayor de 50
años, se dispuso la creación del Servicio Cívico Voluntario en Valores a
través de la Resolución 598/2019 del Ministerio de Seguridad de la
Nación.
Sin embargo y pese a que ya hay más de 50000
inscriptos y que es una medida celebrada por algunos, no deja de ser
poco práctica a los fines de los intereses del país. Como este gobierno
nos tiene acostumbrados, es sólo otra medida generadora de un show
mediático destinado a su público/electorado.
El Servicio Cívico Voluntario en
Valores es una mala amalgama entre dos útiles políticas totalmente
diferentes: El Servicio Cívico Obligatorio y el Servicio Militar
Obligatorio.
Servicio Cívico Obligatorio
El servicio cívico obligatorio es un planteo muy
interesante y antiguo cuyo fin es devolver los beneficios que los
ciudadanos han obtenido por parte del Estado y volcarlos al resto de la
comunidad. Esto se entiende en cuanto en Argentina disponemos de salud y
educación gratuitas, incluida la universitaria, la que es arancelada en
la gran mayoría de los países del mundo.
A la universidad pública, si bien es gratuita, no
pueden acceder todos: o porque son muy pobres y no les alcanzan las
becas de ayuda económica para libros y apuntes de estudio, o porque por
la distancia no pueden concurrir (alquileres, manutención). Sin embargo,
la universidad pública es solventada con impuestos, principalmente
indirectos como el IVA (impuesto al valor agregado) fundamentalmente de
bienes de consumo. Y quienes en mayor proporción abonan el IVA, respecto
a sus ingresos, son los sectores más pobres, que, paradójicamente, son
quienes menos pueden acceder a la educación universitaria.
Por ello el Servicio Cívico es una
buena herramienta de concientización (más que de utilidad práctica) que
sirve a la cohesión social, al educar que el bienestar particular se
debe, en gran medida, a la vida en sociedad y no tanto a aspectos
individualistas o meritocráticos.
Por supuesto, la utilidad concreta de esta
política se basa en que sea obligatoria, para todos los que han cursado
estudios universitarios, por ejemplo, destinando gratuitamente sus
servicios en alguna institución o voluntariado.
En el mundo Francia toma una iniciativa similar,
obligatoria pero militarizada, lo cual ya está presentando problemas con
sus FFAA. Otro ejemplo son los voluntariados universitarios en
Argentina, donde los estudiantes pueden sumarse a iniciativas de ayuda a
la comunidad.
Servicio Militar Obligatorio
El servicio militar obligatorio en Argentina
estuvo vigente desde 1902 hasta 1995. Desde 1958 la conscripción se
realizaba a los 18 años. El apogeo se dio a mediados de los años 80,
donde cerca de 100.000 conscriptos lo cumplían (de 300.000 estimados por
clase). Las ausencias estaban motivadas por sorteo “número bajo”,
exceptuados legales (sostén de familia), evasiones (principalmente de
adinerados), homosexuales excluidos y por quienes realizaban el servicio
social sustitutorio (aquellos que por objeción de conciencia realizaban
otras tareas no militares).
El profesionalismo de las fuerzas armadas se
diluía con los maltratos a los conscriptos, físicos, psicológicos,
antisemitas y homofóbicos o por la realización de tareas no militares
(ser asistentes en el hogar de los superiores, etc.). Quienes hacían la
conscripción eran generalmente varones pobres y de clase media,
lesionando la cohesión social.
Mamarracho llamado Servicio Cívico Voluntario en Valores
De la misma manera que el fin del servicio militar
obligatorio en Argentina tuvo un objetivo electoral (la reelección del
entonces Presidente Carlos Menem), hoy la instauración del Servicio
Cívico Voluntario en Valores pretende confirmar al núcleo duro del
electorado y persuadir a los ideológicamente cercanos con el gobierno
del Presidente Mauricio Macri.
Este proyecto es dejado en manos de la Gendarmería
Nacional, Fuerza a cargo de la seguridad de las fronteras y que ha
devenido en una suerte de policía federal que realiza controles de
tránsito en rutas nacionales y represión de manifestantes.
Se pretende que la Gendarmería Nacional instruya a
jóvenes de entre 16 y 20 años (pobres, por supuesto, que son los que
van a concurrir), sobre “valores democráticos y republicanos”. Por más
buena voluntad, ningún Arma de las FFAA puede brindar formación
democrática porque no están preparados para eso; para ello están
docentes, politólogos, sociólogos, etc. Se plantea también que la Fuerza
brindará “estímulo a la finalización del ciclo educativo obligatorio y
la promoción del desarrollo de habilidades para el trabajo, culturales,
de oficios y deportes…”. Para ello están eficientes escuelas de
capacitación laboral, que promueven a miles de jóvenes en artes y
oficios que, lamentablemente luego no podrán ejercer debido a la crisis
económica.
El Anexo I de la Resolución 598/2019
del Ministerio de Seguridad de la Nación operativiza la normativa,
impeliendo a la Gendarmería Nacional a establecer la duración y
periodicidad de cada módulo formativo, también a determinar los predios
donde se desarrollarán las actividades del Servicio Cívico Voluntario en
Valores.
Por supuesto, un problema más a la Gendarmería
Nacional, que ya está precarizada realizando labores policiales, para
sumarle ahora tareas que el Estado ha abandonado, como es la educación y
la promoción social.
Este proyecto trata de suplir las carencias
producto de las políticas de empobrecimiento generalizado tomadas por el
gobierno del Presidente Macri y satisface el deseo de parte del
electorado que ve a las FFAA como un reformatorio de jóvenes que no
estudian ni trabajan (siempre y cuando no sean sus hijos). La inserción
laboral, desarrollo de potencialidades personales y satisfacción de
derechos y garantías, como pretende el Proyecto, se logran cuando los
ciudadanos cuentan con un empleo bien remunerado y una situación
económica general del país que permite el progreso personal y colectivo.
Servicio Civil Obligatorio o Servicio Militar Obligatorio en Argentina
Esta medida tomada con un exclusivo fin electoral podría ser perfeccionada en el futuro, quitándole su sesgo de ambigüedad.
Del Servicio Civil Obligatorio ya hemos explicado las ventajas que brinda.
El servicio militar obligatorio, que en Argentina
está suspendido, no derogado, podría implementarse teniendo como base al
modelo de reclutamiento de las Fuerzas de Defensa de Israel,
perfeccionado y adaptado a nuestra realidad:
- Servicio obligatorio para ambos sexos.
- Permanencia igual para hombres y mujeres.
- Sin distinción por orientación sexual, plena incorporación del colectivo LGBTTTIQ.
- Remunerado.
- Servicio laico, prescindiendo de capellanes eclesiásticos y todo carácter religioso.
- Eliminación del principio de neutralidad política de las FFAA (mentira que sirvió para ejecutar golpes de Estado).
- Vinculación de la elección del Arma a la cual el conscripto desea pertenecer con las prioridades y necesidades de las FFAA.
- Incorporación de casados o concubinos.
- Continuar con la incorporación de conscriptos con hijos.
- Posibilidad de radicación de familias de conscriptos en zonas donde se requiere población.
- Sin excepciones por riqueza o nivel educativo
- Descentralización y desconcentración de la formación. Hoy, por ejemplo, sólo existe una institución de formación de oficiales, el Colegio Militar de la Nación, en el Gran Buenos Aires.
La reinstauración de un nuevo modelo de
Servicio Militar Obligatorio en Argentina permitiría fomentar la
cohesión social, eliminar el conservadurismo inútil de nuestras FFAA,
resolver la dicotomía planteada entre servicio militar obligatorio y
profesional (como si por ser obligatorio no pudiera ser profesional, v.
gr. FDI.) y contar con una interesante herramienta de disuasión militar
para un país pobre como el nuestro, que no cuenta por ahora con recursos
para un equipamiento eficaz.
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