domingo, 19 de abril de 2020

Putin y Trump vs El Nuevo Orden Mundial: la batalla final


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Putin y Trump vs El Nuevo Orden Mundial: la batalla final 


Traducido por el equipo de Sott.net en español

Vivimos tiempos emocionantes.
Lo desconocido que nos espera a todos es a la vez estimulante y aterrador. Excitante a largo plazo, pero más bien aterrador a corto plazo. Al final, todos los imperios mueren y estamos en la fase terminal del Nuevo Orden Mundial que no se recuperará por su afinidad al juego de la ruleta rusa, ya que Vladimir Putin depositó un arma cargada que la ruleta se encargó de disparar.
putin trump
Las últimas semanas pusieron todo en su lugar para la última batalla. Son tantos los hechos y eventos donde quiera que miremos, que trataré de esmerarme al máximo para seguir siendo metódico en esta complicada exposición. Les ruego tengan paciencia conmigo, me he afanado durante tres semanas con este artículo debido a la insana cantidad de detalles adicionales que nos proporcionan a diario. Puede que haya sido un mal momento para dejar de fumar, pero disfruto de este desafío.
La caída del dólar
Algo de contexto se hace impostergable. El concepto del Nuevo Orden Mundial no es otra cosa que el deseo de un puñado de banqueros internacionales persiguiendo su ansia por gobernar económica y políticamente a todo el planeta como si de una familia feliz se tratara. Comenzó en 1773 y atravesó cambios importantes a lo largo de los años, pero el concepto y el objetivo no han cambiado ni un ápice. Desafortunadamente para ellos, los bancos internacionales que han estado saqueando el planeta mediante el dólar americano desde 1944 se ven ahora amenazados por la hiperinflación, ya que su máquina de acuñar ha estado rotando durante años para cubrir sus absurdos gastos por alimentar las guerras del petróleo y los recursos que todos han perdido en última instancia. Para prevenir esta próxima hiperinflación generaron un ataque de virus en cuatro países (China, Irán, Italia y ahora los Estados Unidos) para sembrar el pánico en la población con la preciosa ayuda de sus ignominiosos medios de comunicación. A pesar de que este coronavirus no es diferente de cualquiera de los nuevos virus que atacan a los humanos cada año, el miedo de los medios de comunicación ha contribuído a que la gente se aisle voluntariamente, presa del miedo y el terror. Algunos perdieron sus trabajos, las empresas caen en bancarrota, el pánico precipitó una caída de la bolsa de valores que vació carteras y activos resultando en unos pocos billones de dólares virtuales fuera del mercado para liberar la presión sobre la moneda.
Stock exchange
Hasta aquí, todo bien, pero por lo demás todo salió mal en este desesperado y definitivo banzai. El mejor virólogo del planeta confirmó que la cloroquina estaba siendo utilizada por los chinos con resultados espectaculares en la cura de los pacientes, luego mejoró su poción mágica añadiendo un antibacteriano neumónico llamado enzitromicina, y salvó a sus primeros mil casos, salvo uno. Donald Trump impuso inmediatamente el mismo tratamiento y emprendió una lucha contra su propia Administración Federal de Drogas, la cual está comprada y dirigida por el Estado Profundo.
Todos los medios de comunicación se vieron forzados a mencionar el Elixir Milagroso del Dr. Didier Raoult, lo que firmó la sentencia de muerte respecto de nuestra confianza en todos los gobiernos occidentales, sus agencias médicas, la Organización Mundial de la Salud y los medios de comunicación en su intento por destruir la impecable reputación del doctor, mientras inventaban repentinos "efectos secundarios peligrosos" refiriéndose a una droga prácticamente inofensiva a la que se ha recurrido durante sesenta años en el tratamiento de la malaria. Sin ir más lejos, en Alemania el Dr. Wolfgand Wodarg, un doctor renombrado a nivel internacional, señaló que la trama artificialmente creada del pánico resultaba totalmente inútil, ya que este virus no es diferente de los que nos afectan cada año.
Esta ha sido una asombrosa victoria para Trump y para la población en general a través de los medios sociales, quienes expusieron juntos las patológicas mentiras de los canales de comunicación oficiales de cada país del Nuevo Orden Mundial. De hecho, la credibilidad de estos gobiernos títeres se ha desvanecido en el aire, y del ojo de la tormenta; Italia seguramente saldrá de la UE justo después de la crisis, lo que desencadenará un efecto dominó que se extenderá a todos los países de la UE y a los miembros de la OTAN. Amigos míos, el globalismo está muerto y listo para la cremación.

Trumps react to letter from Putin
La reacción de Trump ante una carta de Putin:
"Esta carta de Putin es muy elocuente; son tan correctas sus ideas. Espero que ambas partes podamos llevar a cabo estas ideas y que no tengamos que viajar por distintas rutas."
Cavando el abismo
Los bancos internacionales no lo vieron venir en 1991, época en la que dominaban el 95% del planeta tras la caída de la Unión Soviética. Parecía que nada podía detener su última misión para completar su sueño orwelliano: destruir unos pocos países en el Medio Oriente, ampliar Israel, y hacerse con el control total del mercado mundial del petróleo, la última pieza de su rompecabezas de Xanadú en el que han estado trabajando durante todo un siglo a partir de la declaración de Balfour en 1917.
Cuando Vladimir Putin se hizo cargo de Rusia, ninguna señal predecía que lo haría mejor que el borracho al que había sustituido. Un exoficial de la KGB parecía una elección más impulsada por la nostalgia que por la ideología, pero Putin tenía muchas más ventajas a su favor que se notaban a primera vista: patriotismo, humanidad, sentido de la justicia, astucia, un amigo economista llamado Sergey Glazyev, un genio que despreciaba abiertamente el Nuevo Orden Mundial, pero sobre todo personificaba la reencarnación de la ideología rusa, perdida hace mucho, sobre la independencia política y económica total. Después de unos años dedicados a drenar el pantano ruso de los oligarcas y la mafia que su desafortunado predecesor había dejado atrás junto a un rastro de botellas vacías, Vlad se arremangó y se puso mano a la obra.
Debido a que sus oponentes habían estado saqueando el planeta durante 250 años gracias a la práctica de una colonización asegurada por el dominio militar, Vlad sabía desde el principio que le tocaba construir una máquina militar invencible. Y lo hizo. Se le ocurrieron diferentes tipos de misiles hipersónicos que no se pueden detener, los mejores sistemas de defensas del planeta, los mejores sistemas de interferencia electrónica y los mejores aviones. Luego, con el fin de asegurarse de que una guerra nuclear no fuera una opción, se le ocurrió algo parecido al elemento del que están hechas las pesadillas, como el Sarmat, el Poseidón y el Avangard, todos ellos ineludibles y capaces de destruir cualquier país en cuestión de unas pocas horas.
Putin
El presidente ruso Vladimir Putin, en el centro, con un ademán mientras habla durante una reunión anual con altos oficiales militares en el Centro de Control de la Defensa Nacional en Moscú, el 24 de diciembre de 2019. Putin declaró a Rusia como el único país del mundo en poseer armas hipersónicas, aunque su gasto militar sólo represente una fracción del presupuesto militar de los Estados Unidos. El Ministro de Defensa ruso Sergei Shoigu, izquierda, y el Jefe del Estado Mayor de Rusia Valery Gerasimov, derecha, asistiendo a la reunión.
Con el nuevo e inigualable arsenal, Putin podría derrotar cualquier fuerza de la OTAN o de sus apoderados, tal y como lo hizo a partir de septiembre de 2015 en Siria. Demostró a todos los países que la independencia del sistema bancario del Nuevo Orden Mundial era ahora una cuestión de elección. Putin no sólo ganó la guerra de Siria, sino que se ganó el apoyo de muchos países del Nuevo Orden Mundial, quienes cambiaron de bando repentinamente al darse cuenta de lo invencible que se había vuelto Rusia. A nivel diplomático, también consiguió contar con la poderosa China que se puso de su lado, y luego se las arregló para proteger a los productores independientes de petróleo como Venezuela e Irán, mientras que líderes como Erdogan de Turquía y Muhammad Ben Salman de Arabia Saudita decidieron ponerse del lado de Rusia, país que no sólo exhibe la mejor mano de póquer, sino que la baraja de cartas al completo.
Llegamos a la conclusión de que Putin controla ahora el todopoderoso mercado del petróleo, el inevitable recurso energético que lubrica las economías y los ejércitos, mientras que la OTAN de los banksters se queda impotente ante la falta de recursos para su recuperación. Con los increíbles resultados que Putin obtuvo en estos últimos cinco años, parece de repente que el Nuevo Orden Mundial se va desmoronando igual que un castillo de naipes. El Imperio banquero viene padeciendo una enfermedad terminal desde hace cinco años, y ahora echa mano de la morfina sin apenas darse cuenta de lo que está pasando.
Tragedia y esperanza
Como no hay esperanza de iniciar la Tercera Guerra Mundial que se da por perdida de antemano, el último banzai surgió de los arbustos en forma de virus y la consiguiente creación mediática de una falsa pandemia. El objetivo principal era evitar una hiperinflación catastrófica de la enorme masa de dólares americanos que ya nadie quiere para ganar tiempo e implementar su criptomoneda mundial virtual, como si estos banqueros que fallan crónicamente todavía tuvieran alguna legitimidad como para seguir controlando nuestro dinero. Al principio parecía que el plan podía funcionar. Fue entonces cuando Vlad sacó su revólver para iniciar el juego de la ruleta rusa, y los banqueros se volaron los sesos al presionar el gatillo.
Convocó una reunión con la OPEP y aniquiló el precio del petróleo al negarse a reducir la producción de Rusia, marcando el barril a menos de 30 dólares. Sin pensárselo dos veces y con menos remordimientos aún, Vlad puso fin a la costosa producción petrolífera de Occidente. Todos los dólares que habían sido retirados del mercado tuvieron que ser reinyectados por la Reserva Federal y otros bancos centrales para evitar una caída y el desastre final. A estas alturas, nuestros queridos banqueros se han quedado sin soluciones.
Trump también se metió con los gánsteres de corbata. Mientras los medios de comunicación evitaban el tema de la cloroquina, una antigua píldora diseñada para curar la malaria, Trump impuso a la FDA el uso de esta droga para salvar a los pacientes estadounidenses infectados. Los medios de comunicación no tuvieron más remedio que hablar de ello, lo que provocó una reacción en cadena: los directores generales de las grandes farmacéuticas fueron despedidos porque acababan de perder el contrato de la vacuna, países como Canadá parecían tontos genocidas por no utilizar el medicamento barato e inofensivo, mientras que un acto de lo más criminal y escandaloso que pudiera cometer un gobierno fue expuesto a plena luz: ¡el gobierno de Macron proclamó el pasado mes de enero que la cloroquina era perjudicial y restringió su uso apenas un par de semanas antes del estallido de la falsa pandemia! La ruleta rusa es un juego popular en los gobiernos occidentales de nuestros días.
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El sábado 28 de marzo, Rusia anunció su propio brebaje para acabar con el coronilla basándose en la poción mágica del Dr. Raoult. Otro golpe cosaco, esta vez a la principal vena yugular de las grandes farmacéuticas, mientras que la mayoría de los países occidentales se ven obligados a implementar el tratamiento del buen doctor, o tragarse la bofetada de una píldora rusa que acude al socorro de sus ciudadanos. En estos momentos, Putin está participando en el negocio de salvavidas: en la última semana de marzo, envió 15 aviones militares repletos de médicos y suministros directamente al norte de Italia después de que un avión de ayuda de China fuera interceptado por la República Checa. Estamos a punto de enterarnos de lo mucho que los países europeos temen que China o Rusia descubran la verdad en la región de Lombardía, donde la gente no está muriendo por algún que otro bicho del coronavirus, sino probablemente por un cóctel híbrido mortal de dos vacunas anteriores para la meningitis y la gripe que fueron inyectadas en distintas campañas de vacunación por separado.
El remate
Antes comentaba las noticias increíbles que nos llegan a diario. Bueno, el domingo 29 de marzo, la más sorprendente de todas cayó como una tonelada de ladrillos en los medios sociales: los espectadores confinados se enteraron de que Trump había tomado el control de la Reserva Federal, de cuya gestión se ocupan ahora dos representantes del Tesoro del Estado. De todas las noticias locas del último mes, esta es de lejos la mejor y la más impactante. Después de tres años en el poder, Trump finalmente ha cumplido su promesa electoral de sacar a los bancos privados de los asuntos públicos de los EE.UU., poniendo fin a un siglo de explotación de los ciudadanos estadounidenses. Puso al infame grupo de inversiones Blackrock en la adquisición de importantes corporaciones para la Reserva Federal, lo que significa que está nacionalizando parte de la economía, mientras evita la caída del mercado al implicar a importantes inversores privados en el trato.
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El presidente Donald Trump señalando a Jerome Powell, su candidato para la presidencia de la Reserva Federal de EE.UU. en la Casa Blanca, el 2 de noviembre de 2017
Este movimiento tan audaz llega en un momento crucial, y nos enfrenta a la realización de que Vladimir Putin y Donald Trump están unidos y que han llevado a la humanidad hasta la encrucijada del Nuevo Orden Mundial y la libertad. Como he dicho muchas veces, creía que el mundo cambiaría profundamente entre 2020 y 2024, porque estos serían los últimos cuatro años de estos dos héroes en el poder político de sus naciones.
El Nuevo Orden Mundial se enfrenta a los dos países más poderosos del planeta, y esta orquestada pandemia lo cambió todo. Mostró lo desesperados que están los banqueros, y si no queremos acabar con cabezas nucleares volando en ambas direcciones, ahora es el momento cuando Putin y Trump tienen que detenerlos: acabar con el BIS, el Banco Mundial, el FMI, el Banco Central Europeo, la UE, la OTAN, ahora mismo. Nuestro mundo no será perfecto, pero podría mejorar mucho y pronto.
La Resurrección de Pascua está al caer. ¡Podría ser un evento bíblico!

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